4° Domingo de Adviento, 19 de Diciembre de 2010

San Mateo
1
, 18-24

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( Dios con nosotros )

1. El Pecado: pretende convertir la mentira en verdad. Es engañarse a sí mismo. Es la soledad del hombre por estar lejos de Dios. Y Jesús, que nos viene a salvar de los pecados, viene a devolvernos la compañía de Dios y la compañía de nuestros hermanos los hombres.


2. La Justicia: decir de una persona que “es justo” es lo mismo que decir que “es bueno”, “es santo”. “Aquel de vosotros que esté sin pecado que le arroje la primera piedra”. La justicia de Jesús, como, en este nuestro caso, la de José, fue una justicia misericordiosa, una justicia basada no en la Ley de Moisés, sino en la ley del mandamiento del amor a Dios y al prójimo.


3. Emmanuel: significa “Dios con nosotros”. La preparación propia del Adviento debe consistir en eso: en hacer posible que Dios, el Niño que va a nacer, pueda quedarse a vivir con nosotros.


4. La Esperanza: tal vez, también nosotros, como José… tengamos dudas y hasta temores.

¿No será mucho lo que Dios nos pide? Dejemos que la próxima Navidad nos invada con su Misterio. Soñemos y, en el sueño, ojala que Dios nos dé la oportunidad de soñar con El. ¿Hemos soñado alguna vez con el cielo?

¿Hemos soñado con Dios, con María, con Jesús o con el Espíritu?

REFLEXIÓN

Apuremos estos últimos instantes. ¡Dios está a la puerta! ¡Dios está llamando! ¡Que no pase de largo! ¡Que, con José y María, preparemos ya –interna y externamente– nuestros hogares y nuestras almas para que de verdad se note que un Niño nos va a nacer! Si Jesús, al nacer, no encontró más riqueza que el amor y la ternura de José y María que, por lo menos encuentre también en nosotros el mejor pesebre donde hacerse presente: nuestro corazón.

PARA LA VIDA PRÁCTICA

Un día, cuando yo era niño, un anciano me colocó sobre sus rodillas y puso su mano sobre mi cabeza como si me fuera a dar una bendición. Alexis, me dijo, te voy a decir un secreto. Eres muy pequeño para entenderlo ahora, pero mira, ni el cielo ni la tierra son suficientemente grandes para contener a Dios, sólo el corazón humano es bastante grande para albergar a Dios. Así pues, Alexis, ten mucho cuidado, que mi bendición te acompañe siempre y nunca, nunca, hieras el corazón de otra persona. Este Dios que se hace presente y entra en la historia del mundo y en nuestras vidas no es un meteorito caído del espacio, ni un extraterrestre venido de otro planeta.



3° Domingo de Adviento, 12 de Diciembre de 2010

San Mateo
11
, 2-11




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( La Alegría )


1. La Persecución: como Juan Bautista, hoy también hay hombres y mujeres que son perseguidos y encarcelados por defender y pregonar la verdad. Hoy también hay sonrisas y palabras de burla ante los voceros de Dios, insultos descarados o encubiertos al paso de un sacerdote, que no tiene reparo en aparecer como lo que es, un signo incluso llamativo, que proclama con sólo su presencia un mensaje divino de perdón y de misericordia, que ofrece abiertamente el camino de la salvación eterna.


2. La Esperanza: el Señor está cerca, pero lo que de Él nos separa no es la distancia del tiempo, ni la magnitud de su grandeza, sino la pobreza de nuestra fe, los afanes del mundo y de la riqueza, la indiferencias. Está cerca en el pobre y en el que sufre. Está cerca en la naturaleza, huella y obra del Creador y está, sobre todo, en nuestro interior profundo.


3. La Alegría: se puede vivir con gozo, con alegría y con esperanza, ya que Dios mismo va a venir en nuestra ayuda. “El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa. Robusteced las manos débiles, robusteced vuestra fe y caridad… Mirad a vuestro Dios… viene en persona. Él nos sanará y nos salvará”. Dios trae noticias para buenas, de alegría, paz y amor.

REFLEXIÓN

Nuestra felicitación en este domingo de la alegría nace de sentirnos dichosos por acoger el Reino de Dios en nuestras vidas. Por abrirnos a la novedad de Dios entre nosotros, por optar por los más pobres, por los que no cuentan (por los últimos), por prepararnos a la Navidad de verdad, y no a la que sale por la tele; por dejar que sea Dios el Señor de nuestras vidas, el que marque los ritmos, el que lleve el timón. Que la Eucaristía que celebramos cada domingo nos ayude a vivir con la alegría de Dios cada instante de nuestra vida.

