Solemnidad de Pentecostés, 19 de Mayo de 2013


San Juan  20, 19 -23

      

 La Venida del Espíritu Santo" 

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  1. El Espíritu Santo: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado». El Espíritu es el «dador de vida». «El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables». Nos hace capaces de ir a Dios.
  2. La Misión: se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su Comunión con el Padre en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo y de Cristo al Padre. 
  3. La IglesiaTemplo del Espíritu Santo, La Iglesia está en la historia, pero al mismo tiempo la transciende. Solamente con los ojos de la fe se puede ver al mismo tiempo en esta realidad visible una realidad espiritual, portadora de vida divina. “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia” (San Agustín).
REFLEXIÓN
   El día de Pentecostés, la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como la tercera Persona Divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor, derrama el Espíritu. 
   En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la Comunión de la Santísima Trinidad. 
   El Espíritu Santo es el principio de toda acción vital y verdaderamente saludable en todas las partes del cuerpo. 
Actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el Cuerpo en la Caridad: 
  • por la Palabra de Dios, «que tiene el poder de construir el edificio» 
  • por el Bautismo, mediante el cual forma el Cuerpo de Cristo
  • por los Sacramentos, que hacen crecer y curan a los miembros de Cristo 
  • por “la Gracia concedida a los apóstoles”.
PARA LA VIDA
Un feligrés le preguntó a su párroco: 
¿Qué puedo hacer para llegar a Dios? 
Y el párroco, a su vez, le preguntó: 
¿Puedes hacer algo para que salga el sol cada mañana? 
Indignado el feligrés le contestó: 
¿A qué vienen, entonces, tantas prédicas y tanta insistencia en la oración?
 el padre le respondió: 
“Para que estés despierto cuando sale el sol”.

   A San Vicente Ferrer le comunicaron que en la reunión en la que tenía que predicar, estarían presentes varios personajes muy importantes. Vicente se afligió: se puso a preparar con mucho esmero su sermón. A muchos no les gustó ese sermón. Vicente no había estado tan profundo como en otras ocasiones. 
   Vicente se dio cuenta de que le había dado mucha importancia a la sabiduría humana y se había olvidado de lo principal: del poder del Espíritu Santo. Para la nueva predicación se volvió a preparar, pero dando suma importancia a la oración, a la meditación. 
  Todos quedaron conmovidos ante la nueva prédica. Algunos le dijeron a Vicente que el sermón del día anterior no les había llegado al alma, pero que el de ese día los había penetrado muy hondo. Vicente respondió: “Es que ayer habló Vicente; hoy, en cambio, habló el Espíritu Santo”.

7° Domingo de Resurrección, 12 de Mayo de 2013


San Juan 14, 23 - 29  

      

 La Ascensión 

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  1. La Bendición: es antes que nada, desear el bien a las personas que vamos encontrando en nuestro camino. Querer el bien de manera incondicional y sin reservas. Querer la salud, el bienestar, la alegría y todo lo que puede ayudarles a vivir con dignidad. Cuanto más deseamos y afirmamos el bien para todos, la bendición de Dios nos alcanzará a nosotros.
  2. La Ascensión: creer en la ascensión de Jesús es creer que la humanidad de Cristo, de la que todos participamos, ha entrado en la vida íntima de Dios de un modo nuevo y definitivo. Jesús se ha ocultado en Dios pero no para ausentarse de nosotros sino para vivir desde ese Dios una cercanía nueva e insuperable, e impulsar la vida de los hombres hacia su destino último. Esto significa que el hombre ha encontrado en Dios un lugar para siempre. 
  3. El Cieloir al cielo no es llegar a un lugar sino entrar para siempre en el intimidad del amor de Dios. Por fin, Dios ya no será alguien inaccesible. Aunque nos parezca increíble, podremos conocer, contemplar, gustar y disfrutar de su ser más íntimo, de su verdad más honda, de su bondad y belleza infinitas. Dios nos enamorará para siempre. Para quien no espera nada al final, los logros, los gozos, los éxitos de la vida son tristes porque se acaban. Para quien cree que esta vida está secretamente abierta a la VIDA DEFINITIVA Y ETERNA, los logros, los trabajos los sufrimientos y gozos son anhelo, anuncio, búsqueda de la Felicidad final. 
REFLEXIÓN
 Amado Señor, en tu palabra, nos enseñaste a honrar a nuestras madres. En este día tan especial, te damos gracias y oramos por  todas las madres. Acompáñalas en todo momento. Pon en cada madre el amor y conocimiento de Dios para que se lo enseñen a sus hijos, ya que no hay mejor herencia para un hijo o hija que la de fe y esperanza en las promesas de Jesucristo. Bendice a las madres cuyos hijos están lejos en este día. Anímalas en la ausencia. Si la distancia causa tristeza, haz que los corazones se unan por el amor de Jesucristo. Amén

