21° Domingo del tiempo Ordinario, 21 de Agosto de 2011

San Lucas 16, 13-20

Descargar Homilía del Padre Rector
( Jesús
)

1. ¿Quién decís que soy yo? es una pregunta definitiva que hoy deberíamos hacernos cada uno. Y, sobre todo, preguntarnos quién es Jesús para nosotros. Ha de ser una pregunta dirigida a nuestra propia intimidad y contestada también en íntima "común-unión" con Él y con todos los cristianos. Si cada uno de nosotros, como Pedro, expresamos en nuestro interior que Jesús es el Mesías, esa respuesta saldrá fuera y nos hará confesar por calles y plazas que él es el Cristo, el amigo, el Salvador.

2. Confesión de la Fe: somos cristianos porque confesamos que Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Esta es la verdad de fe que nos constituye como cristianos; aquí no nos encontramos ante una opinión más sobre Jesús, sino ante “la verdad” de Jesús. Pero ¿cómo ha podido Pedro llegar a profesar esta “verdad”? Evidentemente, no por su cuenta ni menos por su sabiduría. Esta confesión de fe está inspirada y sostenida por Dios mismo: “Eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”. Y tiene que ser así, pues como dijo Jesús: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre no le conoce más que el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

3. La Misión de Pedro: por su fe en Jesús, le confía a Pedro la misión de serroca y construir su Iglesia. Ya no se llamará Simón, sino Pedro, es decir, piedra: “Sobre esta piedra (la fe de Pedro) edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”. Por la fe de Pedro, será Cristo quien levante y sostenga en lo alto a la Iglesia y permanezca firme contra todos los ataques que recibe diariamente. El Papa Benedicto XVI es quien hoy tiene las llaves de la Iglesia, aquellas que Jesús dio a Pedro.

REFLEXIÓN

La Iglesia no empieza con Pedro sino con el Señor Jesús; es Él quien llama, quien acoge y quien salva. San Pedro es constituido como el primer Papa y encargado, por su fe, de definir el proceso para ser parte de la comunidad de Cristo, la Iglesia. Es una comunidad que empieza con un “resto de Israel” y que abre la puerta a toda la humanidad. Es Pedro que tiene en las manos las llaves de admisión y de sostén en el camino de respuesta.

MENSAJE DEL PAPA A LOS JÓVENES

  1. Sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz
  2. «Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida. Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras.
  3. Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor, el Hijo de Dios hecho hombre, que da consistencia a todo el universo»

20° Lunes del tiempo Ordinario, 15 de Agosto de 2011

Celebramos La Solemnidad de la Asunción de la Virgen María
Patrona de nuestra Diócesis de Zipaquirá

San Lucas 1, 39-56

Descargar Homilía del Padre Rector
( La Asunción
)
  1. La Asunción: esta “realidad última” de María Santísima es preludio de nuestra propia “última meta”. El Cielo y la Gloria en cuerpo y alma es el fin último que todos esperamos. Para eso hemos sido creados por Dios. Cada uno es libre de optar por esa felicidad total y eterna en el Cielo, en Gloria, o de rechazarla, rechazando a Dios. María es el preludio…
  2. El Cielo: llegar al Cielo es “la carrera que tenemos por delante”, esa carrera de la cual nos habla San Pablo el Cielo es la meta de nuestra carrera. El Cielo es indescriptible, inimaginable, insondable, inexplicable para el ser humano, pues somos limitados para comprender lo ilimitado de Dios.
  3. La Resurrección final será el encuentro de nuestra alma con nuestro Cristo glorificado. No significa que volvamos a una vida como la que tenemos ahora. Significa que Dios dará a nuestros cuerpos, la participación en su Gloria. Al reunirnos con Jesús en el cielo, seremos cuerpos gloriosos. María Santísima es figura de lo que nos espera.

REFLEXIÓN

Celebrar la Asunción de María es celebrar la Esperanza. Hoy es el día esperanzador en que empieza a cumplirse una de las promesas que el Señor, Jesús, el Hijo de Dios, nos ha hecho a nosotros: "el que cree en mí, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día".

