12° Domingo del Tiempo Ordinario, 23 de Junio 2013, Ciclo C


San Lucas  9, 18 - 24
      

  Jesús, Mesías de Dios 


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  1. ¿Quién es Jesús para mí?: Jesús es lo más grande que tenemos los cristianos. El que puede infundir otro sentido y otro horizonte a nuestra vida. El que puede contagiarnos otra lucidez y otra generosidad, otra energía y otro gozo. El que puede comunicarnos otro amor, otra libertad y otro ser.  Pero no olvidemos algo importante: a Jesús se le conoce, se le experimenta y se sintoniza con él, en la medida en que nos esforzamos por seguirle tomando nuestra cruz.
  2. El Camino: no es la renuncia, no es la cruz. Es seguirlo, ser como Él, salvar el mundo por el poder del servicio, renunciar a nosotros mismos, dándole a él todo nuestro ser; llevándolo a los demás. Gastando la vida es como se gana.
  3. La CruzCristo crucificado nos da la gran lección del Amor que se hace renuncia. “Amar es el don de sí mismo”, decía Mons. Adolfo Tortolo. No hay amor sin don, sin renuncia, sin negación, sin entrega. Si quiero saber cuánto amo a Dios o al prójimo debo preguntarme a cuántas cosas soy capaz de renunciar, si estoy dispuesto a negarme por el Otro o por los otros. La pregunta sería: ¿Cuánto soy capaz de sufrir por el otro? Porque la medida del amor es el sufrimiento; es el amor sin medida.
REFLEXIÓN
    En el Evangelio, Jesús nos lanza una pregunta clara, la más importante para nuestra fe: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. En esa respuesta nos va el verdadero sentido que le damos a nuestra vida. 
  Responder diciendo que Jesús es “el Mesías de Dios” nos compromete a vivir nuestra vida dejando que Él lleve las riendas, a reconocernos hijos suyos, familia de Dios, hermanos todos, y a sentir que Él nos envía a compartir esa buena noticia con todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente los más necesitados. 
  La Gracia de Dios, la Eucaristía que recibimos son señales de AMOR, señales de laPRESENCIA de Dios en medio del mundo. El Pan de Vida nos fortalece para seguir nuestra jornada diaria, pacientes en el dolor, alegres en la esperanza, yendo al encuentro de Jesús ahora y hasta la meta final de la vida. Allí se nos abre la puerta de entrada al Banquete del Reino, en eternidad.
PARA LA VIDA
   Un joven llamó por teléfono al párroco para decirle que quería hacerse miembro de la parroquia. Pero que no tenía intención ni de ir a Misa todos los domingos ni de ser catequista ni de ser lector en la Misa, ni de visitar a los enfermos. 
  El sacerdote le alabó el deseo de hacerse miembro de la parroquia, pero le dijo que la Iglesia que buscaba se encontraba a las afueras de la ciudad. El joven anotó la dirección y colgó. 
  Cuando llegó a la dirección que el sacerdote le había dado, encontró una Iglesia abandonada y algunos edificios listos para ser destruidos. El sacerdote le quiso decir a aquel joven que no tenía ni idea de lo que significaba ser cristiano. "Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame" (v. 34b). 
   Cuando Jesús invita a seguirle, invita a ponerse en camino, a peregrinar. No los invita a un hotel maravilloso del mar Caribe.

11° Domingo del Tiempo Ordinario, 16 de Junio 2013, Ciclo C


San Lucas  7, 36 - 8, 3

      

 ¡He pecado contra El Señor!


