2° Domingo del Tiempo Ordinario, 20 de Enero de 2013


San Juan  2, 1 - 11
 
 


 Las Bodas de Caná


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  1. El Matrimonio: no es sólo un Sacramento, sino un estado sacramental. Cuando dos creyentes se casan por la Iglesia, lo que buscan es convertir su Amor en Sacramento, es decir, en signo o señal del Amor que Dios vive hacia sus criaturas. Esto es lo que los novios quieren decir con su gesto en el momento de la boda: «Nosotros nos queremos con tal hondura y fidelidad, con tanta ternura y entrega, de manera tan total, que nos atrevemos a presentaros nuestro Amor como “Sacramento”, es decir, como signo del Amor que Dios nos tiene y que queremos prolongar.
  2. El Amor: es un «vino» que comienza a escasear. Pero no lo olvidemos. Sin este «vino» no es posible la verdadera alegría entre los esposos. Un «vino» que sólo lo saborean quienes han creído en el Amor gratuito de Dios Padre y viven animados por un espíritu de verdadera fraternidad. Sólo si se dispone, y en abundancia, de este vino se pueden celebrar estas bodas.
  3. La Fe: se despierta y aviva en nuestro corazón cuando somos capaces de captar en medio de la vida signos que nos invitan a abrirnos al misterio de Dios. Según el evangelista, la fe de los discípulos comenzó a crecer cuando pudieron ver “los signos” que Jesús inició en la aldea de Caná. 

 
REFLEXIÓN
   No es fácil vivir en el amor para unos esposos. Pero hoy la Liturgia nos recuerda dicho Amor. Nos lo recuerda para que también nosotros seamos fieles al Amor de Cristo. Fidelidad y amor se unen, como una es la Iglesia a la que todos pertenecemos y debemos sentirnos útiles y activos en la misma. 
   Las bodas de Caná nos recuerdan el Amor de María, siempre atenta a ver las necesidades de los demás, y el Amor de Jesús que no duda en manifestar en Caná el Amor de Dios. En cada Eucaristía también se hace presente el Amor de Dios que convierte nuestras realidades de la vida en Sacramento de Salvación. 
   Que vivamos con la alegría de sentirnos esposados en Cristo y que sepamos vivir el valor de ser fieles a nuestro Bautismo.
 
PARA LA VIDA
   Les presento a Rubén y Carmen. Llevan diez años casados y tienen dos niños muy felices. Van a la iglesia todos los Domingos, son voluntarios en actividades parroquiales, aman a sus padres y ayudan a sus hijos con sus deberes. No se han irrespetado nunca. No han sido infieles. No tienen ninguna adicción. Una pareja feliz que no se está recuperando de nada y no necesita de ninguna terapia. 
   "Rubén y Carmen, ¿cómo es que ustedes son tan felices? ”No tenemos ninguna queja. Cada día estamos más felices y más fortalecidos y más bendecidos". Nunca nos ha faltado el vino de la alegría, la animación, abundancia y vida. 
   Según el Evangelio de hoy, esta es una pareja a la que no le falta el vino del Amor porque lo encuentra en el Señor, en la fe.


   A partir del próximo martes 22 de Enero se reinician todas las actividades de manera normal: atención Oficina, Eucaristías entre semana y Adoración al Santísimo

1° Domingo del Tiempo Ordinario, 13 de Enero de 2013

San Lucas  3,
 15 - 16 . 21 - 22
      

 El Bautismo del Señor


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  1. El Bautismo: todo bautizado es el hijo esperado sobre el que se posa el Espíritu del Señor. Y así nosotros creyentes somos llamados, como la primera comunidad cristiana, a dar testimonio del camino recorrido por Jesús, que es el único que salva al hombre y lo conduce a la comunión con Dios.
  2. El Padre: Dios Padre busca hacer de la humanidad una familia más justa y fraterna. El mundo debe saber lo bueno que es este Dios que busca y acoge siempre a sus hijos perdidos porque sólo quiere salvar, no condenar. Quien no habla este lenguaje de Jesús, no habla el lenguaje del Amor.
  3. El Hijo: Jesús, al ser bautizado por Juan, escuchó la bendición de Dios: «Tú eres mi Hijo, el amado». También a nosotros nos alcanza esa bendición de Dios sobre Cristo. Cada uno de nosotros puede escucharla en el fondo de su corazón: «Tú eres mi hijo amado». Eso será también este año lo más importante.
  4. El Espíritu: nos hace invocar a Dios como Padre. Necesitamos el divino Espíritu que nos enseñe a pasar de lo puramente exterior a lo que hay de más íntimo en el hombre, en el mundo y en la vida. El divino Espíritu que nos enseñe a acoger a ese Dios que habita en el interior de nuestras vidas y en el centro de nuestra existencia, con sus siete dones. 
 
