5° Domingo de Pascua, 18 de Mayo 2014, Ciclo A

San Juan 14, 1 - 12
 Yo soy El Camino, La Verdad y La Vida 
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  1. El Camino:  el camino es el mismo Jesús. Ya en la parábola del Buen Pastor, él había dicho: Yo soy la puerta: si uno entra por mí, estará salvo. Nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos. Hay un único acceso a la salvación: Jesús. La salvación consiste en la unión con Dios gracias al acceso que Jesús nos da a esta comunión. Jesús es el único Camino”, la Verdad” y la Vida. Seguir sus pasos, es tener acceso directo al Reino de los cielos.
  2. La Verdad:  “Él es la Verdad”: significa que sólo por medio de Él se puede conocer el misterio de Dios. Sólo por medio de Jesús, en su realidad de Hijo, se revela que Dios es realmente Padre y vive desde siempre en una íntima comunión y a la par con este Hijo. Jesús es la perfecta revelación del Padre y revela la verdad de Dios. 
  3. La Vida: “Él es la Vida” significa que tenemos la unión con Dios Padre, y por tanto la verdadera vida eterna, sólo a través de la unión con Jesús. Él es la fuente de vida: Yo he venido para tengan vida y la tengan en abundancia”. 
  4. La Fe: Creéis en Dios, creed también en mi. Jesús señala la actitud fundamental con la cual los discípulos deben afrontar la situación de la separación: la confianza. Pero así como uno cree en Dios a quien no ve, Dios es Invisible, así también hay que creer en él en cuanto Señor resucitado. De la misma manera que se cree en el Dios invisible hay que creer en el Resucitado.
REFLEXIÓN
    Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre: Tal vez es la frase central de todo el texto que estamos leyendo. El camino que anuncia Jesús para tomar es Él mismo. O sea, la aceptación, plena, total, completa del mismo Jesús para seguirlo sin reparos, sin cosas a medias. 
   Seguir el Camino es entonces encontrar toda la verdad. La única verdad con mayúsculas, es que Él es el Hijo de Dios que se hace hombre para salvarnos a todos los que lo acepten como camino hacia el Padre. Por eso, quien sigue este camino y vive en esta verdad tendrá vida a plenitud. Sin Jesús no es posible llegar al Padre. 
   Sólo podrán sus discípulos llegar a la casa del Padre si aceptándolo a Él como camino, viviendo en esta verdad, encuentran la vida plena y para siempre. Jesús  como camino, verdad y vida,  nos invita a seguir esa senda que es Él mismo. 
   La Eucaristía celebrada entre hermanos es la realización más clara y concreta de ese ser camino, verdad y vida que Jesús es, y, al mismo tiempo, de aceptar esa realidad de Jesús por parte nuestra. Que nosotros nos reunamos aquí para celebrar la memoria de la cena de Jesús con sus amigos el Jueves Santo significa que queremos seguir el camino-Jesús. Esta realidad que ahora celebramos aquí debe ser constante en nuestra vida, no sólo una realidad para vivir un rato el domingo.

PARA LA VIDA
   Recién llegado a Nueva York le pregunté a una señora: ¿por favor, dónde está la oficina de correos? Con mucha amabilidad me indicó el camino. Le di las gracias y le dije que viniera a la iglesia el domingo y yo le indicaría el camino que lleva al cielo. No creo que vaya porque si no sabe el camino de la oficina de correos menos conocerá el camino del cielo. 
   En inglés hay una palabra muy bonita "homesick", es decir, añoranza de la casa, nostalgia de la patria y sacar boleto de regreso al hogar. El evangelio de hoy tiene una nota de nostalgia. El Señor dice a sus apóstoles: me voy a casa, a la casa de mi Padre. Sitio para todos.

4° Domingo de Pascua, 11 de Mayo 2014, Ciclo A

San Juan 10, 1 - 10
 Mis ovejas escuchan mi voz... y me siguen 
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  1. El Pastor:  «Les aseguro que el que no entra en el redil de las ovejas por la puerta, es un ladrón y un bandido. Pero el que entra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas. Cristo Buen Pastor conoce a cada uno de los suyos. Con un conocimiento que es amor y complacencia. Cristo me conoce como soy de verdad. No soy un extraño que camina perdido por el mundo. Cristo conoce mi vida entera, toda mi historia. Más aún, conoce lo que quiere hacer en mí. Conoce mis tristezas y mis alegrías, y así me ama…
  2. Las Ovejas:  no sólo escuchan su voz, sino que atienden con interés y responden acogiendo la palabra sembrada en el corazón. ¡Qué hermosa definición de lo que es el cristiano! Se trata de estar atento a Cristo, a su voz, a las llamadas que sin cesar nos dirige. Él no quiere que se pierda ninguna de sus ovejas amadas.
  3. Los Discípulos: El Papa, los obispos y los presbíteros son pastores que tienen como primer deber “anunciar a todos la Buena nueva”. Son los predicadores del Evangelio que llevan nuevos discípulos a Cristo. Religiosos, maestros y padres de familia están dotados de la hermosa misión de extender su mensaje universal de salvación. 
REFLEXIÓN