CONSAGRACIÓN
Señor, derrama tu bendición sobre estas mujeres a quienes has confiado el don de la maternidad, derrama sobre ellas tu Espíritu Santo para que las fortalezca e inspire a hacer tu voluntad, que tengan siempre como modelo a tu madre, María, y que como ella reciban en vida mu­chas bendiciones y sus hijos sean hombres y mujeres de bien. 

BENDÍCELAS POR SIEMPRE, SEÑORAmén.

6° Domingo de Resurrección, 5 de Mayo de 2013

San Juan 14, 23 -29   
      

 Permaneced en mi Amor

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  1. El Amor: amar a la medida del amor de Jesús, permite entrar en el amor de Dios Padre y profundiza en el misterio salvador de Dios. El amor busca la cercanía, la intimidad, la unión. Dios no nos ama a distancia. Su deseo es vivir en nosotros, inundarnos con su presencia y con su amor. Amar a Jesús implica hacer lo mismo que él hizo: no claudicar frente al dolor, ponerse a los pies de los hermanos, responder a sus necesidades vitales, compadecerse del que está caído, dar de comer al hambriento, visitar al enfermo, consolar al triste, hacer fiesta por un pecador que se arrepiente.
  2. La Palabra«El que me ama guardará mi palabra». Es decir, el amor es la clave para que la trinidad habite en nosotros. No como un sentimiento,  sino como una actitud y convicción: «guardar su palabra» en la fidelidad a Él y a cada una de sus enseñanzas. El amor que es capaz de fidelidad y permanencia.
  3. La Pazla paz de Jesús no se construye con estrategias nacidas en la mentira o en la injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde». No es difícil señalar algunos rasgos del «hombre de paz». Busca siempre el bien de todos, no excluye a nadie, respeta las diferencias, no alimenta la agresión, fomenta lo que une, nunca lo que nos enfrenta. Sencillamente ama a todo ser humano.
REFLEXIÓN
   Las primeras palabras de Jesús Resucitado a sus discípulos fueron: “La paz esté con ustedes” (Jn 20,19.21.26). No es sólo un saludo y ni siquiera un sencillo deseo: es un don que les deja como herencia. Él está donando su propia paz como fruto de su Pascua. 
   Se trata del don precioso que Cristo ofrece a sus discípulos después de haber pasado a través de la muerte de cruz. Después de resucitar, tal como lo había prometido, en el texto de hoy comparte una paz que no es cualquier paz sino la presencia del Resucitado: “Les dejo la paz, les doy mi paz”. 
   El Hijo dispone de la paz que, según la Biblia, sólo Dios puede conceder. “Esta paz es el fruto de la victoria del amor de Dios sobre el mal, es el fruto del perdón. Y es precisamente así: la verdadera paz, esa paz profunda, viene de hacer la experiencia de la misericordia de Dios”.
PARA INTERIORIZAR
  En Polonia vivía un rabino muy famoso y un turista que había oído hablar de su sabiduría decidió hacerle una visita. Le sorprendió mucho que la casa del rabino fuera sólo una habitación, limpia y ordenada,  con un  sólo catre, una mesa, dos sillas y unos libros. ¿Rabino, le preguntó el turista, dónde están los muebles? El rabino le contestó con la siguiente pregunta, ¿y dónde están los suyos? ¿Mis muebles? Yo sólo soy un turista, estoy aquí de paso. El rebino, le contestó: Yo también estoy de paso.
   El famoso literato Lewis nos recuerda que en la vida todo son necesidades: tengo sed, tengo hambre, tengo frío. Y alguien las provee: Ahí tienes agua, ahí tienes comida…Sólo hay una necesidad, la necesidad de vivir siempre, la vida eterna, que ningún gobernante puede prometer ni dar.

