San Lucas 10, 38-42
“Ora et Labora”
Homilía PadreLuis Guillermo Robayo M.
- Acoger: dar de comer al hambriento y de beber al sediento es una obra de misericordia y una demostración de acogida al prójimo. No olvidemos que es más fácil abrir la puerta de la casa que abrir la del corazón. Y a veces, aunque hacemos obras buenas, mantenemos el corazón cerrado a mucha gente. Hoy podríamos examinarnos también sobre la acogida que damos a las personas que nos son desconocidas, o nos caen pesadas, o no pertenecen a nuestra raza, a nuestro pueblo, o incluso a nuestra religión.
- Escuchar: actitud que exige romper con el ritmo loco e interminable de la vida cotidiana para ponerse, serena y atentamente, a los pies del Maestro. Esta elección que a los ojos de la eficiencia puede parecer superficial e inútil, es una condición fundamental para llegar a ser un auténtico discípulo.
- Contemplación: lleva a la acción y la acción se sustenta en la contemplación. Las dos son necesarias para un cristiano. Siempre es bueno recordar la hazaña de aquel enamorado de los automóviles y de las carreteras, que viajaba, no se detenía ante nada ni para nadie; sólo pensaba en sí mismo y en su coche. Hasta que, en cierta ocasión, un buen consejero le dijo: tarde o temprano, amigo, tendrás que detenerte a echar gasolina o no llegarás a donde pretendes.
- Predicar: Cristo revela la riqueza de Dios en la pobreza de la cruz y el apóstol será el distribuidor de la misma a hombres y mujeres. La Palabra de Dios está hecha para caminar con nosotros paso a paso, día a día, minuto a minuto. Para enseñarnos a vivir en comunidad la solidaridad que hace efectivo aquí y ahora el reinar de Dios.
REFLEXIÓN
Las lecturas de este Domingo nos invitan a reflexionar sobre el tema de la hospitalidad y de la acogida. Sugieren, sobre todo, que la existencia cristiana consiste en la acogida de Dios y de sus propuestas; y que la acción (aún en favor de los hermanos) tienen que partir de un verdadero encuentro con Jesús y de la escucha de su Palabra. Eso es lo que nos permite encontrar el sentido de nuestra acción y de nuestra misión.
El verdadero seguimiento de Jesús nos tiene que llevar muy por encima de las preocupaciones e inquietudes; tiene que llevarnos a encontrar Paz en la Palabra.
"El Evangelizador" es aquel cuyo corazón late con Cristo y de esos latidos surge el encuentro amoroso con los demás. No defiende ideas ni consignas. Su misión es caminar y aprender en el camino de la vida, sin juzgar, sin acusar, sin querer ser más que nadie. Es tan libre que hasta puede escoger lo que quiere y siente. No hace propaganda. Vive lo que dice y dice cómo vive. No sigue una idea: sigue sólo a Cristo. Tiene paz interior como fruto del amor aprendido de Dios. Sabe escuchar para tener vida.
María dio prioridad a quien realmente la merecía. María ha escogido la mejor parte, o sea, el mejor camino para llegar al encuentro con el Señor. Marta, en cambio, estaba llena del ruido de lo cotidiano; de los platos; de la vida... No tenía tiempo para escuchar, ni para oír, ni para estar con Jesús. Una de las luchas de los cristianos de todos los tiempos es lograr el equilibrio para que las cosas de la vida no nos dejen sordos de Dios y de nosotros mismos. Es necesario tener el corazón de María y las manos de Marta, y, sobre todo, tener mucho tiempo para dedicar a Dios y a los que encontramos en el camino de la vida rodeados del ruido de los acontecimientos.
PARA LA VIDA
Dice una antigua leyenda que, cuando Dios estaba creando el mundo, se le acercaron cinco ángeles: Uno le preguntó ¿Que estás haciendo? Otro: ¿Por qué haces esto? El tercero : ¿Puedo ayudarte en algo? Otro: Uy, qué extraordinario! ¿Cuánto vale todo esto? Dicen que el primero es el ángel de los investigadores (¿Qué estás haciendo?); el segundo el ángel de los filósofos (¿Por qué haces esto?); el tercero el ángel de los que saben servir (¿Puedo ayudarte?); el cuarto el ángel de los empresarios (¿Cuánto vale todo esto?) Pero dijimos que había cinco ángeles, ¿saben qué hacía el quinto?. El quinto, miraba y aplaudía con entusiasmo .....ERA EL ÁNGEL DE LOS SABIOS
Hay una frase muy conocida que dice: "Ora et Labora", “Ora y Trabaja”. Cada cosa en su momento oportuno. Pero el que nos se toma suficiente tiempo para la oración y para escuchar la Palabra de Dios, no podrá ser efectivo en su vida cristiana.
Muchas veces el apuro de la acción ha matado la oración. Y la oración, nos une a Dios, nos permite relacionarnos con él, escucharlo. Esa oración, si es signo de verdadera unión a Dios, también va a desembocar en un servicio a los demás. Y cuando nuestro servicio, surge de una relación íntima con Dios, va a dar los frutos esperados, porque será más obra de Dios que nuestra propia obra.