2° Domingo de Cuaresma, 16 de Marzo 2014, Ciclo A

San Mateo  5, 17 - 37
 
 
 Desarmar La Palabra

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    La Ley: Cuando se busca la voluntad del Padre con la pasión con que la busca Jesús, se va siempre más allá de lo que dicen las leyes. Para caminar hacia ese mundo más humano que Dios quiere para todos, lo importante no es contar con personas observantes de leyes, sino con hombres y mujeres que se parezcan a él.
    El Amor: nos permite cuidar mejor actitudes como la paciencia, el respeto, la discreción, la dulzura, la honradez, el sentido del deber..., si queremos vivir de manera más humana en una sociedad donde el individualismo, la búsqueda de eficacia o el éxito fácil parecen invadirlo todo.
    La Fidelidad: No se trata de ser fiel sólo a una institución o vínculo jurídico, sino a esa persona a la que ahora amo y prometo amar. Por otra parte, la fidelidad a esa persona amada ha de ser siempre «nueva» y «creativa» pues la pareja, efectivamente, va cambiando a lo largo de los años. El «amor muerto» o la convivencia soportada en el aburrimiento no es propiamente fidelidad. Esta se vive en cada momento de manera diferente, siempre abierta a situaciones nuevas.
     
    REFLEXIÓN
     
       Nos tenemos que dar cuenta que si queremos ser auténticos, a la luz del Evangelio es necesario que aprendamos cada día a “cortar” o “arrancar” de nosotros esas manos, pies, ojos, oídos y tantas cosas que nos apartan de la realidad de Dios para suplantar en nosotros nuestras realidades que a la larga son simples necedades, si tu mano no te acerca a los demás, si se alza contra los otros, si sólo se estira para recibir… mala cosa.
     
       Lo mismo los pies, si caminan por otros caminos lejos de Dios y de los hermanos, del necesitado, lo mismo los ojos, si solamente ven lo que queremos ver y no la realidad de la vida, y así todo, según el Evangelio.
     
    PARA LA VIDA
     
       Érase una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua. Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya tenía ganas de quitarme de encima este muerto. Su ayudante de mal humor miró para otro lado.
     
       Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable. En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido. Más adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua.
     
       El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus promesas. El escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral. Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.  Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza. El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.

1° Domingo de Cuaresma, 9 de Marzo 2014, Ciclo A

San Mateo  4, 1 -11
 
 
 No Tentarás Al Señor tu Dios

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  1. Las Tentaciones: El triunfo de Jesús es “modelo” para quienes obedecen dócilmente a su divina voluntad. En la batalla contra las tentaciones, Jesús está defendiendo la obra amada de Dios. Su victoria es la nuestra siempre que nos acojamos bajo su fuerza. Con nuestras solas fuerzas no podremos hacer frente al mal. Un discípulo encuentra todo esto en su camino: Jesús, tentado inmediatamente después del bautismo, es el modelo de todo bautizado. En Jesús podemos enfrentarla y superarla.
  2. El Desierto: En el desierto Jesús hace una gran vigilia en la que ora constantemente. Ante todo se nos propone una intensa vida de oración como primera y última condición para la conversión cuaresmal, en el progreso espiritual de la santidad.
  3. La Palabra: En el combate con el diablo, Jesús muestra que se toma en serio la Palabra de Dios. La Palabra es lámpara que ilumina los pasos de nuestro camino, alimenta nuestra oración y, junto con la comunión eucarística, nos sostiene y nos da fuerza. La palabra nos enseña a amar, a perdonar, a reconciliarnos, a llevar a cabos gestos de solidaridad, a acordarnos de los más pobres y todos los que sufren.
  4. El Discernimiento: Este ejercicio de discernimiento, de dónde están nuestras tentaciones, nos ayuda por una parte a desenmascarar las falsas seguridades que nos impiden la conversión interior; y por otra, nos asegura que podemos vencer cualquier tentación si permanecemos unidos a Jesús y en la escucha de la Palabra de Dios.
 