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  1. La Conversión: en sí misma una fiesta: una fiesta de resurrección celebrada en la vida; es un renacimiento, una nueva creación. Es una fiesta en el corazón y en el cielo, como dice Jesús: “Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15,7). 
  2. La Misericordia: Dios ama tanto al hombre que, haciéndose hombre él mismo, lo acompaña incluso en la muerte y, de este modo, reconcilia la justicia y el amor». 
  3. El PerdónDios está dispuesto a perdonar. No hay culpa alguna que esté excluida de su perdón. Pero debemos abrirnos a su perdón. Debemos y podemos creer que él no nos rechaza, sino que nos perdona. Si la culpa es grande, esta confianza será grande. Quien reconoce sus pecados y se acusa de ellos ya está con Dios. Dios reprueba tus pecados: si haces tú también lo mismo, te unes a Dios. 
REFLEXIÓN

    En el episodio del Evangelio vemos tres actitudes frente al pecado:
1.-La de la pecadora, la del fariseo y la de Jesús. La pecadora demuestra dolor y amor. Está llena de dolor por su vida marcada por el pecado, y llora. Ahora bien, no se queda encerrada en su dolor: se dirige a Jesús, se interesa antes que nada por él.
2.- El fariseo no ve nada de lo que tiene de bello esta actitud de la mujer. Es más, juzga y critica: en primer lugar, a la pecadora y, a continuación, también a Jesús.
3.- La delicadeza y la bondad demostradas por Jesús en esta ocasión son maravillosas. Jesús revela en el Evangelio la misericordia de Dios de una manera extraordinaria: no sólo con las parábolas que cuenta (la del padre misericordioso, por ejemplo), sino también con su actitud con los pecadores. Aceptó que le llamaran «amigo de pecadores» (Lucas 7,34) porque quería salvarlos. No vino a juzgar, sino a «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lucas 19,10).

ORACIÓN A SAN JOSE. POR LOS PADRES

San José Dios Padre colmó tu corazón con una sabiduría, y un afecto paterno sin igual,  porque debía hacerte capaz de realizar la función de un verdadero padre para el Hijo de Dios. Tú le buscaste el primer refugio, tú le construiste una casa, tú le salvaste de la mano de Herodes, tú le llevaste a Egipto, tú le trajiste a Israel, tú trabajaste para Él, Tú lo protegiste, guiaste, e introdujiste en tu oficio de carpintero. ¿Quién podrá describir tu paternidad? Ten piedad de todos los padres del mundo, para que vean el gran sentido de la paternidad y aprendan a honrar y amar al Propio Jesús en sus hijos. Amen.

PARA LA VIDA

Cuentan que dos judíos que salieron libres del campo de concentración, se volvieron a encontrar después de varios años. Y sostuvieron este dialogo: - ¿tú perdonaste a los nazis todos sus maltratos, sus abusos y sus torturas? - sí, hace tiempo los perdoné todo eso para mí ya pasó y ahora estoy en paz. - pues yo no, todavía los odio con toda mi alma. -¡qué lástima! Todavía te tienen prisionero.

10° Domingo del Tiempo Ordinario, 9 de Junio 2013, Ciclo C


San Lucas  7
, 11 - 17

      

