3° Domingo de Pascua, 22 de Abril de 2012


San Lucas 24, 35 - 48  
       
 Testigos Creíbles 
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  1. Creer: no es fácil creer en Jesús resucitado. En última instancia es algo que sólo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección. Creer en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede durar años. Lo importante es confiar siempre en Jesús.
  2. Los Testigos: el testigo comunica su propia experiencia. No cree «teóricamente» cosas sobre Jesús; cree en Jesús porque lo siente lleno de vida. El testigo comunica lo que vive. Habla de lo que le ha pasado a él en el camino. Dice lo que ha visto cuando se le han abierto los ojos. Ofrece su experiencia, no su sabiduría.
  3. Partir el Pan: aquellos caminantes cansados que acogen al compañero desconocido de viaje, y se sientan juntos a cenar, descubren al resucitado «al partir el pan». Sin duda, la Eucaristía es lugar privilegiado para que los creyentes abramos «los ojos de la fe», y nos encontremos con el Señor resucitado que alimenta y fortalece nuestras vidas con su mismo cuerpo y sangres vivir como resucitados, es vivir como servidores, buscando la vida y la justicia por la que Jesús vivió y murió. El señorío de Jesús resucitado no significa solamente que Cristo sea reconocido por los creyentes, sino que seamos servidores como él lo fue. «El reino de Cristo se hace real en la medida en que haya servidores como él lo Fue».
 
    REFLEXIÓN
       Lucas describe el encuentro del Resucitado con sus discípulos como una experiencia fundante. El deseo de Jesús es claro. Su tarea no ha terminado en la cruz. Resucitado por Dios después de su muerte, toma contacto con los suyos para poner en marcha un movimiento de "testigos" capaces de contagiar a todos los pueblos su Buena Noticia: "Vosotros sois mis testigos"
       Para despertar su fe, Jesús no les pide que miren su rostro, sino sus manos y sus pies. Que vean sus heridas de crucificado. Que tengan siempre ante sus ojos su amor entregado hasta la muerte. Que lo reconozcan al Partir el pan, que no es sólo una celebración cultual, sino un estilo de vivir compartiendo, en solidaridad con tantos necesitados de justicia, defensa y amor. No olvidemos que «comulgamos» con Cristo cuando nos solidarizamos con los más necesitados.
    PARA LA VIDA
     
      Érase una vez un niño indio que había sido picado por una serpiente y murió. Sus padres lo llevaron al hombre santo de la tribu y colocaron su cuerpo ante él. Los tres, sentados, lloraron durante largo rato. 
       El padre se levantó, se acercó al cuerpo de su hijo, puso sus manos sobre los pies del niño y dijo: a lo largo de mi vida no he trabajado por mi familia como era mi obligación. En ese momento el veneno salió de los pies del niño. 
       La madre se levantó también y colocando sus manos sobre el corazón del niño dijo: a lo largo de mi vida no he amado a mi familia como era mi obligación. En ese momento el veneno salió del corazón del niño. 
       Finalmente el hombre santo se levantó y extendiendo sus manos las puso sobre la cabeza del niño y dijo: a lo largo de mi vida no he creído en las palabras que decía como era mi obligación. En ese momento el veneno salió de la cabeza del niño.
        El niño se levantó y también sus padres y el hombre santo y toda la tribu celebró una gran fiesta ese día

    2° Domingo de Pascua, 15 de Abril de 2012


    San Juan 12, 20 - 33  
           
     Divina Misericordia
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    1. La Fe: la fe cristiana crece en nosotros cuando nos sentimos amados y atraídos por ese Dios cuyo Rostro podemos vislumbrar en el relato que los evangelios nos hacen de Jesús. Entonces, su llamada a confiar tiene en nosotros más fuerza que nuestras propias dudas. "Dichosos los que crean sin haber visto".
    2. La Paz: el que vive animado por el resucitado busca la paz. Y busca la paz no solamente como un objetivo final a alcanzar, sino como quien busca la paz ahora mismo, utilizando procedimientos pacíficos, caminos de diálogo y abnegación.  El buen cristiano no busca sólo resolver a cualquier precio los conflictos. Busca, ante todo, mirarlos con ojos de misericordia.
    3. Ser Discípulo: es vivir como resucitados, es vivir como servidores, buscando la vida y la justicia por la que Jesús vivió y murió. El señorío de Jesús resucitado no significa solamente que Cristo sea reconocido por los creyentes, sino que seamos servidores como él lo fue. «El reino de Cristo se hace real en la medida en que haya servidores como él lo Fue».
     
      REFLEXIÓN
         El evangelista subraya, sobre todo, dos aspectos. Por una parte, el Resucitado quita de sus corazones el miedo y la confusión, y los inunda de paz y alegría: «La paz sea con vosotros». Al mismo tiempo, les infunde su aliento, abre las puertas y los envía al mundo: «Como el Padre me envió, así también os envío yo».  El misterio de Cristo resucitado es, antes que nada, fuente de paz: la vida es más fuerte que la muerte, el amor de Cristo más poderoso que nuestro pecado, Dios más grande que el mal, la vida es más que la muerte.
         En el corazón de Jesús solo cabe amor, no hay rencor, no hay malos sentimientos, hay luz y paz, deseos de amar y darnos lo que le pidamos según su voluntadNo debemos dudar de esa realidad pues en eso se basa y se sustenta nuestra fuerza y felicidad, nuestro ánimo para ser fieles, para comenzar y recomenzar. La vida de Jesús no acaba con la Cruz sino con la Resurrección y la nuestra no acaba en la muerte sino con el encuentro, en un abrazo eterno con el Amor Eterno.