5° Domingo de Resurrección, 28 de Abril de 2013


San Juan  
13, 31-33a. 34-35

      

 El Mandamiento del Amor

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  1. El Amor: el Amor cristiano nace del Amor del Padre a los hombres, comunicado a su Hijo y de éste a sus hermanos, en el Espíritu Santo. Es Trinitario y se llama Caridad. Sólo mirando a Cristo, y comiendo y bebiendo de Él, somos capaces de Amar de verdad, a su manera.
  2. La Unidadpor la comunión con Él, el Espíritu Santo nos hace espirituales, nos restablece en el Paraíso, nos lleva al Reino de los cielos y a la adopción filial, nos da la confianza de llamar a Dios Padre y de participar en la gracia de Cristo, de ser llamado hijo de la luz y de tener parte en la gloria eterna.
  3. El Caminoel camino para la realización humana pasa por el amor a la verdad, el bien y la belleza. El camino para estar con Dios exige ver a Jesús como el revelador y el icono de esa verdad, de ese bien y de esa belleza que no se dejan manipular por nuestra fácil publicidad. “Yo soy el camino”. Jesús es el camino que nos conduce a la realización de nosotros mismos, a la felicidad humana, a la unión con Dios. Él es el camino que nos reconduce al paraíso perdido. La señal de cristo es la Cruz. Y la Cruz es la señal de que creemos en el Amor. 
REFLEXIÓN
   “Os doy un mandamiento nuevo.” En el Evangelio de San Juan del día de hoy. San Agustín se pregunta: “Y a qué se parece el amor”. Como gran teólogo que era nos podía haber dado una definición bien profunda de lo que él entendía por AMOR. Sin embargo, no hizo eso, sino que nos ofrece una descripción que es todo un reto para aquellos que se consideran discípulos del que fue AMOR por excelencia. Y dice San Agustín: “El Amor son las manos que ofrecen ayuda al necesitado. El Amor son los pies que corren al encuentro del pobre y del que padece necesidad. El Amor tiene ojos para ver la miseria del desvalido y del que sufre. Y que tienen oídos para oír los gemidos y dolores del que llora. Eso es lo que es el Amor”. Mejor que esto nadie lo va a poder decir.

PARA LA VIDA

   Una vez un hombre preguntó: ¿Hay algo más hermoso en la vida que un muchacho y una muchacha cogidos de la mano y de corazón puro camino hacia el matrimonio? Y una madre contestó: Sí, hay algo más hermoso. Es la visión de un hombre y una mujer ancianos haciendo su viaje final juntos. Sus manos débiles pero todavía unidas, sus caras arrugadas pero todavía radiantes, sus corazones cansados pero todavía amándose.  Sí, hay una cosa más hermosa que un amor joven. Un amor viejo, un amor de siempre.  "La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros."
Una religiosa de la madre Teresa le preguntaba un día, al verla tan jadeante y sudorosa por las calles de Calcuta:    ¿Madre, y usted no se cansa?. La madre le respondió sonriendo: "Hija, es necesario Amar. Amar siempre. Seguir Amando...hasta que duela".