ORACION

Justamente os paga Dios,
Virgen y Reina del cielo;
vos lo bajaste al suelo
y
Él os sube al cielo a vos.

FIESTA DE LA DIOCESIS DE ZIPAQUIRÁ

Al celebrar hoy la Festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo en cuerpo y alma, nos recuerda la futura inmortalidad, nuestro destino final después de nuestra vida en la tierra. Nuestra Diócesis se viste de fiesta ante la solemnidad de la Asunción de María Santísima. Quien como patrona ha asistido, protegido y amparado la misión de la iglesia diocesana en el ser de discípulos y Misioneros de Jesucristo y de su iglesia.

HISTORIA

Javier estaba un día platicando con su cuñado Rafael y de pronto le hizo una confesión sorprendente. Ambos estaban casados con dos hermanas gemelas y aunque la esposa de Rafael deseaba ansiosamente tener un hijo, ésta después de diez años de matrimonio no había concebido. Javier le dijo a su cuñado que su esposa se había ofrecido a tener un hijo para dárselo a su hermana. El hijo nació, la madre lo acarició y se lo entregó a su hermana. Y ésta agradecida comentó: "Ni en sueños podría imaginar que alguien se sacrificara así para hacerme feliz". Meses más tarde, un periódico publicaba la noticia con este titular: "Un regalo de amor que no tiene precio. Hermana da su bebé a hermana sin hijos".


Hace dos mil años Dios nos hizo un regalo de Amor que no tiene precio:

A través de una mujer llamada María,

entregó a su hijo Jesús al mundo entero.




Para ganar Indulgencia Plenaria en esta Fiesta Patronal se necesita:
  • Estar en Gracia de Dios ( haber confesado todos los pecados mortales)
  • Tener intención de ganar la indulgencia
  • Comulgar
  • Orar por las Intenciones del Papa y
  • No tener afecto a pecado alguno ( arrepentidos y decididos a no pecar más)
Lunes 15 de Agosto
6:00 p.m. Santo Rosario
6:30 p.m. Eucaristía



20° Domingo del tiempo Ordinario, 14 de Agosto de 2011

San Mateo 15, 21-28


Descargar Homilía del Padre Rector
( Fe y Oración Perseverante
)

1. La Oración: con la oración, Dios hace que se haga más grande nuestro anhelo de encontrarnos con Dios. Sumergidos de lleno en este tiempo litúrgico, el evangelio de este día – la madre que pide insistentemente a Jesús- nos alecciona sobre la insistencia en la oración y súplica: “Señor, socórreme”. Hay pocas oraciones tan breves como ésta, en la que una madre intercede por su hija. En ella se cruzan dos direcciones: la súplica revela a la vez su amor maternal hacia la hija y, ante todo, su confianza hacia el Señor.

2. La Fe: cuando es sólida y se une a la oración perseverante, tiene buen fin. Todos, incluidos los que venimos domingo tras domingo a la eucaristía, necesitamos imitar el corazón de la cananea. Un corazón que sea capaz de contemplar la presencia de Jesús. De intuir que, en la Palabra que se escucha y en el pan que se come, podemos alcanzar la salud espiritual y material para nuestro existir. La fe no es sólo la aceptación de una verdad. Es, sobre todo, la confianza en el poder y la bondad de Dios. En este caso, la fe se identifica con el reconocimiento de Jesús como el enviado por Dios, el médico de las almas.


REFLEXIÓN

El Evangelio que hoy se proclama nos enseña que quien desea conseguir algo importante debe ser incansable en su insistencia, en su búsqueda. Ante los ruegos de la cananea, Jesús revela su propia compasión y el núcleo de su mensaje: “Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”.

La salvación anunciada por Jesús tiene por destinatarios a todos los hombres. Él va a enviar a sus discípulos para que anuncien el Evangelio a todas las naciones. El Redentor se ha ofrecido a su Padre, en favor de todos, especialmente a los que están perdidos, a los enfermos. Todos somos destinatarios del Evangelio, por ende, todos debemos ser misioneros de la Buena Noticia.

