12° Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de Junio 2016, Ciclo C


San Lucas 9, 18 - 24

“  Tú Eres El Mesías de Dios   

  1. Quién es Jesús para nosotros: cuando escuchamos hoy esta pregunta, tendemos a pronunciar las fórmulas aprendidas a una edad infantil, aceptadas de manera mecánica, repetidas de forma ligera, y afirmadas más que vividas. Lo adoramos como «Dios», pero es el centro de nuestra vida?. Lo confesamos como «Señor» pero tal vez vivimos de espaldas a su proyecto, sin saber muy bien cómo era y qué quería. Le decimos «Maestro» pero no vivimos motivados por lo que motivaba su vida. Vivimos como miembros de una religión, pero no somos discípulos de Jesús.
  2. La Fe: antes de creer verdades doctrinales, la fe cristiana consiste en creerle a Jesucristo. Esto es lo decisivo. Sólo desde esa fe en su persona descubre el cristiano la verdad última desde la cual puede iluminar el sentido de la vida. Pero sólo en Cristo encuentra la verdad última y sólo desde él va configurando su personalidad.
  3. La Esperanza:  por su parte, más que «esperar algo» después de la muerte, consiste en esperar en Jesucristo como único Salvador confiando en él todo nuestro ser y nuestro futuro. El cristiano conoce también otras ofertas de salvación; observa cuánto se espera a veces de la ciencia o del desarrollo; colabora en todo aquello que pueda aportar liberación aunque sea de forma fragmentaria. Pero sólo de Cristo resucitado espera esa salvación última que el hombre no puede darse a sí mismo, y sólo desde él va edificando su esperanza.
REFLEXIÓN 
   Esa profecía de Jesús no ha surgido de improviso. El evangelio la coloca inmediatamente después de unas preguntas fundamentales que Jesús dirige a sus discípulos.
  • “¿Quién dice la gente que soy yo?”. No era difícil responder. Bastaba con prestar atención a los comentarios de la gente que se iban encontrando con Jesús. Todos lo identificaban con algún profeta. Como los antiguos profetas, Jesús hablaba en nombre de Dios, e invitaba a su pueblo a la conversión.
  • “Y vosotros, quién decir que soy yo?”. Esta segunda pregunta era una interpelación directa a la fe de sus discípulos. Ante esas palabras, ellos tendrían que reflexionar y decirse a sí mismo qué esperaban de Jesús y por qué lo estaban siguiendo. Esa pregunta se nos dirige a los creyentes de todos los tiempos.
  • “Eres el Mesías de Dios”. Así respondió Pedro en nombre de todos. Si la primera respuesta de los discípulos requería una cierta información sobre las opiniones de la gente, esta segunda respuesta comporta la confesión personal de la fe en la identidad y la misión de Jesús, el Ungido de Dios. Ante esa respuesta, Jesús revela su futuro de entrega y de muerte. No hay seguimiento posible de Jesucristo sin antes afrontar la pregunta sobre su identidad. El paso del nivel formal al nivel existencial de la pregunta está marcado por la experiencia del encuentro y de la intimidad con Él.
PARA LA VIDA

   Un anciano que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no le frenó en manifestar sus fuertes opiniones. Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado para el cuadro. 
   El hombre esta vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto". El anciano siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, estás mirando un espejo". Moraleja: Tardamos en reconocer y admitir nuestras propias faltas, que parecen muy grandes cuando las vemos en los demás.

DÍA DEL PADRE
ORACIÓN POR LOS PADRES

Dios y Padre nuestro, Tú que nos has llamado a la vida por medio de nuestros padres, escucha ahora nuestra oración filial por ellos. 
Bendice a nuestros padres y llénalos de tu Gracia, que sean signo de tu Amor providente y, al mismo tiempo, nos infundan el Espíritu de tu Amor, que es el principio de la sabiduría y el camino de tus mandamientos. 
Concédeles, Señor, paz, alegría y abundantes bendiciones por el ejemplo y el amor que nos han dado. Bendice sus fatigas y sus iniciativas; dales el ciento por uno de todo aquello que han hecho por nosotros
Haz que un día nosotros seamos su consuelo, alegría, sostén y recompensa generosa    
Amén.