 La Esperanza en el Dolor


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  1. El Sufrimiento: la falta de un ser querido nos pesa demasiado; la tristeza y el desconsuelo se apoderan de nosotros. Es el momento de acudir por la fe al Señor. Desahogarse con Dios en el manantial de su amor. Dios no rechaza nuestras quejas. Las entiende. Cuántos creyentes han encontrado de nuevo la fuerza y la paz en esa oración. «No sé lo que hubiera hecho si no hubiera tenido fe; «Dios me está dando la fuerza que necesito.» Ánimo, levántate y anda
  2. La Misericordia: Jesús es el rostro del Padre celestial que está al lado de los que sufren. Jesús vive de manera sencilla, sin posesiones a las que aferrarse, y eso le permite estar cerca de los pobres y anunciarles la Buena Noticia del Dios de la vida . Por eso necesitamos venir a la Eucaristía, que no es otra cosa que una gran Acción de Gracias.
  3. La Muerte y La Vidaen el E angelio hay dos realidades, las dos grandes realidades del hombre, la muerte y la vida. Hoy a nuestro alrededor están presentes estas dos realidades, y en medio de ellas cada uno de nosotros con dos posibilidades: vencer la muerte o acabar con la vida. Los cristianos sólo podemos estar del lado de la vida, de la eternidad.
REFLEXIÓN
    En esta Eucaristía Dios sale a nuestro encuentro para ofrecernos su perdón y la participación en su vida divina. Celebrar la Eucaristía no es sólo estar presentes en este acto litúrgico, sino entrar en comunión con el Señor de la vida, para que, junto con Él nos convirtamos en fuente de vida para todos aquellos con quienes nos relacionemos. 
   Así, caminaremos junto con el Señor haciendo el bien y no el mal; junto con Él seremos capaces de detenernos ante la miseria humana y no permitir que la existencia de quienes van por un camino equivocado se deteriore cada vez más, sino que recuperen su dignidad de hijos de Dios y, vueltos a la vida de la gracia, puedan, nuevamente cantar la maravillas del Señor. 
   Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en el medio del amor está la Cruz. Porque se trata de una amor capaz de construir paciente y perseverantemente el bien de nuestros hermanos. Son los gestos de amor de cada día, grandes o pequeños, con los que acudimos en auxilio del que tiene hambre o sed, del que está sin techo o sin ropa, del que está enfermo o en la cárcel, los que nos preparan para la fiesta del Amor de Dios...
PARA LA VIDA
   Una señora de edad había esperado toda su vida la oportunidad de viajar en un tren. Quería contemplar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo cuanto viera en los kilómetros que iría a recorrer. 
  Entró muy decidida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a acomodar los paquetes y cestas que traía; trató de arreglar confortablemente su asiento y acomodar las cortinas, de colocarse en situación cómoda pero…de repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje el conductor pronunció el nombre de la estación a la cual iban. 
  ¡Habían llegado!. “Qué pena”, dijo ella, “si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido tiempo en pequeñeces”.

Solemnidad de Corpus Christi, 2 de Junio de 2013

San Lucas  9, 11B - 17
 
      

 Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo" 


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  1. La Caridad: la Eucaristía es semilla de caridad. El que los pobres tengan qué comer también brota de la eucaristía. Por eso, quien frecuenta la eucaristía y no crece en la caridad, es que en realidad no recibe a Cristo y le está rechazando, porque Cristo es el DON de Dios para todos.
  2. La Multiplicación del Pan: «Dadles vosotros de comer». Cristo no se contenta con darnos su cuerpo en la eucaristía; lo pone en nuestras manos para que llegue a todos. Por tanto, es tarea de todos –no sólo de los sacerdotes– el que la eucaristía llegue a todos los hombres. Todo apostolado debe conducir a la eucaristía. Y que Cristo tenga cada vez más personas en quienes vivir y prolongarse. Quien recibe a Cristo en la Eucaristía, se hace miembro, santuario y morada del Señor. La comunión en el único Pan de Dios, nos hace ser un solo cuerpo: su Iglesia.
  3. La Eucaristíaes el Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo,realmente presente bajo las especies del pan y del vino, memorial del sacrificio de la cruz; banquete pascual de la comunión en su amor yprenda de la gloria futura. Es el sacramento central; la fuente, el corazón y la cumbre de toda la vida cristiana.
REFLEXIÓN
 
    Cada vez que participamos en la misa, escuchamos las palabras, “Tomad: esto es mi cuerpo” y “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos.” Debemos tomar en serio esta invitación de Cristo. Su Cuerpo y Sangre no es un premio que se da a los mejores. Es alimento para el viaje de la vida. La Eucaristía no es el dominio de una clase privilegiada. Es la comida que se ofrece a todos los invitados. 
   La Eucaristía no es un don reservado para los perfectos. Es la misma vida de Jesús que es una expresión del amor infinito del Padre. La Eucaristía hace milagros: cambia los corazones, extirpa los vicios, hace crecer las virtudes, amansa a los violentos, siembra paz por donde pasa, allana caminos imposibles, hace renacer la esperanza, robustece la caridad, construye la unidad, anticipa la eternidad. 
   Los sacerdotes podrían contar muchas cosas sobre los efectos santificantes de la Eucaristía. Santo Tomás lo define como el Pan de los Ángeles en la boca de los pecadores: Precioso DON.
 