REFLEXIÓN

“En la escena de las tentaciones vemos a Jesús reaccionando lo mismo que a lo largo de toda su vida: aferrado y adherido totalmente a la voluntad y al querer de su Padre: la vida abundante de los que ha venido a buscar y a salvar. No ha venido a preocuparse de su propio pan, sino de preparar una mesa en la que todos puedan sentarse a comer. No ha venido a que le lleven los ángeles, a acaparar fama y “hacerse un nombre”, sino a dar a conocer el nombre del Padre y a llevar sobre sus hombros a los perdidos, como un pastor la oveja extraviada. No ha venido a poseer, a dominar o a ser el centro, sino a servir y dar la vida. Lo que „salva a Jesús de caer en los engaños del tentador fue el estar alimentado y sostenido por su Padre y estar siempre referido a él  y a su Palabra. Desde esa íntima comunión recibirá el impulso de abandonar el desierto, y se dejará llevar por el Espíritu de Dios, el mismo que lo sostendrá y no lo dejará caer en las argucias del maligno.

PARA LA VIDA

La gran muralla china es una de las maravillas que el hombre ha creado. Y dicen que es la única cosa de la tierra que se puede ver desde la luna. Cuando terminaron su construcción, la gente satisfecha se regocijó. Y se dijeron, ahora sí que estamos a salvo. Nadie podrá atacarnos, nadie podrá penetrar esta magnífica e inexpugnable muralla. Pero sus enemigos un día entraron con toda facilidad. ¿Cómo? Sobornando, comprando a los guardianes. El encargado de la seguridad abrió la puerta y entraron sin ninguna oposición. Esta es nuestra historia desde el primer día de la creación. Adán y Eva somos nosotros rodeados por la gran muralla del amor de Dios, vivificados por el soplo de vida divina de Dios, pero somos nosotros los que le abrimos las puertas al mal, colocando en riesgo la obra misma de Dios.
 
 

8° Domingo del Tiempo Ordinario, 2 de Marzo 2014, Ciclo A

San Mateo  6
 , 24 - 34 
 
 No Podéis Servir a Dios y al Dinero
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  1. El "dios" Dinero: el dinero, convertido en ídolo absoluto, es para Jesús el mayor enemigo para un mundo más digno, justo y solidario que quiere Dios. Tenemos de todo y carecemos de paz y alegría interior. Queremos vivir triunfando pero somos cómplices de la miseria y el hambre de muchos. Inmersos en la sociedad del bienestar nos preocupamos de seleccionar lo que el poder del dinero nos dicte, quizá porque ya nos esclavizó. Claro que es importante pensar en «lo que vais a comer», «lo que vais a beber» o «con qué os vais a vestir». Pero, «sobre todo, buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura». Mirad las aves del cielo y los lirios de campo, a los que nunca les falta nada. Se impone la providencia divina.
  2. El Dios de la Salvación: confiar en Dios siempre y a pesar de todo. Una confianza que no excluye nuestro diario bregar y la lucha de cada día. Así lo hizo el mismo Jesús, que se pasó la vida peleando contra el mal y murió en plena pelea. Pero nunca perdió la confianza en su Padre Dios y, por eso, Dios le exaltó sobre todo hombre, le resucitó y le concedió el Reino. Trabajemos cada día en la medida de nuestras posibilidades, sembremos y cultivemos la buena semilla, y durmamos tranquilos, porque será Dios el que, en última instancia, dará el incremento a la buena semilla que nosotros hayamos plantado. Sin confianza en Dios, la desesperación nos acecha; con confianza en Dios nuestra conciencia podrá dormir, y vivir, en paz
REFLEXIÓN
El Señor nos alerta contra el servicio al dinero. Lo lógico debería ser que nosotros nos sirvamos del dinero y no lo servimos a él. No obstante, más que en el bolsillo, lo llevamos en el corazón. Cuando se pone al dinero en primer plano, se acaba por vivir sólo para él y siendo esclavo de él, sin que nunca sea suficiente por mucho que se gane. Entonces se comienzan a sacrificar cosas al dinero: el tiempo, los sentimientos, la familia, uno mismo. Jesús nos pone en guardia para que no caigamos en tal esclavitud. El dinero tiene sólo una importancia relativa. Por encima de él se han de poner los valores del espíritu, la amistad, la honradez, la conciencia, el amor en sus múltiples manifestaciones, Dios en definitiva. Sólo así alcanzaremos la paz y la felicidad. Hay que trabajar y servirnos del dinero para llevar una vida digna, pero el tesoro divino siempre estará por encima y fin de todo.
MOTIVACIÓN 
    El próximo miércoles 05 de Marzo, será MIÉRCOLES DE CENIZA e inicia la CUARESMA como preparación a la SEMANA SANTA. La cuaresma es un tiempo de gracia y bendición que nos ayudará con el ayuno, la abstinencia y la caridad, a preparar el corazón para encontrarnos con Dios. 
   Vivamos, de la mano del Señor Jesús, este tiempo en el que celebraremos los Misterios más grandes de nuestra fe. Dispongámonos con fe y amor.
 
