San Mateo 2, 13-15.19-23
"La Sagrada Familia de Jesús, María y José"
Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.
1- La Sagrada Familia: el mutuo amor de José a María y de ellos a Dios fue la clave de la unión entre ambos y de la santidad del hogar. El amor de los padres hacia el hijo y del hijo hacia los padres, hace de una familia una realidad Sagrada. Cuando Dios está en el centro del hogar, la familia resplandece y la sociedad crece de forma sana y espiritual.
2.- María y José: no les fue fácil ser familia de Dios, pero se mantuvieron unidos custodiando a su hijo y no perdieron de vista nunca a su Dios.
2- Educar a los Hijos: nunca ha sido fácil la educación de los hijos; sin embargo, hoy parece una tarea más difícil. Los buenos padres, serán el referente para los futuros hogares. Esto exige asumir valores y tener buenas raíces; colocar mucho amor, dedicación, paciencia, entrega y dedicación.
3.- Navidad: no celebraríamos bien la Navidad, si no nos diéramos cuenta de lo importante que es preservar en nuestras familias. La desintegración de las familias hace que la sociedad se deshumanice y Dios no esté en el centro de la vida de los creyentes. La familia es para el cristiano el lugar donde todo lo humano tiene cabida y sentido, es el lugar donde se aprende a sentirse amado por Dios. Puede que nuestra vida familiar no sea perfecta, que no logremos la ansiada felicidad, pero pensemos que a la familia de Dios no le tocó mejor suerte: fue ignorada cuando iba a nacer el niño, fue perseguida, apenas éste vio la luz; tuvo que exiliarse para salvar la vida del hijo y pudo retornar tras la muerte de su perseguidor. Hoy en esta fiesta de la Sagrada Familia, pongamos en manos de Dios, a nuestra familia y defendámosla porque es un regalo de Dios.
REFLEXIÓN
La liturgia de este domingo nos propone a la familia de Jesús, como ejemplo y modelo para nuestras comunidades familiares. Las lecturas ofrecen indicaciones prácticas para ayudarnos a construir familias felices, que sean espacios de encuentro, lugares para el compartir, para la fraternidad, para el amor verdadero.
La primera lectura presenta, de forma muy práctica, algunas actitudes que los hijos deben tener para con los padres. Es una forma de concretar ese amor del que habla la segunda lectura.
La segunda lectura subraya la dimensión del amor que debe brotar de las acciones de aquellos que viven “en Cristo” y aceptan ser “Hombres Nuevos”. Ese amor debe alcanzar, de forma muy especial, a todos los que comparten con nosotros el espacio familiar y debe traducirse en determinadas actitudes de comprensión, bondad, respeto, solidaridad, servicio.
El Evangelio presenta una catequesis sobre Jesús y la misión que el Padre le confió; pero, sobre todo, nos propone el marco de una familia ejemplar, la familia de Nazaret. En ese escenario hay dos ejes que puestos de relieve: se trata de una familia donde existe verdadero amor y verdadera solidaridad entre sus miembros; y se trata de una familia que escucha a Dios y que sigue, con absoluta confianza, los caminos propuestos por Él.
La vida es Sagrada para todos, también para los más pobres. ¡Hagámosela más feliz! Toda persona es “sagrada” y todos estamos llamados a ser una gran “familia”. Al acercarnos a la Eucaristía Dios nos une con unos lazos más fuertes que los de la misma sangre. Son los lazos de la fe, conseguidos con su sangre en la cruz, que nos hizo hermanos a todos, hijos de un mismo Padre-Dios. Esa sangre derramada hizo sagradas a todas las personas. Jesús, nuestro hermano mayor, nos unió a todos como una sola familia.
PARA LA VIDA
Cuenta la leyenda que una mujer pobre pasaba con un niño en brazos delante de una caverna y escuchó una voz misteriosa que le decía: "Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Y recuerda que después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal. La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente: "Te quedan sólo cinco minutos". Agotados los cinco minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, salió de la caverna y la puerta se cerró. Recordó que el niño había quedado dentro y la puerta se había cerrado para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación siempre.
“Señor bendice a las familias de esta comunidad de Santa Ana y concédeles una feliz navidad y un próspero año nuevo”