PARA LA VIDA
 
   El Santo Cura de Ars, cuando había procesión con el Santísimo, le gustaba que hicieran bellos altares y, a pesar de su edad y del gran peso de la custodia, no cedía a nadie la felicidad de llevarla. Un día, le hice observar que estaría muy cansado y él me dijo: Aquel que yo llevaba, me llevaba a mí. 
   Después de haber celebrado la fiesta del Corpus Christi, les decía en el sermón:Hoy nuestro Señor se ha paseado (en procesión) por la parroquia para bendecirlos. Cuando pasen por esos caminos por donde Él ha pasado, digan: Nuestro Señor ha estado aquí. ¡Qué reconocimiento deberíamos tener, pensando en esta felicidad! 
   Cuando Él pensó en darnos un alimento para nuestra alma, echó una mirada sobre las cosas creadas y no encontró nada apropiado para saciar el alma. Entonces, decidió darse a sí mismo en alimento del alma. El alimento es su cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Solemnidad de La Santísima Trinidad, 26 de Mayo de 2013


San Juan  16, 12 - 15

      

 Solemnidad de la Santísima Trinidad

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  1. La Trinidad: el misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios. La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Todas, dignas de honor y Gloria.
  2. La Encarnación: revela a Dios como el Padre eterno, y que el Hijo es consubstancial al Padre, es decir, que es en Él y con Él el mismo y único Dios. Por Jesús, conocemos a Dios.
  3. La Misión del Espíritu Santoenviado por el Padre en nombre del Hijo y por el Hijo «de junto al Padre», revela que Él es con ellos el mismo y único Dios: “Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria”.
  4. El Bautismo: por la gracia del bautismo, y en nombre de la Santísima trinidad, somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí en la tierra, con la luz de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna, donde la Santa Trinidad nos recibirá en su Gloria eterna.
REFLEXIÓN
   Son muchas las comparaciones que los predicadores de todos los tiempos han usado para intentar explicar lo inexplicable.  Agua: líquido, sólido y vapor.  Huevo: cáscara, yema y clara. El trébol: tres hojas y un solo tallo. El sol: luz, rayo y calor. El Padre: el que habla. El Hijo: la Palabra. El Espíritu: el Aliento. El Padre: El que ama. El Hijo: el amado y el Espíritu Santo: el amor. Creador, Redentor y Santificador.
La fiesta de la Trinidad es la fiesta del Dios amor y del ser humano que es capaz de amar pues somos imagen y semejanza suyas y, como si fuera poco, somos morada de Dios y templos de su Espíritu. Santísima Trinidad, guíanos y          acompáñanos en los viajes de esta vida y en el de la eternidad
PARA LA VIDA
   Un estudiante de teología preparaba su examen del tratado del Dios Trino. Aquellas dudas mentales de la más refinada escolástica le producían un insufrible tedio y confusión mental. Preocupado por la situación, se fue a ver a su profesor de dogmática. 
   Su maestro, un anciano dominico, de hábito impecable y mente preclara, que había consagrado su vida al estudio de Santo Tomás, lo recibió cordialmente. Tras los saludos de rigor, el alumno confesó: -Padre, estoy muy confuso. No entiendo nada del dogma trinitario. Me cuesta mucho. El viejo profesor escuchó pacientemente. 
   Cuando el joven terminó de exponer sus dudas y le miró con ojos interrogantes, el dominico limpió suavemente las gafas y luego dijo: hijo, si quieres entender el misterio de Dios empieza por amar: si practicas la caridad comenzarás a entender la Trinidad. 
   De lo demás, de todas las dudas que te inquietan, hablaremos en otra ocasión, cuando hayas dado algunos pasos.... Confesar a un Dios, que es Trinidad de amor, no es inocuo: supone esforzarse en vivir creando comunión.