7° Domingo del Tiempo Ordinario, 20 Febrero de 2011

San Mateo 5, 38-48

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(
Identificarnos con Cristo
)

  1. La Perfección: Es imitar a Dios y se concreta en el perdón, que es el don por excelencia. Perdonar es recrearse, liberarse, creer en el otro, abrirlo a la dicha de una nueva vida. Todos nuestros enemigos se harán nuestros amigos en la medida de nuestro perdón. Lo que se nos pide es que actuemos diariamente con los mismos sentimientos de Jesús.
  2. El Comportamiento: el discípulo de Cristo cuando se vea lesionado tiene que ir más allá de lo que la ley contempla, y regirse por el principio de la misericordia. “Acabar el mal a fuerza de bien”.
  3. Amar a los Enemigos: No resulta fácil, por la sola voluntad, amar a los enemigos. A cambio de qué, responder al odio con amor?, A la violencia con la mansedumbre?, A la afrenta con la humildad?, al mal con el bien?: Ni más ni menos para ser como Dios, compasivos y misericordiosos. Dichosos los misericordiosos porque Dios les tendrá misericordia.

    El centro de nuestra existencia, es Dios mismo. El es la fuente de la bondad y, cuando Dios configura totalmente el vivir cotidiano de una persona, esa misma persona, es capaz de llegar al grado de perfección o a esa utopía que nos puede parecer el evangelio de este día.

REFLEXIONEMOS

Las lecturas de hoy nos hablan de la santidad. Es más, el evangelio termina con una invitación a ser “perfectos”. A eso estamos llamados todos los que queremos seguir las huellas de Jesús. Jesús pide más, a sus discípulos y a su comunidad.

El amor ha de llegar a todos porque todo hombre ha de tener la experiencia del amor de Dios. En este punto el hombre ha de ser colaborador de Dios. La medida de la acción del hombre es Dios. Sed perfectos como vuestro Padre celestial.

PARA MEDITAR EN LA SEMANA

Es la historia de dos agricultores que vivían cerca el uno del otro. Un día el perro de uno de ellos se soltó y mató al niño de dos años de su vecino. El padre del niño angustiado cortó la comunicación y la relación con su vecino y los dos hombres vivieron en amenazante enemistad durante años.

Y un buen día el fuego arrasó la propiedad del agricultor dueño del perro y destruyó su granja y sus herramientas. No podía ni labrar sus tierras ni sembrarlas y su futuro era incierto.

Pero a la mañana siguiente se despertó y encontró sus tierras labradas y listas para la siembra. Preguntó y supo que el que había hecho esta buena acción no era otro que su enemigo, su angustiado vecino.

Con mucha humildad salió en su busca y le preguntó por qué lo había hecho. Su respuesta fue la siguiente: “Labré tus tierras para que Dios siga vivo”. El amor cristiano es mucho más que afecto y amistad, es perdón y reconciliación, es gracia y resurrección.

6° Domingo del Tiempo Ordinario, 13 Febrero de 2011

San Mateo 5, 17-37


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( Mandamiento del Amor )

  1. Los Conflictos: no sólo envenenan el corazón y conducen al envenenamiento de la comunidad sino que nos rompen el corazón. Hay que colocar todo empeño en evitar no sólo la acción mala, sino también el corazón malo y la palabra mala. Como personas de paz y de fe debemos evitar que los conflictos, peleas y tensiones debiliten el amor hacia el prójimo. La paz es el alimento de un corazón noble.
  2. Reconciliación: El camino que Jesús sugiere para la superación de los conflictos es el del amor y la reconciliación. Para ello se requieren naturalmente dos o más personas. La reconciliación no se puede obtener con el esfuerzo de una sola parte; presupone la disponibilidad de la otra parte.
  3. El Adulterio: Nace de un corazón desordenado, de una mirada concupiscente y carnal. La fuerza de la fidelidad y el temor de Dios superará los estándares del divorcio.
  4. La Verdad: los hombres no somos transparentes los unos con los otros. Cada persona no puede saber por sí misma todo lo que es importante para ella o aprenderlo con las propias fuerzas; depende de las afirmaciones y de las promesas de su prójimo. Jesús nos dijo en su Palabra: «A vosotros os basta decir sí o no». Se requiere una relación estable y directa con la verdad, sin necesidad de recurrir a ninguna forma de juramento.
  5. El Perdón: El prójimo es el lugar de encuentro con Dios. No puede comulgar con Dios quien no es capaz de perdonar al hermano. “Un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias”, Señor (Sal 50,10). Jesús reafirma lo dicho por un letrado: “Amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”

PARA MEDITAR

Erase una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua.

Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya quería entregar esta estatua. Su ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable.

En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido.

Más adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua. El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus promesas. El escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral.

Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.

Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza. El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.

5° Domingo del Tiempo Ordinario, 6 Febrero de 2011

San Mateo 5, 13-16


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( Sal y Luz del Mundo )

La Sal del Mundo: la sal es la gracia de la vida. Da gusto a los alimentos y preserva de la corrupción. De modo que el discípulo, para ser sal de la tierra, debetener “gracia y salero”: tomar el sabor y la fuerza transformante del Señor, viviendo como el Señor enseña: dar sabor a lo insípido. Condimentar con el amor de Dios.

La Luz: La luz no es para guardarla, sino para ponerla en lo alto y que ilumine,La luz del cristiano está

· En su fe: puede ofrecer verdades, seguridades, valores.