PARA REFLEXIONAR EN LA VIDA

Juan, un joven universitario, entró descalzo, con blujeans rotos y una camiseta sucia y llena de agujeros y despeinado, un domingo en una distinguida iglesia. La iglesia estaba llena y como no encontraba asiento caminó hasta el púlpito y se sentó al frente en la alfombra. La gente contemplaba al joven con asombro e incomodidad.

Se sentía una gran tensión en el ambiente. Un diácono, ya mayor, elegantemente vestido, encargado del orden y del protocolo, se dirigió lentamente hacia Juan.

Todos los fieles pensaban lo mismo, lo va a echar o lo va mandar sentarse atrás. Se hizo un gran silencio y el sacerdote interrumpió el sermón y también calló.

El anciano diácono dejó caer su bastón al suelo, con mucho trabajo se agachó y se sentó junto a Juan para que no se sintiera solo durante la celebración. No hizo lo que la asamblea esperaba ni lo que su cargo exigía. El sacerdote continuó su sermón con estas palabras: “Lo que voy a predicar no lo recordarán. Lo que acaban de ver nunca lo olvidarán”.


2° Domingo de Adviento, 5 de Diciembre de 2010

San Mateo
3
, 1-12


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1. El Desierto: ¡Cuántos desiertos hay a nuestro alrededor! Desde el que sufre el inmigrante que ha dejado su patria y no acaba de encontrar el trabajo que busca, hasta los hombres y mujeres que viven el desamor de una familia destruida, pasando por los niños y ancianos abandonados porque hay otras prioridades que atender... ¡Cuánta soledad, vacío, desesperación y desiertos en nuestro corazón. En este adviento, Jesús cambia nuestros desiertos en manantiales de agua fresca.

2. Convertirse: es cambiar la mente y el corazón. Es pensar distinto y comportarnos de una manera nueva: Sólo así será FELIZ NAVIDAD. Si de verdad queremos convertirnos debemos preparar el camino del Señor, derribar los muros de soberbia y limpiar los senderos de mezquindades y bajas pasiones que no dejan al Señor entrar en nuestro propio corazón y en nuestra vida.


3. Conviérteme, Señor: de mi tibieza espiritual para anunciarte, amarte y seguirte. Como la conversión es un proceso lento y para toda la vida, pidámosle todos los días diciéndole: Conviérteme, Señor.


1° Domingo de Adviento, 28 de Noviembre de 2010


San Mateo 24, 37-44

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( Inicio Adviento )

¡ FELIZ NUEVO AÑO LITÚRGICO PARA TODOS !

Con el Adviento iniciamos un nuevo año litúrgico, el ciclo A. Les deseo el más espiritual de los años, de la mano de Jesús, de María y de nuestra patrona Santa Ana.

1. Adviento: la palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.


2. Preparación en la Espera: es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.


3. La Conversión: es un ejercicio permanente en la vida del cristiano. Es, no sólo salir del pozo abismal de la oscuridad y caminar a pleno día en el llano, sino que es ir muriendo cada vez más, subir, seguir dando pasos, no quedarse estancado; la meta es la cima de la
montaña
.

34° Domingo del Tiempo Ordinario 21 de Noviembre de 2010

San
Lucas 23, 31-43


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( Viva Cristo Rey )


1. La Cruz: es el trono desde donde nos salva. Clavado en la cruz, Jesús es el Rey del amor divino que escucha y perdona, que devuelve bien por mal. En la cruz nos da la suprema lección de entrega, amor y humildad, contrario a este mundo que impulsa a la ambición, al poder, a los honores y a la vana gloria.

2. El Rey: Jesús afirmó: “mi reino no es de este mundo”. Su trono es la cruz, su corona es de espinas, su cetro una caña, su manto de coronación un traje destrozado, su misión servir y dar la vida por los demás, su reino es de justicia, amor y paz.


3. El Reino de Dios: el reino de su Hijo querido será un reino de ciudadanos redimidos, perdonados y reconciliados. Es un reino universal, sin fronteras, ni excluidos, ni marginados porque su amor es universal y su corazón incluye a todos. Su reino no se ha hecho con la fuerza de la espada, ni con la sangre de víctimas inocentes, sino con la sangre preciosa del Cordero de Dios, derramada por los pecados de la humanidad.


