San Juan 20, 19 -23
- El Espíritu Santo: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado». El Espíritu es el «dador de vida». «El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables». Nos hace capaces de ir a Dios.
- La Misión: se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su Comunión con el Padre en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo y de Cristo al Padre.
- La Iglesia: Templo del Espíritu Santo, La Iglesia está en la historia, pero al mismo tiempo la transciende. Solamente con los ojos de la fe se puede ver al mismo tiempo en esta realidad visible una realidad espiritual, portadora de vida divina. “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia” (San Agustín).
REFLEXIÓN
En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la Comunión de la Santísima Trinidad.
El Espíritu Santo es el principio de toda acción vital y verdaderamente saludable en todas las partes del cuerpo.
Actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el Cuerpo en la Caridad:
- por la Palabra de Dios, «que tiene el poder de construir el edificio»
- por el Bautismo, mediante el cual forma el Cuerpo de Cristo
- por los Sacramentos, que hacen crecer y curan a los miembros de Cristo
- por “la Gracia concedida a los apóstoles”.
PARA LA VIDA
Un feligrés le preguntó a su párroco:
¿Qué puedo hacer para llegar a Dios?
Y el párroco, a su vez, le preguntó:
¿Puedes hacer algo para que salga el sol cada mañana?
Indignado el feligrés le contestó:
¿A qué vienen, entonces, tantas prédicas y tanta insistencia en la oración?
el padre le respondió:
“Para que estés despierto cuando sale el sol”.
A San Vicente Ferrer le comunicaron que en la reunión en la que tenía que predicar, estarían presentes varios personajes muy importantes. Vicente se afligió: se puso a preparar con mucho esmero su sermón. A muchos no les gustó ese sermón. Vicente no había estado tan profundo como en otras ocasiones.
Vicente se dio cuenta de que le había dado mucha importancia a la sabiduría humana y se había olvidado de lo principal: del poder del Espíritu Santo. Para la nueva predicación se volvió a preparar, pero dando suma importancia a la oración, a la meditación.
Todos quedaron conmovidos ante la nueva prédica. Algunos le dijeron a Vicente que el sermón del día anterior no les había llegado al alma, pero que el de ese día los había penetrado muy hondo. Vicente respondió: “Es que ayer habló Vicente; hoy, en cambio, habló el Espíritu Santo”.
Vicente se dio cuenta de que le había dado mucha importancia a la sabiduría humana y se había olvidado de lo principal: del poder del Espíritu Santo. Para la nueva predicación se volvió a preparar, pero dando suma importancia a la oración, a la meditación.
Todos quedaron conmovidos ante la nueva prédica. Algunos le dijeron a Vicente que el sermón del día anterior no les había llegado al alma, pero que el de ese día los había penetrado muy hondo. Vicente respondió: “Es que ayer habló Vicente; hoy, en cambio, habló el Espíritu Santo”.