Solemnidad La Santísima Trinidad, 19 de Junio de 2011

San Juan 3, 16-18

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( La Santísima Trinidad)

1. La Santísima Trinidad: no confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: «el misterio de la Trinidad». Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: «El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza en tres personas distintas». «Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina».

2. El Padre: no lo es sólo en cuanto Creador, es eternamente Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: «Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

3. El Hijo: es «consubstancial» al Padre, es decir, un solo Dios con Él. En su formulación, el Credo de Nicea confesó «al Hijo Único de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre».

4. El Espíritu Santo: 3ª persona de la Trinidad, es enviado a los apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre. El envío de la persona del Espíritu en pentecostés, tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad.

REFLEXIÓN

Celebramos en este domingo la fiesta de la Santísima Trinidad, fiesta en la que contemplamos el misterio de Dios, en el que creemos, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y una sola naturaleza divina. Nuestro Dios es relación de amor. También podríamos decir, que celebramos el misterio del ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios.

PARA LA VIDA

El pequeño Jaime recuerda una noche en casa de su abuela, como la noche de la gran tormenta. Su padre tuvo que ir a buscarlo. Viento, agua, truenos y rayos llenaban el cielo oscuro y tenebroso…

El padre de Jaime llegó con un impermeable azul grande y le dijo: “Hijo, vamos a casa”. Cubrió a su hijo con su impermeable y los dos se enfrentaron a la tormenta. A pesar de la ferocidad de la tormenta el pequeño Jaime no tenía miedo. Sabía que su padre lo guiaba. Abrazado a su padre, se sentía seguro. Poco después el impermeable se abrió y estaban en casa.

ORACION

Santísima Trinidad, acompáñanos en los viajes de esta vida

y en el viaje a la eternidad. Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Solemnidad de Pentecostés, 12 de Junio de 2011

San Juan 20, 19-23

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( Pentecostés )

1. Pentecostés: la palabra “Pentecostés” quiere decir “el día número 50” o “el quincuagésimo día”. Se trata del nombre de una fiesta judía conocida como “Fiesta de las Semanas”, más exactamente la de las “siete semanas” que prolongaban la celebración de la gran fiesta de la Pascua. En este día el fruto ya estaba maduro.

2. El Espíritu Santo: es el fruto maduro de la Pascua, el artífice de nuestra santificación. Dios Padre fue el creador, Dios Hijo fue el redentor y Dios Espíritu Santo es el santificador. Él tiene la tarea de iluminarnos para que todos le conozcamos y le amemos. Tiene la encomienda de guiarnos al cielo.

3. La Paz: es la que desea a sus discípulos, como don y fruto del Espíritu, la paz valiente y dinámica, una paz que sea fruto de la justicia y del amor. Es muy importante que los cristianos sembremos en el mundo este don de la paz, predicando con nuestra palabra y con nuestro ejemplo la justicia y el amor de Dios. Este don comienza desde nuestro hogar.

4. La Misión: Jesús los envía al mundo lo mismo que él fue enviado por el Padre. La misión de los discípulos, la evangelización, no será posible sin la fuerza del Espíritu Santo. Nuestras obras, no serán perfectas sin el Espíritu.

ORACION:

Ven, Espíritu Santo,

llena los corazones de tus fieles,

y enciende en ellos,

el fuego de tu Amor.

Envía, Señor, tu Espíritu,

y renueva la faz de la tierra.

REFLEXIÓN

La fiesta de la Pascua no acaba hoy: llega a su culmen. Lo que sucedió con el Señor resucitado, se realiza ahora en los creyentes por el don del Espíritu Santo. La palabra “Pentecostés” alude al día número cincuenta desde la noche pascual hasta hoy, y desde hoy hasta la eternidad celebramos la alegría del Señor resucitado en medio de nosotros.

DONES DEL ESPÍRITU SANTO

1. Sabiduría: nos comunica el gusto por las cosas de Dios.

2.Ciencia: nos enseña a darle a las cosas terrenas su verdadero valor.

3.Consejo: nos ayuda a resolver con criterios cristianos los conflictos de la vida.

4. Piedad: nos enseña a relacionarnos con Dios como nuestro Padre y con nuestros hermanos.

5.Temor de Dios: nos impulsa a apartarnos de cualquier cosa que pueda ofender a Dios.

6. Entendimiento: nos da un conocimiento más profundo de las verdades de la fe.

7. Fortaleza: despierta en nosotros la audacia que nos impulsa al apostolado y nos ayuda a superar el miedo de defender los derechos de Dios y de los demás.

Nota:

Les queremos obsequiar un regalo a todos los padres y sus familias

en el mes del padre el

Viernes 17 de Junio a las 6:30: p.m. Misa y de

7:15 a 8:15: p.m. GRAN CONCIERTO

en la Capilla.

¡FELIZ DIA PARA TODOS LOS PADRES!