PARA LA VIDA
   Érase una vez un hombre muy rico y avaricioso que contrató a un matemático para que descubriera la fórmula que le permitiera incrementar más y más sus ganancias. El hombre rico estaba construyendo una enorme caja fuerte donde almacenar mucho oro y muchas joyas. El matemático se encerró durante seis meses en su estudio y al final encontró la fórmula. 
   Una noche se presentó en la casa del hombre rico con una gran sonrisa en la cara y le dijo: Ya lo tengo. Mi fórmula es perfecta. El hombre rico no tenía tiempo para explicaciones ya que a la mañana siguiente emprendía un largo viaje, pero le prometió doblarle el sueldo si, en su ausencia, se encargaba de sus negocios y así ponía en práctica su nueva fórmula. 
   Éste aceptó encantado. Cuando el rico regresó descubrió que todas sus riquezas se habían esfumado. Furioso, le pidió explicaciones. El matemático con mucha calma le dijo que había distribuido todo entre la gente. El rico no se lo podía creer. Durante meses, explicó el matemático, analicé cómo se podía obtener el máximo beneficio, pero siempre era algo muy limitado. Comprendí que la clave consistía en que, no uno, sino muchas gentes podían ayudarnos a conseguir el objetivo. 
   La conclusión era que ayudando a los demás era la mejor manera de que muchas gentes nos beneficiaran a nosotros. Furioso y abatido se puso a caminar, pero los vecinos salían a su encuentro y le ofrecían todo lo que necesitaba, comida, casa… y pudo comprobar los resultados previstos por el matemático. Recibía honores y ayuda de todos. 
   Cayó en la cuenta de que no tener nada le había dado mucho más. Pronto emprendió nuevos negocios, pero siguiendo el consejo del matemático ya no guardaba nada en la caja fuerte sino que lo compartía con los demás cuyos corazones eran las más seguras y más agradecidas cajas fuertes.
 
PROGRAMACIÓN
MIÉRCOLES DE CENIZA:
 
8:30 a.m. Santa Misa- Capilla 
·        9:30 a 11:50 a.m: Imposición de  ceniza 
 
12:00 m. Santa Misa – Capilla
·         1:00 p.m. a 6:20 p.m: Imposición  de ceniza
 
 6:30 p.m. Santa Misa- Capilla
·         7:30 p.m. a  9:00 p.m: imposición  de ceniza
 