11° Domingo del Tiempo Ordinario, 12 de Junio 2016, Ciclo C


San Lucas 7, 36 - 8, 3

“  Tu fe te ha Salvado…Vete en Paz  

  1. El Pecado: para Jesús no es una llaga que  tenemos que esconder ya que él lo ve todo. Es la incapacidad de corresponder al amor del Padre, es la deuda infinita de amor que tenemos con Dios. Las culpas, las miserias, las debilidades que constatamos en nuestra vida nos humillan. Quien toma conciencia de la gravedad de sus pecados y humildemente se acerca al Señor, experimenta como aquella mujer cuán grande es su amor, un amor que es más grande que nuestros pecados, por graves o vergonzosos que sean. Y quien experimenta ese amor no puede dejar de mostrar su gratitud amando más a Dios con toda el alma, con todo el ser y con todas las fuerzas.
  2. El Perdón: “¡He pecado contra el Señor!”. Hay dos maneras de reconocer nuestros errores  y pecados que nos alejan de Dios: El arrepentimiento del creyente se apoya en la confianza y la esperanza. Y la confesión, que al reconocer su pecado, el cristiano reconoce su fragilidad, sabe que la gracia de Dios lo acompaña y le dará fuerzas para levantarse.
  3. La Misericordia:  Dios es misericordioso y no escatima su perdón... El cúmulo de tus pecados no será más grande que la misericordia de Dios, la gravedad de tus heridas no superará las capacidades del Médico, con tal de que te abandones en él con confianza. Manifiesta al médico tu enfermedad, y dirígele las palabras que pronunció David: "Confesaré mi culpa al Señor, tengo siempre presente mi pecado".
REFLEXIÓN 

   Será el pasaje del Evangelio el que nos muestre la verdadera dinámica del perdón, que es en realidad la del amor. Jesús va a contraponer la imagen del fariseo (cumplidor y observante) frente a la de la mujer pecadora (la que se siente amada). Sólo quien se sabe amado por Dios puede saberse perdonado por Él y viceversa. La parábola que utiliza es la del prestamista y los dos deudores... ¿Cuál de los dos estará más agradecido? 
   Obviamente al que más se le perdonó...En la dinámica de la vida, es el amor, el perdón y la gratuidad lo que nos va construyendo como personas. Es muchas veces lo gratuito, lo regalado, lo donado, lo no debido, lo que nos hace crecer, lo que nos despierta del letargo en el que intenta situarnos la sociedad.
   Hay un fuerte contraste entre el fariseo que ha invitado a Jesús a comer con él y la mujer que, sin ser invitada al banquete, llega hasta Jesús para realizar los signos de su veneración. Así lo constata Jesús, subrayando tres gestos con tres palabras clave. He ahí tres valores con frecuencia olvidados en nuestra cultura.
  • El agua para los pies. Un signo imprescindible ante el huésped que llega de camino. Con él se refleja el valor de la hospitalidad que ha de sustituir a la indiferencia actual.
  • El beso de acogida. El saludo habitual que sella el encuentro de la amistad. Con él se nos invita hoy a recuperar el valor de la confianza entre el Señor Jesús y los hermanos.
  • La unción.  Con ella se acompañaba el rito de la consagración de los elegidos. Con este signo se expresa hoy la necesidad de reconocer el honor debido a la persona.
PARA LA VIDA

   Es la historia de dos amigos en el desierto. En un momento de enfado uno le dio una bofetada a su amigo. Éste dolorido pero sin decir palabra escribió en la arena:HOY MI MEJOR AMIGO ME HA DADO UNA BOFETADA. Continuaron caminando y llegaron a un oasis, y decidieron bañarse. El que había sido abofeteado estuvo a punto de ahogarse y su amigo lo salvó. 
   Cuando se repuso escribió sobre una piedra: HOY MI MEJOR AMIGO ME HA SALVADO LA VIDA. El que había sido abofeteado y salvado la vida le preguntó a su amigo: ¿Por qué escribiste en la arena y ahora en la piedra? El amigo le respondió: cuando alguien nos hiere, hay que escribir en la arena para que los vientos del perdón lo puedan borrar. Pero cuando alguien nos hace el bien debemos grabarlo en piedra, para que ningún viento lo pueda borrar y nos lo haga olvidar. 
  1. Perdonar es dar a la persona que me ha ofendido una nueva oportunidad.
  2. Perdonar es reconocer la dignidad de la persona que nos ha ofendido y también la nuestra, con nuestras debilidades y nuestra contribución al mal.
  3. Perdonar es derrotar a la venganza.
  4. Perdonar es desear lo mejor a las personas que nos han ofendido.
  No hay pozo tan hondo que Dios no pueda llenar. No hay perdón tan difícil que Dios no pueda conceder. No hay herida tan grande que Dios no pueda sanar…Y TÚ?
http://www.iubilaeummisericordiae.va/content/gdm/es.html

10° Domingo del Tiempo Ordinario, 5 de Junio 2016, Ciclo C


San Lucas 7, 11 - 17

“  ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! 