REFLEXIÓN
   Hoy de nuevo se manifiesta Dios en su Hijo Jesús. Se manifiesta como Siervo que viene a restaurar la justicia y ser luz de las naciones. El viene a liberar, por eso el cristiano debe sentirse liberado desde su bautismo y enviado a ser como Jesús: luz que alumbre a su alrededor con amor. 
   Ser bautizado es optar por luchar en hacer el bien y a favor de los demás. La fiesta del bautismo de Jesús concluye el Tiempo de Navidad. Todo lo que en este tiempo festejamos con gozo que Dios, con la Encarnación de su Hijo, se haya vinculado de manera definitiva a la humanidad; que la venida de Jesús esté determinada por el Espíritu Santo y que Él sea el Hijo del Altísimo.
PARA LA VIDA
   Cuando nacía un niño en una familia india recibía un regalo especial. El padre hacía una pequeña bolsa de cuero, era la bolsa de las medicinas del hijo. La madre metía en la bolsa dos cosas y el padre otras dos. Y se la entregaban al hijo que la guardaba en un lugar especial. 
    Cuando moría, la bolsa de las medicinas también se enterraba con él. Cuando eran capaces de comprender los padres le decían lo que había en la bolsa. 
   La madre siempre ponía un poco de tierra y un trozo de cordón umbilical para recordar a sus hijos que venían de la tierra y de una familia y que nadie se hace a sí mismo. 
   El padre ponía una pluma de ave que había quemado un poco y la mezclaba con las dos cosas de la madre.  La pluma de pájaro simboliza el vuelo y que cada uno tiene que encontrar su lugar en el mundo. Ninguno sabía nunca la segunda cosa que el padre había puesto. Los hijos intentan adivinarlo pero nunca se les decía.

Tiempo de Navidad, 6 de Enero de 2013

                        
San Mateo  2, 1 - 12
 
    


 La Epifanía del Señor


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  1. Epifanía: es la manifestación de Dios. Es la historia de un viaje de ida y vuelta. Dios vino a los suyos en pobreza y debilidad y los suyos no lo reconocieron ni lo recibieron. Este viaje es la Epifanía, la manifestación de Dios a los hombres. La vida del creyente es también la historia de un viaje, un viaje al encuentro de Dios. Si Dios sale a mi encuentro, yo también tengo que salir a su encuentro.
  2. Los Tres Reyes Magos: sabían que era importante seguir la estrella, era su búsqueda personal, su gran oportunidad de encontrarse y adorar al Rey de Reyes. Guiados por el niño Dios, como los tres reyes tenemos que viajar, tenemos que buscar y tenemos que decidir creer en Jesús personalmente y con la gracia de Dios.
  3. El Viaje: en el viaje de la fe hay muchas personas que nos pueden ayudar si somos osados y sabios para preguntar. Todos necesitamos de los demás y en el terreno de la fe necesitamos toda la ayuda que los demás y Dios nos pueden brindar. 
 