· En su esperanza: puede mostrar ideales, razones para vivir y luchar, sentido de la vida y de las cosas.

· En su caridad: más que una luz, es una hoguera; enseña el misterio de la vida y su verdad, el camino de la felicidad, la fuerza en la que se apoya la convivencia y que mueve y hace crecer el mundo.


REFLEXIÓN

El Evangelio –puesto en el interior del sermón de la montaña- hace hincapié en este aspecto de la vocación del creyente.

Éste es presentado como lleno de luz y transmisor de la luz. Se habla de la luz, la sal y la ciudad, evidenciando que el fiel debe influir en la vida de los demás a través del testimonio personal y comunitario (es importante que el testimonio se inserte siempre en la Iglesia, de lo contrario carece de sentido).

Nuestra vida en el mundo, según el Evangelio, es sal y luz, porque sus efectos deben ser parecidos a la acción benefactora de salvaguardar los alimentos, frenar la corrupción, denunciar la presencia de seres malignos, iluminar las mentes o conciencias y animar la salvación en el camino de la fidelidad a Dios y a los hombres.

Si hoy, a pesar de la gracia del Señor, de la voz de sus profetas, del testimonio de los santos y hombres de bien, el mundo prefiere seguir caminos de pecado, preguntémonos: ¿qué nos sucedería si faltaran denuncias proféticas, llamadas a la cordura, testimonios de entrega en servicio de amor a los más necesitados?


EL FUEGO

Erase una viga de hierro muy dura que había que romper.

· "Yo haré el trabajo", dijo el hacha. Y comenzó a golpear con fuerza el hierro y a cada golpe que daba su filo se iba dañando hasta que dejó de dar golpes.

· "Déjame a mí", dijo la sierra. Y comenzó a trabajar la superficie del hierro hasta que sus dientes se gastaron y se rompieron. Y se dio por vencida.

· Ah, dijo el martillo, ya sabía yo que no lo iban a conseguir. Mírenme a mí. Y después del primer golpe, el martillo voló por el aire y la viga de hierro seguía igual.

· "¿Me dejan intentarlo?", preguntó tímidamente la llama de fuego. "Ni lo intentes", le contestaron el martillo, la sierra y el hacha. "¿Qué puedes hacer tú?" Pero la llama rodeó el hierro, lo abrazó, calentó y no la dejó hasta que se fundió bajo su influencia poderosa. La persistencia de la pequeña llama rompió la viga de hierro.

El Señor nos dice que debemos ser persistentes, eficaces y que tenemos que hacer la diferencia, que tenemos que estar presentes si queremos impactar nuestro entorno. "Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo".

4° Domingo del Tiempo Ordinario, 30 Enero de 2011

San Mateo 5, 1-12

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( Las Bienaventuranzas )

  1. Ser Pobre: Jesús nos quiere decir que no debemos poner nuestra confianza y felicidad en las cosas materiales (juguetes, ropa, dinero, viajes…) sino solo en Dios. Cuando toda nuestra esperanza está puesta en Dios, aún con carencias
    materiales, podemos tener paz, armonía y ver la vida con esperanza.

  2. Tener Hambre: San Mateo agrega “hambre de justicia”. Cristo nos quiere decir que las personas que buscan actuar siempre rectamente, dando a cada quien lo que merece, y cumpliendo lo que es su deber cristiano, siempre tendrán paz en su corazón, porque la justicia está siempre en su corazón.

  3. Sufrir: Jesús no se refiere a sufrir por sufrir, sino a aceptar esos sufrimientos que no puedo evitar, como una forma en que Dios me ayuda a ser mejor; a entender mejor a los que sufren y saber ayudarles; a saber descubrir mis faltas y arrepentirme de ellas para superarlas; a saber poner en manos de Dios mis esperanzas…porque Dios está junto al que sufre.

REFLEXIÓN

La primera bienaventuranza habla de los pobres en el espíritu, que con palabras de un escritor es como si quisiera decirnos que en lo que tenemos que fijarnos no es en lo exterior, sino más bien en lo interior; que no es tanto el tener o no tener, el tener
mucho o el tener poco, sino que lo que verdaderamente importa es el no estar sujeto ni depender de nada.

Lo que nos convierte en Hijos de Dios es el tener un alma de pobre. De poco ha de
servirnos el no tener bienes ni riquezas si nuestro corazón de alguna manera las necesita y las busca viviendo para ellas. De poco servirá carecer de todo si con ello me siento desgraciado.

El pobre es bienaventurado porque al no estar atado por nada, nada le va a impedir
ir a la búsqueda de Dios y seguro que quien busca a Dios desinteresadamente acabará encontrándole y lo tendrá todo.

PARA LA VIDA PRÁCTICA

Cuando se conquistó el Oeste Americano, la gente viajaba en diligencia. Lo que, tal vez, no sabe usted es que había tres clases de viajeros.


· Los viajeros de primera, pasara lo que pasara en esos viajes turbulentos,
permanecían sentados todo el tiempo.

· Los viajeros de segunda, cuando surgía un problema, bajaban de la diligencia mientras se solucionaba el problema y miraban.

· Los viajeros de tercera tenían que salir, mancharse las manos, arreglar la rueda rota, empujar…poner la diligencia en marcha.

En este viaje hacia la casa de Dios nos decía el Señor hay que cambiar de vida y de corazón, eso sólo lo puede hacer cada uno. En este viaje hacia una vida más digna, hacia una comunidad más unida, hacia un barrio más seguro, necesitamos la ayuda de todos.