ORACIÓN

"Señor, nada quiero más que lo que Tú quieras. Aún lo que en estos días vengo pidiéndote, si me aparta un milímetro de la Voluntad tuya, no me lo des. Sólo quiero lo que Tú quieres y porque Tú lo quieres."

PARA LA VIDA

Érase un anciano que, todas las noches, caminaba por las calles oscuras de la ciudad con una lámpara de aceite en la mano. Una noche se encontró con un amigo que le preguntó: ¿qué haces tú, siendo ciego, con una lámpara en la mano? El ciego le respondió: “Yo no llevo una lámpara para ver. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí”…

¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás! Llevar luz y no oscuridad. Luz…demos luz. De la historia de Pedro, ciego y náufrago en la tormenta del domingo pasado a la historia de hoy, de la mujer cananea, invisible y marginada. Del grito de Pedro: “Señor, sálvame” al grito de la mujer extranjera: “Señor, socórreme”.

19° Domingo del tiempo Ordinario, 7 de Agosto de 2011

San Mateo 14, 22-33

Descargar Homilía de Nuestro Obispo Monseñor Héctor Cubillos Peña ( Misa de 12:00 m )

Descargar Homilía del Padre Rector
( Encuentro con Jesús )

  1. El Miedo es común a todos los seres humanos ante la dificultad inesperada. Es más fuerte que nuestras fuerzas. Hoy, como Pedro, clamamos la ayuda de Dios: ¡Señor, Sálvame! Hay que colocar nuestra confianza en el Señor. Lancémonos a las aguas de nuestro mundo sin miedo a ser engullidos por ellas. Si el Señor va por delante, y nuestra fe está en Él, no nos ahogaremos. Él es el dueño de la barca y el sentido de nuestra historia, el fin de nuestra oración y de nuestra entrega. En el silencio aparente, en la ausencia dolorosa es donde hemos de aprender a buscar y a ver el rostro del Señor que, un domingo más y en pleno día, nos grita: ¡Animo soy yo, no tengáis miedo!
  2. La Fe: Si la fe conlleva una gran carga de duda, también contiene la promesa del apoyo de Jesús a todo el que cree. Dios no solamente rescata al hombre por la muerte de Jesús, sino que también lo salva, es decir, lo acompaña en su caminar diario. La confesión de Pedro encierra la confianza fundamental que el creyente y toda la Iglesia, pone en la persona de Jesús.
  3. La Oración: el Señor pide a sus discípulos de todos los tiempos intensificar la oración, ser más sinceros y dóciles en la dirección espiritual, obedecer con prontitud y docilidad de corazón, poner junto a la oración unos medios humanos que están a nuestro alcance, aunque sean muy pequeños... Junto a Cristo se ganan todas las batallas, pero debemos tener una confianza sin límites en Él. «Reza seguro con el Salmista: "¡Señor, Tú eres mi refugio y mi fortaleza, confío en Ti!"

REFLEXIÓN

Nos sale de muy adentro el grito desesperado de Pedro: ¡Señor, sálvame!. Pues nos movemos muchas veces sobre aguas inestables y turbulentas del pecado, es decir, cuando no estamos en la tierra firme de la fe en Jesús.

El grito de fe no se improvisa; es decir, hay que cultivar la confianza en Dios en tiempos de bonanza, para que no sólo nos acordemos de Él y le invoquemos en tiempos de tormentas y tentaciones. Nos acercamos a Jesús, saltamos hasta Él, por encima de las olas inestables y que quieren devorarnos, para agarrarnos a Él ciegamente pues, Él es el único que puede dominar todos nuestros miedos.

PARA LA VIDA

Érase una vez un enfermo mental que insistía en que era Jesucristo. Ningún médico pudo convencerle de que se trataba de una ilusión, de que él era simplemente Félix Jiménez. Un día el médico le dijo que extendiera los brazos para medirlo y también lo midió de la cabeza a los pies. El médico salió y regresó con un martillo y unos clavos.