REFLEXIÓN

En este último domingo del tiempo ordinario celebramos a Cristo Rey del Universo. No obstante, su manera de reinar es diferente: Su “trono” es la cruz. Y su “vara de mando” es una toalla ceñida y una jofaina llena de agua. Cristo reina desde la cruz, porque en ella entregó su vida por los pecadores; y como no vino a ser servido, toda su vida la pasó haciendo el bien, sirviendo. En este último domingo queremos resumir su vida diciendo que Jesús fue “servidor”, y que si queremos ser seguidores suyos, hemos de imitar su ejemplo y ponernos al servicio de nuestros hermanos, aunque eso muchas veces nos cueste esfuerzos, sufrimientos, cruces, compromisos, y entrega. El próximo domingo daremos la bienvenida al ADVIENTO, tiempo de Conversión y Esperanza.

ORACIÓN

REINARÉ, CONTIGO, SEÑOR Anunciando tu misericordia y tu lealtad, Tu presencia y tu comunión con el Padre, Tu fidelidad y tu reino de vida, verdad, amor y paz. Amén.

PARA MEDITAR

En un antiguo reino, sin previo aviso, se le ocurrió a un rey salir de su palacio y visitar a sus súbditos. Y, para que el pueblo se mostrase tal y cual era, el rey apareció montado en un caballo y vestido con una túnica humilde.

Fue saludando uno por uno los hogares, ayudando a los necesitados, preguntando por los niños, los jóvenes, los ancianos…y, al final, tomó su propia cabalgadura y la regaló a una familia especialmente pobre.

En la despedida un aldeano reparó en que –aquel misterioso personaje- era el monarca. Salió a la calle y golpeando por las puertas gritaba ¡era el rey! ¡era el rey!¡Lo ha dado todo! ¡Qué maravilla con el rey! ¡nos lo ha dado todo! BENDITO DIOS.

33° Domingo del Tiempo Ordinario 14 de Noviembre de 2010

San Lucas 21, 5-19


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( La Perseverancia )


1. El Día Final: cuando andamos agobiados, enfermos, preocupados, ansiosos, podemos sentir que estamos, en cierto modo, al final de nuestras vidas, pero si mantenemos nuestras fuerzas concentradas en la meta real, veremos que ningún problema de este mundo puede destrozarnos. Nuestro reino no está en este mundo y las cosas de este mundo no son nuestro fin. Nuestra meta es Dios, vivir en los brazos de Jesús en el cielo.

2. El Juicio: todos los días nos enfrentamos a un juicio, en donde el juez es nuestra propia conciencia, donde resuena la voz de Dios. Al comienzo de cada Eucaristía estamos de cara a un juicio: reconocer nuestros pecados, enfrentarnos con nosotros mismos, reconocernos débiles y por tanto necesitados de Dios, realmente es un juicio verdadero, como el del día final. Preguntémonos, ¿cómo está nuestro interior?, ¿Jesús admirará la belleza de nuestro corazón así como los judíos ponderaban y admiraban la fachada del templo?


3. La Perseverancia: requiere equilibrio; si no nos mantenemos centrados en Dios, nosotros oscilamos y caemos. Si Dios no nos muestra inmediatamente donde afirmar nuestro pie para avanzar, nosotros o caemos lejos o caemos en su mano. ¡La mano de Dios nunca es temporal! La mano de Dios proporciona la seguridad verdadera.


REFLEXIÓN

El Señor entrevé la caída del templo de Jerusalén, y también recuerda por unos momentos el fin del mundo. Esos momentos finales en los que surgirán falsos profetas y mesías, proclamando ser los portadores de la salvación eterna. Jesús nos pone en guardia a todos. No vayáis tras de ellos, no les creáis cuando afirmen que el fin está ya cerca (son charlatanes de los que no conocen). Habrá guerras y revoluciones, pero todavía no ha llegado el momento. Por eso hay que permanecer serenos, no dejarse llevar por el pánico, tener la confianza puesta en Dios que no nos abandonará en los terremotos de la vida.

LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO

Un grupo de estudiantes de Geografía estudiaba las siete maravillas del mundo y a pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por las siete siguientes: Las Pirámides de Egipto, El Taj Mahal, El Gran cañón, El Canal de Panamá, El Empire State, La Basílica de San Pedro, La Muralla China.

Mientras se hacía la votación el maestro notó que una estudiante permanecía aún callada y no había entregado aún su lista. Así que le preguntó si tenía problema para hacer aún su elección. La muchacha tímidamente respondió: Sí, un poco no podía decidirme pues son tantas las maravillas.

El maestro dijo: Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte. La muchacha titubeó y después leyó:

Creo que las Siete Maravillas son: poder tocar, poder saborear, poder ver, poder escuchar...Titubeando un poco continuó: Poder sentir, poder reír y... poder amar. Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto.

Lección: La verdadera maravilla no está en las cosas sino en lo que el ser humano es capaz de hacer desde el esplendor de su corazón.