San Juan 2, 1 - 11
- El Matrimonio: no es sólo un Sacramento, sino un estado sacramental. Cuando dos creyentes se casan por la Iglesia, lo que buscan es convertir su Amor en Sacramento, es decir, en signo o señal del Amor que Dios vive hacia sus criaturas. Esto es lo que los novios quieren decir con su gesto en el momento de la boda: «Nosotros nos queremos con tal hondura y fidelidad, con tanta ternura y entrega, de manera tan total, que nos atrevemos a presentaros nuestro Amor como “Sacramento”, es decir, como signo del Amor que Dios nos tiene y que queremos prolongar.
- El Amor: es un «vino» que comienza a escasear. Pero no lo olvidemos. Sin este «vino» no es posible la verdadera alegría entre los esposos. Un «vino» que sólo lo saborean quienes han creído en el Amor gratuito de Dios Padre y viven animados por un espíritu de verdadera fraternidad. Sólo si se dispone, y en abundancia, de este vino se pueden celebrar estas bodas.
- La Fe: se despierta y aviva en nuestro corazón cuando somos capaces de captar en medio de la vida signos que nos invitan a abrirnos al misterio de Dios. Según el evangelista, la fe de los discípulos comenzó a crecer cuando pudieron ver “los signos” que Jesús inició en la aldea de Caná.
REFLEXIÓN
No es fácil vivir en el amor para unos esposos. Pero hoy la Liturgia nos recuerda dicho Amor. Nos lo recuerda para que también nosotros seamos fieles al Amor de Cristo. Fidelidad y amor se unen, como una es la Iglesia a la que todos pertenecemos y debemos sentirnos útiles y activos en la misma.
Las bodas de Caná nos recuerdan el Amor de María, siempre atenta a ver las necesidades de los demás, y el Amor de Jesús que no duda en manifestar en Caná el Amor de Dios. En cada Eucaristía también se hace presente el Amor de Dios que convierte nuestras realidades de la vida en Sacramento de Salvación.
Que vivamos con la alegría de sentirnos esposados en Cristo y que sepamos vivir el valor de ser fieles a nuestro Bautismo.
PARA LA VIDA
Les presento a Rubén y Carmen. Llevan diez años casados y tienen dos niños muy felices. Van a la iglesia todos los Domingos, son voluntarios en actividades parroquiales, aman a sus padres y ayudan a sus hijos con sus deberes. No se han irrespetado nunca. No han sido infieles. No tienen ninguna adicción. Una pareja feliz que no se está recuperando de nada y no necesita de ninguna terapia.
"Rubén y Carmen, ¿cómo es que ustedes son tan felices? ”No tenemos ninguna queja. Cada día estamos más felices y más fortalecidos y más bendecidos". Nunca nos ha faltado el vino de la alegría, la animación, abundancia y vida.
Según el Evangelio de hoy, esta es una pareja a la que no le falta el vino del Amor porque lo encuentra en el Señor, en la fe.
A partir del próximo martes 22 de Enero se reinician todas las actividades de manera normal: atención Oficina, Eucaristías entre semana y Adoración al Santísimo