      PARA TENER EN CUENTA
       
         “Si pedimos la Misericordia de Nuestro Señor, confiamos en su Misericordia y vivimos llevando y esparciendo su Misericordia, nunca escucharemos decir, “sus corazones están lejos de mí”, sino que veremos realizada en nosotros la hermosa promesa de Jesús: “bienaventurados los misericordiosos, porque que ellos obtendrán Misericordia…”

      ORACIÓN POR LA MISERICORDIA
         Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu bondadosa mirada y aumenta tu misericordia en nosotros para que en los momentos difíciles, no nos desanimemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos sometamos a tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia. 
      “Señor de la misericordia, danos tu misericordia y tu perdón”.
      Amén.

      Domingo de Resurrección, 8 de Abril de 2012


      San Marco 20, 1-9  
             
       El Señor Resucitó 
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      1. La Resurrección: creer en el Resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en boca de Dios: "Yo soy el origen y el final de todo. Al que tenga sed, yo le daré gratis del manantial del agua de la vida". Ya no habrá muerte ni llanto, ni gritos, ni fatigas. Cristo ha resucitó y él tiene la última palabra.
      2. La Pascua: a veces se olvida que Pascua es, antes que nada, la fiesta de la confianza. Ahora sabemos en manos de quién estamos. Nuestra vida, creada por Dios con amor infinito, no se pierde en la muerte. Todos estamos englobados en el misterio de la resurrección de Cristo. No hay nadie que no esté incluido en ese destino último de vida plena.
      3. La Vida: es el grito de la Pascua. Dios no quiere la muerte. Es amigo de la vida, quiere para todos la vida. La muerte le hace sufrir hasta el punto de que ha querido experimentarla desde dentro para abrir a la Humanidad un camino hacia la resurrección. Cristo está hoy vivo, «resucitando» nuestras vidas. Esta manera de vivir la resurrección genera una fe semejante a la de san Pablo: «Ya no soy yo quien vive. Es Cristo quien vive en mí».
      4. Nuestra Esperanza: seguir al crucificado hasta compartir con él la resurrección es, en definitiva, aprender a «dar la vida», el tiempo, nuestras fuerzas y tal vez nuestra salud por amor. No nos faltarán heridas, cansancio y fatigas. Una esperanza nos sostiene: Un día «Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos, ni fatigas porque todo este mundo viejo habrá pasado».
       
        REFLEXIÓN
           ¡Qué hermoso! Una mujer, María Magdalena, predicó el primer sermón de Pascua de Resurrección. Se lo predicó a unos hombres que, muertos de miedo, habían echado la piedra al cenáculo. Menos mal que la escucharon y creyeron y así comenzó a caminar un pueblo nuevo, el pueblo del Día de la Pascua de Resurrección. 
           "María Magdalena fue corriendo donde estaba Simón Pedro con el discípulo preferido de Jesús y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto" Jn 20,2 ¿Ese "no sabemos" se refiere también a nosotros? Son muchas las cosas que no
        Sabemos o que nunca sabremos.  Hoy, Día de Pascua, sí sabemos que Cristo ha resucitado, que Cristo vive, y que todo y todos tendremos un "final feliz".

        PARA PENSAR


           
        Cristo ha resucitado. Cristo vive. Aleluya. Esta es la gran noticia que inundará de alegría y resonará en todas las iglesias del mundo. Este gran acontecimiento, no visto por nadie, estará grabado por siempre en el fondo de cada corazón y alegrará al mundo entero. Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. 
        A todos les deseo de corazón:

        !FELICES PASCUAS¡
        EL SEÑOR HA RESUCITADO, ¡ALELUYA!, ¡ALELUYA!. Y VIVE ENTRE NOSOTROS ALELUYA, ALELUYA


        Domingo de Ramos, 1 de Abril de 2012


        San Marco 14, 1-15, 47  
               
         Pasión de Nuestro Señor Jesucristo 
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        1. Domingo de Ramos: es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él.
        2. La Alegría: hace que se sacudan palmas al viento. En la tarde de Viernes Santo, las voces enmudecerán por cobardía. La cruz se alzará en la más absoluta soledad (con la sola presencia de Juan y de María) y, como compañeros, aun lado y otro, dos ladrones que –ante iguales ofertas- responderán de formas diferentes.
        3. La Cruz: El camino de la cruz, nosotros difícilmente lo comprendemos. Por eso separamos el “Hosanna” y el “Crucifícalo”, como si se tratase de dos realidades opuestas. Pero el hosanna pertenece ya al Crucificado, como el día a la noche.
        PARA ENTENDER QUÉ ES LA SEMANA SANTA
        1. Domingo de Ramos: este día representa la llegada de Jesús a Jerusalén. Los escritos establecen que Jesús llegó montado sobre un borrico, como preludio de su Pasión.
        2. Jueves Santos: se trata del primer día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía, del Orden Sacerdotal y el mandamiento del amor, en la Última Cena de Jesús. Durante los oficios de este día se celebra el lavatorio de pies, y la Eucaristía se reserva en el "monumento" al cual van los fieles a adorar al Señor sacramentado.
        3. Viernes Santo: la conmemoración de la muerte de Cristo en la cruz. Luego de su encarcelamiento Jesús es sometido a un juicio, donde sufre torturas aberrantes. Cristo recorre la ciudad de Jerusalén con la pesada Cruz de madera en dirección al Calvado. Hacia el mediodía el Señor es crucificado.
        4. Sábado Santo: este día es de los más solemnes en toda la liturgia católica durante todo el año: la Vigilia Pascual, que se realiza luego de las 6 pm. La Vigilia es la más grande y santísima noche del año, la celebración antigua más importante y más rica de contenido. En ella se vela para expresar que los fieles siguen en la espera, en la vigilancia y en la esperanza de la venida del Señor, del cumplimiento del nuevo y definitivo paso con él.