7° Domingo de Pascua, 5 de Junio de 2011

San Mateo 28, 16-20

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( La Ascensión )
  1. La Ascensión: indica la subida al cielo de Jesús, y con su bendición deja la tierra en manos de quienes le aman y bajo la responsabilidad de sus discípulos quienes tendrán que responder de su misión ante Jesús. El Señor ha de volver a pedirnos cuentas. Al ascender el Señor a los cielos y sentarse a la derecha del Padre, garantiza su intercesión y ayuda sobre nosotros quienes le colaboraremos en la santificación del mundo.
  2. La Fe: en el Credo profesamos nuestra fe en la gloria del Resucitado: “Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso”. Los “cielos” son el nombre sagrado de Dios. Sentarse junto a Dios es la dignidad divina de Jesús. Y junto a Él, quienes permanezcamos fieles a Él.
  3. El Consuelo: “Yo estoy con vosotros”. “Está con nosotros en su Palabra, entre sus fieles, en el misterio eucarístico del pan y del vino. Está con nosotros en el consuelo que nos transmite gracias a su Espíritu y en la fuerza con que el mismo Espíritu nos ayuda a dar testimonio de su vida y de su misión en este mundo.
  4. El Bautismo: La fuerza del Espíritu es el inicio de una etapa nueva en la historia de la salvación: la del Padre, la del Hijo, la del Espíritu- es un solo plan de Dios que incorpora al hombre y lo hace testigo con la fuerza del Espíritu santo.
REFLEXIÓN

La Ascensión no es un puro simbolismo. Se trata del final de la etapa que el Jesús de la historia vivió en la tierra desde su encarnación hasta su resurrección. En su ascensión al cielo pone en marcha el camino hacia al Reino. Bajó primero y luego volvió a su Padre.

Y de acuerdo con su promesa de enviarnos su divino Espíritu, sigue entre nosotros. Su presencia en el Pan y en Vino, en la Eucaristía, es un acto de amor supremo. Esta presencia se prolonga en cada fiel

.

PARA LA VIDA PRÁCTICA

Buenos días- dijo el principito. -Buenos días- dijo el mercader. Era un mercader de píldoras perfeccionadas que aplacan la sed. Se toma una por semana, y no se siente ya la necesidad de beber.-¿Por qué vendes eso?- dijo el principito. -Es una gran economía de tiempo- dijo el mercader.

Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana. -¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos? -Se hace lo que se quiere… “Yo, se dijo para sí el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría tranquilamente hacia una fuente”.

El tiempo es demasiado lento para los que esperan, demasiado veloz para los que temen, demasiado largo para los que sufren, demasiado corto para los que disfrutan, pero para los que aman, el tiempo es la eternidad, es estar con Dios…

6° Domingo de Pascua, 29 de Mayo de 2011

San Juan 14, 15-21
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    ( Promesas de Jesús )

  1. El Amor: Cuando el amor es auténtico se genera una profunda comunión de las personas, de tal manera que hay entre ellas una sintonía para que todo tienda al bien. De allí que a quien ama verdaderamente al Señor le sea natural guardar sus mandamientos y vivir en su Amor.
  2. La Promesa: El Señor Jesús revela al Espíritu Santo y lo envía de parte del Padre para acompañarnos. Él establece una relación personal con cada cual, derramando el Amor de Dios en la vida interior. Él pone una señal en aquellos a quienes vivifica, guiándonos a la verdad que nos hace libres, llenándonos de esperanza, infundiéndonos fuerza, ayudándonos a orar y dirigiéndonos en la praxis apostólica y en la vida cotidiana en la fe, y adornando al ser humano al que toca con los frutos todos del Espíritu.
  3. La Esperanza: sabemos que si acompañamos a Cristo en su vida, también tendremos la dicha de esperar acompañarlo en su muerte y su resurrección. Esta esperanza debe dar fuerza a nuestra fe en la resurrección de Cristo.
REFLEXIÓN

El Amor, no es un slogan publicitario; es la razón y el objetivo de nuestra fe en Jesucristo. El Evangelio de hoy comienza y termina uniendo al Amor con la obediencia. Jesús afirma que nuestra obediencia a sus mandamientos será la señal de nuestro amor por Él.

El Amor que Jesús nos pide no es el tipo de amor sentimental, soñador o pasajero; el Amor del que Jesús habla es aquel Amor que le llevó a dar la vida por nosotros. Cristo nos recuerda hoy que “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama: al que me ama, lo Amará mi Padre, y yo también lo Amaré y me revelaré a él”.

Así pues, el Amor nos introduce en las fibras más profundas de Jesucristo. El Amor abre ante el corazón humano el misterio de esta unión con el Padre en Cristo mediante la fuerza del Espíritu Santo, que actúa en nosotros.


PARA LA VIDA

De joven era un revolucionario y mi oración a Dios era siempre la misma: dame fuerza, Señor, para cambiar el mundo. De mayor viendo que no había cambiado nada, ni siquiera uno, cambié mi oración: Señor, oraba, dame la fuerza de cambiar a los míos, mi familia, mis amigos y me sentiré satisfecho.

Ahora que soy anciano y mis días están contados mi única oración es: Señor, dame la gracia de cambiar yo. La historia de nuestra vida es la historia de nuestras relaciones. Y una relación implica comunicación, conocimiento, amor y presencia.


ORACIÓN

Si somos ciegos, Tu Luz brilla constantemente. Si somos sordos, Tú continúas hablándonos insistentemente. Si oramos, Tú estás ahí, si no oramos, Tú estás también ahí. En nuestra maldad y en nuestra bondad, Tú estás ahí. En nuestro dolor y en nuestra alegría, Tú estás ahí. En nuestro morir y en nuestro vivir, Tú estás ahí. Siempre, Tú estás siempre ahí para nosotros.