REFLEXIÓN
   El relato de los magos ha sido visto por los Padres de la Iglesia como ejemplo de unos hombres que, aun viviendo en las tinieblas del paganismo, han sido capaces de responder fielmente a la luz que los llamaba a la fe. Lo importante es descubrir que vivimos en tinieblas. Que hemos perdido el sentido fundamental de la vida. 
   Quien descubre esto se encuentra ya muy cerca del verdadero camino. Ojalá en medio de nuestro vivir diario, no perdamos nunca la capacidad de estar abiertos a toda luz que pueda iluminar nuestra existencia, a toda llamada que pueda dar profundidad a nuestra vida. 
   Por eso el día de hoy nos invita a renacer a una vida que manifiesta a Jesús. A ser Reyes Magos que llevan a los demás la alegría del perdón, del amor, de la paz, del detalle, del saber escuchar, del saber estar con quien lo necesita, de abrir la puerta al vecino, de ser generoso y darlo todo. 
   Y no es fácil, nos envuelven en regalos y no vemos el corazón de las cosas. Manifestemos nuestra fe con alegría, sembremos de estrellas de esperanza nuestro mundo y seamos auténticos cristianos. 
PARA LA VIDA
   Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo: No puedo dividir en tres partes lo que poseo. Os tocaría muy poco. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más astuto y sagaz. 
   Dicho de otra forma, a mi mejor hijo. Encima de la mesa hay una moneda para cada uno. Tomadla. El que compre con esa moneda algo que pueda llenar toda la casa se quedará con todo. Se fueron. 
   El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad. El segundo compró sacos de plumas y tampoco la llenó. El tercero -que consiguió la herencia- sólo compró un pequeño objeto. Una vela. Éste esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz. 
   La Navidad es la historia de un viaje de ida y vuelta. Dios vino en pobreza y en debilidad y los suyos no lo reconocieron ni lo recibieron.  Este viaje es una epifanía, una manifestación de Dios.

Tiempo de Navidad, 30 de Diciembre de 2012

San Lucas  2,
 41 - 52
      

 La Sagrada Familia de Jesús, José y María 



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  1. La Familia: es el santuario en el que sus miembros viven el encuentro con Dios y los hombres. Sin duda, es necesario también hoy estimular y promover la autoridad y responsabilidad de los padres, la obediencia de los hijos y la solidaridad familiar, valores sin los cuales fracasará la familia.
  2. La Educación: en el hogar, el niño puede captar conductas, valores, símbolos y experiencias religiosas, pero no de cualquier manera, sino con afecto. La fe depende, en buena parte, de que la persona haya tenido desde la infancia una experiencia religiosa positiva, como en el hogar de Nazareth.
  3. La Amistad: celebramos hoy la fiesta cristiana de la familia de Nazareth. Históricamente poco sabemos de la vida familiar de María, José y Jesús. En aquel hogar convivieron Jesús, el hijo de Dios en el que se encarnaba la amistad de Dios a todo ser humano, y María y José, aquellos esposos que supieron acogerlo como Hijo con fe y amor. Esa familia sigue siendo para los creyentes, la institución más divina. El modelo de una vida familiar enraizada en el Amor y la Amistad, sólo se sostiene de la mano de Dios.
 
REFLEXIÓN
   La familia de Nazareth viene a nosotros este año a recordarnos los valores de la familia cristiana: familia que ora unida, que vive unida, que unida sufre sus dificultades y avanza como la familia de Nazareth. 
   No podemos ser cristianos auténticos sin vivir en nuestra familia de casa, el amor entre padres, hijos, abuelos y nietos; el amor de saber compartir todo momento y saber escuchar y dialogar. Tenemos un reto: vivir en familia, hacer revivir los valores de la familia, en aras de una sociedad sana. Pidamos hoy por las familias y amemos la familia que Dios nos ha dado.
 
PARA LA VIDA
   Cuando la niña tenía 11 años, la empleada de toda la vida dejó la casa y el trabajo. Los padres de la niña estaban a punto de emprender un viaje a Europa y, a toda prisa, tuvieron que buscar otra para que la cuidara. Unos días antes del viaje, la niña observaba cómo su madre guardaba todas sus joyas y la vajilla de plata en la caja fuerte. Nunca lo había hecho antes. 
   La niña le preguntó a su madre por qué lo guardaba todo este año bajo llave. La madre le dijo que no se fiaba de la nueva empleada. Esta observación hirió tanto a la niña que nunca lo olvidó.  ¿Acaso no era ella la joya más valiosa de la familia? ¿Acaso no valía ella más que todos los cuchillos y tenedores de plata? ¿Por qué la dejaba a ella con una empleada de la que no se fiaba?

FELIZ AÑO NUEVO
   Que la Paz, el Amor y la Felicidad reinen durante todo el Nuevo Año. 
Que la Alegría, la Reconciliación y el Perdón  sea el mejor regalo 
para sus vidas y la de sus hogares. 
 
Les deseo un Año lleno de muchas Bendiciones y Éxitos. 
Que el Amor de Dios encarnado en María 
les haga nacer a una Nueva Vida en Cristo Jesús. 

“Con El Señor Obispo, les deseamos FELIZ AÑO a las familia y a cuantos vienen a esta Capilla de Santa Ana de Centro Chía”