  1. La Muerte:  a veces no es fácil recuperarse. La ausencia del ser querido nos pesa demasiado, y la tristeza y el desconsuelo se apoderan de nosotros una y otra vez. Puede ser el momento de acudir a la propia fe. Desahogarse con Dios, da sosiego. Dios no rechaza nuestras quejas. Las entiende. Cuántos creyentes han encontrado de nuevo la fuerza y la paz en la oración. «No sé lo que hubiera hecho si no hubiera tenido fe; «Dios me está dando la fuerza que necesito.»
  2. La Vida: Jesús devuelve la vida al joven muerto en el pueblecito de Naín. Pero no se la devuelve por el simple tacto del féretro, que solo tiene por finalidad detener el cortejo, sino por la palabra de vida que sale de sus labios. Jesús nos invita a todos, especialmente a tantos que sufren, a levantarse para vivir en el amor y para dar testimonio de la misericordia.
  3. La Compasión:  es la compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento de la gente. En la Iglesia hemos de recuperar cuanto antes la compasión como el estilo de vida propio de quienes seguimos a Jesús. La hemos de rescatar de una concepción sentimental y moralizante que la ha desprestigiado. La compasión que exige justicia es el gran mandato de Jesús: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
  4. La Oración: en medio de la desesperanza y del dolor nos muestra la oración como camino de serenidad. En la Eucaristía sentimos que Cristo es la fortaleza que necesitábamos en medio del vendaval de la vida. En la muerte de un ser querido por la fe sabemos que hay una respuesta más allá del fracaso aparente.

REFLEXIÓN

   El Evangelio de hoy nos revela al Cristo compasivo, el cual ve el corazón no solamente la apariencia. La Madre Teresa nos llama para ver a Jesús escondido en el pobre, el enfermo, el cojo, el ciego, el solitario, el de corazón roto, el preso, el perdido y olvidado. El ve ese miedo en los ojos de la viuda de estar sola en el mundo. Ella no tendrá el lujo de un esposo o un hijo más. Él sabía lo que quería decir una procesión de un funeral para la madre viuda y su corazón sintió una tremenda compasión por ella. 
  Leemos en todas las lecturas que Dios demuestra gran compasión por los desvalidos. Él te dio a ti y a mí una vista muy de cerca y muy personal de su corazón. Las escrituras nos dicen que el amor de Dios dura para siempre. Puedes imaginarte el poderoso intercambio cuando escuchamos a Jesús diciéndole a la mujer muy suavemente «no llores.»? Después camina al frente, toca el ataúd y le dice al joven muerto «regresa a la vida otra vez.» ¿No crees que la vida de ella también regresó? Vamos a vernos los unos a los otros como El vio a esa madre. En gran poder Jesús levantó al joven a la vida. 
   La primera lectura demostró la fuerte fe de Elías levantando al niño de la muerte por medio de la palabra de Dios. Vemos en la segunda lectura el poder de la fe de Pablo dada por Dios para predicar las Buenas Noticias. El evangelio revela que Dios tiene gran compasión por el débil. Hoy, con el evangelio en la mano, nos acordamos de tantas familias que ven a sus hijos muertos en vida (droga, alcohol, vida fácil, sensualidad, falta de horizontes, alejados de la práctica religiosa, sin fuerza vital porque el futuro no tiene nada que ofrecer…). 
   A pesar de todo, los sacerdotes, los cristianos y la misma Iglesia siempre tendrá que repetir una y otra vez: ¡LEVÁNTATE…NO TODO ESTÁ PERDIDO! Dios está aquí contigo.

 PARA LA VIDA 

   Una hermosa niña de quince años se enfermó repentinamente, quedando casi ciega y paralitica. Un día escuchó al médico de cabecera, mientras le decía a sus padres: - Pobre niña; por cierto que ha vivido ya sus mejores días. - No, doctor - exclamó la enferma-, mis mejores días están todavía en el futuro. Son aquellos en los cuales he de contemplar al Rey en su hermosura. Esa es nuestra esperanza. No seremos aniquilados. 

   Cristo resucitó de entre los muertos como garantía de que nosotros también resucitaremos. La resurrección es el gran antídoto contra el temor de la muerte. Nada puede reemplazarla. Las riquezas, el genio, los placeres mundanales, no nos pueden traer consuelo en la hora de nuestra muerte. El Cardenal Borgia exclamó al morir: - ¡En mi vida me he preparado para todo menos para la muerte y ahora, ¡Ay de mí!, no me encuentro listo! Comparemos estas palabras con las de uno de los primeros discípulos: "Estoy cansado. Quiero dormir. Buenas noches." Estaba seguro de despertar en una tierra mejor.