El enfermo empezó a sentir gran curiosidad y nerviosismo. ¿Qué está haciendo?, le preguntó el enfermo. ¿Usted es Jesucristo, no es cierto? Sí, lo soy. Entonces, mientras el médico hacía una cruz, le dijo: usted debería saber lo que estoy haciendo. Espere, espere, por favor, gritó el paciente, yo no soy Jesucristo. Yo soy Félix Jiménez. ¿Qué le pasa, doctor, está usted loco?.

Pregunta: ¿Hay aquí algún Félix Jiménez que cree ser Jesucristo?, que extienda las manos y lo mediremos. ¿Hay aquí alguien como Pedro que quiera caminar sobre las aguas del mar?

18° Domingo del tiempo Ordinario, 31 de Julio de 2011

San Mateo 14, 13-21


Descargar Homilía del Padre Rector
( Multiplicación Panes y Peces )

Descargar Primera Homilía del Diácono
Juan Pablo Durán Rueda, de los Legionarios de Cristo
( Misa 10:00 am), quien será ordenado Sacerdote el
12 de Diciembre de 2011

La multiplicación de los Panes y los Peces es considerada como la realización del don del verdadero maná, Jesús es el nuevo Moisés que sacia el hambre de la multitud de peregrinos que vamos en camino, a través del desierto de la vida, hacia la verdadera Tierra prometida.
  • Los Panes y los Peces: Jesús implica a sus discípulos en el milagro, pidiéndoles su colaboración en la distribución de los panes y los peces bendecidos por él a la muchedumbre. Esta es ya una imagen viva de la Iglesia que continuará anunciando el Evangelio y distribuyendo el «pan de la vida», la Eucaristía.
  • Jesús: El Pan vivo bajado del cielo sacia el hambre humana, de suerte que todos puedan tomar no sólo lo que necesitan, sino recoger también «doce canastos llenos de los trozos sobrantes». Si alguien ofrece a Jesús, así sea lo poco que tiene, Él lo multiplicará mucho más.

REFLEXIÓN

Dice el texto evangélico, que Jesús se retiró a un lugar solitario y tranquilo. En otro momento nos aclara el Evangelio que el Señor pretendía que los suyos descansaran. Los consolaba con sus palabras, los curaba de sus dolencias y hasta les daba de comer, El Señor multiplica unos panes y unos peces, poniendo de manifiesto su divino poder...

Eran muy poco cinco panes y dos peces, pero era lo que tenían y lo entregaron todo con esa generosidad tan propia de los pobres y los sencillos.

Entonces el milagro se produjo y pudieron comer todos, hasta saciarse y dejar de sobras “doce cestos llenos”. Es la generosidad de Cristo cuando el hombre se le entrega sin reservas. Por uno que demos, Jesús nos da cien y la vida eterna. Pensemos que el Señor no se deja ganar en generosidad con aquel que da…

PARA MEDITAR EN ESTA SEMANA

En un largo viaje en tren, una estudiante entabló una discusión con un sacerdote desconocido que estaba sentado frente a ella. Le dijo que era miembro de un grupo eclesial y le explicó cuál era la actividad que realizaban:

- "Nos encontramos cada mes y discutimos problemas actuales".

- "¿Hacen solos estos encuentros o tienen algún asistente?".

La muchacha se sintió un poco avergonzada, pero después le confesó:

- "solos, primero venía el capellán de la parroquia pero estamos contentos de que ya no venga. Traía el evangelio, leía un pasaje y después hacía una predicación que no nos interesaba. La última vez nos habló de la multiplicación de los panes. Pero, ¿qué nos dice eso? A nosotros nos interesan los problemas de hoy como el divorcio, el control de la natalidad, la hambruna en África".

Probablemente tenía razón la estudiante. Hoy debemos tener el coraje de afrontar lo que es actual y grave: el hambre, la pobreza.

Hay jóvenes felices que no tienen que preocuparse por el pan cotidiano, mientras que dos partes de la humanidad, cada día, tiene el problema de no saber qué comer y esto, ¿no es un problema actual?