7° Domingo del Tiempo Ordinario, 23 de Febrero 2014, Ciclo A


San Mateo  5, 38 - 48
  
 
 Amad a Vuestros Enemigos
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  1. EL AMOR A LOS ENEMIGOS: Amar al enemigo es no vengarnos de él, no hacerle daño, no desearle el mal. No devolver mal con mal, sino bien por mal. Tratarlo como quisiéramos que nos trataran a nosotros. Amar a quien nos hace daño no es fácil, pero es lo que mejor nos identifica con aquel que murió orando por quienes lo estaban crucificando: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". Es el triunfo del amor sobre el odio.
  2. LA PERFECCIÓN: Lo dirá expresamente Jesús: "Sed perfectos, como mi Padre celestial es perfecto". San Lucas lo expresa así: "Sed misericordiosos, como vuestro Padre celestial es misericordioso". Es una aclaración muy provechosa, ya que es en la misericordia donde está el aspecto divino que podemos imitar. A Dios se le conoce por la bondad, el amor y el perdón. Hay que extirpar como mala hierba cualquier tendencia que nos incline al rencor o al odio. Hay otra forma que no sea el odio. EL AMOR. 
  3. LA CORDIALIDAD: ayuda a las personas a sentirse mejor, suaviza las tensiones y conflictos, acerca posturas, fortalece la amistad, hace crecer la fraternidad. La cordialidad ayuda a liberarse de sentimientos de egoísmo y rechazo, pues se opone directamente a nuestra tendencia a dominar, manipular o hacer sufrir al prójimo. Quienes saben acoger y comunicar afecto de manera sana y generosa crean en su entorno un mundo más humano y habitable.
REFLEXIÓN
La exhortación de Jesús se basó en la “ley del talión”, precepto nacido de la voluntad civil de evitar las venganzas desordenadas, especialmente si eran exageradas, usando un criterio de proporcionalidad entre el mal hecho y el “devuelto” y, sobre todo, reservando el ejercicio en el ámbito judicial. El intento evidente de Jesús no es la condena de la antigua “ley del talión” con todos sus rigores. Lo que él pretende es una  nueva manera de vida, que sea conforme con la infinita bondad y misericordia del Padre celestial como comportamiento global de la vida, posible gracias al anuncio del reino. Los discípulos de Jesús deben portarse según un criterio que supera, en fuerza de un amor desbordante, la inclinación natural de exigir el respeto absoluto de los propios derechos. A quien es de Cristo se le pide vivir según la generosidad, el don de sí, el olvido de los propios intereses, no dejándose llevar por la tacañería, sino mostrándose benévolo, perdonando, dando prueba de grandeza de ánimo.
PARA LA VIDA
Es la historia de dos agricultores que vivían cerca el uno del otro. Un día el perro de uno de ellos se soltó y a dentelladas mató al niño de dos años de su vecino. El padre del niño angustiado cortó la comunicación y la relación con su vecino y los dos hombres vivieron en amenazante enemistad durante años. Y un buen día el fuego arrasó la propiedad del agricultor dueño del perro y destruyó su granja y sus herramientas. No podía ni labrar sus tierras ni sembrarlas y su futuro era negrísimo. Pero a la mañana siguiente se despertó y encontró sus tierras labradas y listas para la siembra. Preguntó y supo que el que había hecho esta buena acción no era otro que su enemigo, su angustiado vecino. Con mucha humildad salió en su busca y le preguntó por qué lo había hecho.  Su respuesta fue la siguiente: “Labré tus tierras para que Dios siga vivo”.


6° Domingo del Tiempo Ordinario, 16 de Febrero 2014, Ciclo A

San Mateo  5, 17 -37
  
 
 Desarmar La Palabra
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  1. La Ley: cuando se busca la voluntad del Padre con la pasión con que la busca Jesús, se va siempre más allá de lo que dicen las leyes. Para caminar hacia ese mundo más humano que Dios quiere para todos, lo importante no es contar con personas observantes de leyes, sino con hombres y mujeres que se parezcan a Él.
  2. El Amor:  nos permite cuidar mejor actitudes como la paciencia, el respeto, la discreción, la dulzura, la honradez, el sentido del deber..., si queremos vivir de manera más humana en una sociedad donde el individualismo, la búsqueda de eficacia o el éxito fácil parecen invadirlo todo.
  3. La Fidelidad:  no se trata de ser fiel sólo a una institución o vínculo jurídico, sino a esa persona a la que ahora amo y prometo amar. Por otra parte, la fidelidad a esa persona amada ha de ser siempre «nueva» y «creativa» pues la pareja, efectivamente, va cambiando a lo largo de los años. El «amor muerto» o la convivencia soportada en el aburrimiento no es propiamente fidelidad. Esta se vive en cada momento de manera diferente, siempre abierta a situaciones nuevas.
REFLEXIÓN 
    Nos tenemos que dar cuenta que si queremos ser auténticos, a la luz del Evangelio es necesario que aprendamos cada día a “cortar” o “arrancar” de nosotros esas manos, pies, ojos, oídos y tantas cosas que nos apartan de la realidad de Dios para suplantar en nosotros nuestras realidades que a la larga son simples necedades, si tu mano no te acerca a los demás, si se alza contra los otros, si sólo se estira para recibir… mala cosa. 
   Lo mismo los pies, si caminan por otros caminos lejos de Dios y de los hermanos, del necesitado, lo mismo los ojos, si solamente ven lo que queremos ver y no la realidad de la vida, y así todo, según el Evangelio.
 
PARA LA VIDA
  Érase una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua. Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya tenía ganas de quitarme de encima este muerto. 
   Su ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable. En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar con ellos. 
   Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido. Más adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua. El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus promesas. 
   El escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral. Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.  
   Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza. El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.