   Jesús, Buen Pastor, espera nuestra adhesión a Él. Implica el dejarnos guiar, seducir y regir por su cayado y por su voluntad. Tres huellas, del Buen Pastor, nos pueden ayudar a no alejarnos de El: Palabra – Oración - Eucaristía
La PalabraNos ilumina. Nos anima en tiempos de dificultades. Nos rescata de atolladeros en los que, por diversas circunstancias, nos hemos metido. La Palabra del Buen Pastor es siempre segura, certera, suave y a la vez potente.
La OraciónNos fortalece: Por la oración, el Buen Pastor se relaciona con cada uno de los miembros de su rebaño. Con la oración, Jesús, nos señala la vía que hemos de escoger para no perdernos en las noches oscuras de la vida.
La EucaristíaNos alimenta: sin ella, los amigos de Cristo, nos debilitamos. El cristiano que no vive ni participa de la eucaristía se debilita y corre el riesgo de dejarse llevar por los dictámenes del mundo. Se alimenta exclusivamente por otros alimentos perecederos que la sociedad ofrece, para darle culto al cuerpo o agradar el paladar, pero en detrimento de la belleza del espíritu o del alma. La Eucaristía es el Pan en los senderos oscuros.

PARA LA VIDA
  • Una madre no es un árbol pero bajo su sombra uno se puede sentir bien cómodo. 
  • Una madre no es una autopista pero te puede guiar por el mejor camino. 
  • Una madre no es un caramelo pero te puede endulzar la vida. 
  • Una madre no es un te pero puede tibiar la vida. 
  • Una madre no es horno microondas pero puede recalentarte la comida después de esperarte hasta las 3 de la mañana. 
  • Una madre no es una lavadora pero muchas veces te salva lavándote la ropa 5 minutos antes de que te la pongas. 
  • Una madre es un tesoro, un regalo de Dios.

 ORACIÓN POR NUESTRAS MAMÁS 

Señor Jesús hijogracias por las madres que nos has dado, ellas han sido tus enviadas para darnos vida, de ellas hemos aprendido qué es el amor, la cercanía, la felicidad... gracias a ellas te hemos conocido, gracias por enviarlas a nuestra vida. Llena de amor la vida de nuestras madres, premia sus desvelos, trabajos, lágrimas y demás sufrimientos con unos hijos agradecidos y cercanos para con ellas. Amén

2° Domingo de Pascua, 27 de Abril 2014, Ciclo A

San Juan 20, 19 - 31
 Señor mío y Dios mío
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  1. La Paz:  nace de la alegría después de la tristeza. Es cuando vemos enterrar a la semilla que muere y luego brota la planta, crece y da frutos. La paz es un don de Dios que se conquista con las armas del Espíritu. No es la paz de los cementerios donde no sucede nada. La paz del resucitado es una paz activa, una paz que lleva a una acción inmediata, primero por la alegría y luego por la necesidad de comunicar la alegría recibida.
  2. La Misión:  así como el Padre me envió, yo los envío a ustedes. Jesús ya resucitado, como en la primera página de la Biblia Dios sopla sobre el barro para que tenga vida, Él sopla sobre los Discípulos entregándoles el Espíritu Santo. Es la nueva vida en Cristo. Los discípulos reciben el don del Espíritu Santo y ahora tienen el poder de Dios, de perdonar los pecados. ¡Gran responsabilidad! aquella que Jesús confía a su Iglesia. A través de los Apóstoles, Jesús continúa su historia salvífica.
  3. La Fe: es verdad que la fe de Tomás es auténtica y sincera, pero ella tuvo necesidad de la prueba concreta: ver con los propios ojos y tocar con las propias manos al Resucitado. Cuando llega a este punto, el evangelista plantea el problema de cómo llegarán a la fe los que no han podido ver al Señor Jesús: ¿éstos podrán creer? La respuesta es: ¡Claro que sí! No sólo será posible su fe, sino que ésta será superior y más meritoria que la de los primeros discípulos.
REFLEXIÓN
   San Juan nos hace compartir la emoción que experimentaron los Apóstoles durante el encuentro con Cristo, después de su resurrección. Nuestra atención se centra en el gesto del Maestro, que transmite a los discípulos temerosos y atónitos la misión de ser ministros de la misericordia divina. 
   Les muestra sus manos y su costado con los signos de su pasión, y les comunica:“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. E inmediatamente después “exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”" (Jn20, 22-23). Jesús les confía el don de “perdonar los pecados”, un don que brota de las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado emana su misericordia.
Quien cree realmente en el Señor resucitado, no puede vivir dominado por un estado de tristeza permanente, de miedo y de angustia, porque el sol fulgurante de la pascua aclara todo su cielo y le da confianza, paz y gozo. ¿Ha crecido en esta pascua mi fe, mi paz, mi alegría? ¿He tomado en serio la pascua (el paso) del Señor en mí?
PARA LA VIDA
   Érase una vez un sacerdote y un fabricante de jabón que estaban dando un paseo. El fabricante de jabón le dijo: "Padre, ¿para qué sirve la religión? Mire la miseria y las guerras y el sufrimiento que hay en el mundo. Después de tantas oraciones, sermones y enseñanzas todo sigue igual. 
   Si la religión es buena y verdadera, ¿por qué todo sigue igual?" Siguieron caminando y se encontraron con un niño todo sucio. El sacerdote le dijo al fabricante de jabón: "Mire ese niño. Usted dice que el jabón limpia pero ese niño sigue estando sucio. ¿Para qué sirve el jabón?". El fabricante de jabón le contestó: Padre, el jabón no puede evitar la suciedad a no ser que sea usado todos los días."Exacto replicó el sacerdote, exacto.