Solemnidad de Corpus Christi, 29 de Mayo 2016, Ciclo C


San Lucas 9, 11 - 17

“  Éste es mi Cuerpo…Este es el cáliz de mi Sangre 

  1. El Pan:  es el alimento más sólido. Si alguno se avergüenza de pedir pan, que deje todas sus cosas y acuda a la Palabra de Dios. Pues cuando alguno empieza a oír la Palabra de Dios, empieza a tener hambre. Empiezan los Apóstoles viendo de qué tienen hambre. Y si aquellos que tienen hambre aún no entienden de qué la tienen, Cristo lo sabe: sabe que no tienen hambre de alimento temporal, sino del alimento de Cristo, Pan vivo bajado del cielo.
  2. El Vino: Bebed todos de Él. "Este cáliz es la Nueva Alianza en mi Sangre, que va a ser derramada por vosotros". San Cirilo declara: "No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las Palabras del Salvador, porque Él, que es la Verdad, no miente" Por tanto, con la Carne y la Sangre se halla presente Cristo todo entero: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
  3. La Fe: “Quien cree en mí tiene la vida eterna “(Jn. 6, 47). ¡Qué felices seríamos si tuviésemos una fe muy viva en el santísimo Sacramento! Porque la Eucaristía es la verdad principal de la fe; es la virtud por excelencia, el acto supremo del amor. La fe en la Eucaristía es un gran tesoro; pero hay que buscarlo con sumisión, conservarlo por medio de la piedad y defenderlo aun a costa de los mayores sacrificios. No tener fe en el santísimo Sacramento es la mayor de todas las desgracias.
  4. La Eucaristía: La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra.


REFLEXIÓN

   En el Evangelio de hoy hemos leído el relato de la multiplicación de los panes y los peces. En esta fiesta del Corpus, debemos entender este relato también en lenguaje eucarístico. Nuestra Eucaristía nos indica que Cristo ofreció su vida para salvar a todos los hombres, sin excepción alguna.
-El “Tomad y comed” y “Tomad y bebed” llena nuestras entrañas y nuestras venas del mismo Cuerpo y Sangre de Cristo y, cuando así lo creemos y sentimos, vemos que nuestros cuerpos y nuestra sangre se mueven y vibran por lo mismo que conmovió a Jesucristo: la Gloria de Dios y la salvación de los hombres.
-“Dadles vosotros de comer”, les pide Jesús. Es entonces cuando se produce el milagro. El milagro de una comunidad donde no hay necesidades, donde todo fluye a raudales y que incluso sobra. El milagro que se produjo allí fue el compartir. Ya el Papa Benedicto XVI nos había hablado de la nueva “imaginación de la caridad”. La Eucaristía, como Jesús la entendió, es la gran señal de una comunidad en torno a una misma mesa, donde a nadie le falta nada y donde todo es alegría de vivir.
ORACIÓN

   En aquella última cena Cristo hizo la maravilla de dejar a sus amigos el memorial de su vida. Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino, que a los hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino. Bajo símbolos diversos y en diferentes figuras, se esconden ciertas verdades maravillosas, profundas. Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento; pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo. Amén.

PARA LA VIDA

   Si usted sale a su jardín y arroja al suelo un poco de aserrín, los pájaros no se fijarán en él; pero sí en cambio arroja migas de pan, en seguida verá cómo los pajaritos bajan de los árboles para arrebatarlas. El que es realmente hijo de Dios conoce bien la diferencia, por así decirlo, entre el aserrín y el pan. 
   Muchos, equivocadamente, están comiendo del aserrín del mundo, en lugar de ser alimentados por el Pan que desciende del cielo. Lo único que puede satisfacer los anhelos del alma es la Palabra del Dios viviente: Jesús Eucaristía.

LA MAYOR NECESIDAD
  
   ¿Qué necesita el hombre hambriento? ¿Dinero? En absoluto. ¿Fama? Tampoco. ¿Buena ropa? Menos. Lo que necesita es alimento. ¿Qué necesita un hombre sediento? ¿Acciones en la Bolsa? No. Necesita agua. Y cuando obramos con sinceridad y decisión, y necesitamos el pan del cielo y el agua de la vida, no debemos detenernos hasta conseguirlos. 
   La Eucaristía, en consecuencia, es nuestro Pan de cada día; pero recibámoslo de manera que no sólo fortalezca el cuerpo sino el alma, la mente y todo el ser. La fuerza que en él se simboliza es la unidad, para que agregados a su cuerpo, hechos miembros suyos, seamos lo que recibimos. Entonces será efectivamente nuestro pan de cada día”.