1. La Resurrección: Cristo ha resucitado. Cristo vive. Aleluya. Esta es la gran noticia. No estará en la primera página del Tiempo o de la Revista Semana, ni de ningún periódico pero este grito de alegría resonará en todas las iglesias del mundo. Este gran acontecimiento, no visto por nadie, no estará tampoco en la televisión pero alegrará muchos corazones. Y tiene que estar grabado en los nuestros. Esta victoria, ganada por uno, será compartida por los millones de seguidores de Jesús congregados en catedrales y ermitas.
2. La Pascua: hoy es una un día de “pascua”, de “paso”, de morir y resucitar, de la muerte a la Vida. Se mantiene todavía encendido el rescoldo de la Vigilia Pascual: ya no hay muerte, sólo hay vida. No hay oscuridad, todo es luz. La gracia ha vencido al pecado y la libertad a la esclavitud. No es poesía ni bonitas palabras. Jesús nos ha dejado profundamente marcados a todos. Su paso no nos ha dejado indiferentes y, su resurrección, ha marcado también un hito en la historia de la humanidad. Ahora, esa humanidad, tiene oportunidad de engancharse a esa Buena Noticia que, además, nos pone en marcha hacia la fiesta celestial. ¡Aleluya! ¡Festejemos, acojamos y demos testimonio de esta Buena Nueva!.
REFLEXIÓN
Cristo obedeció a su Padre hasta el último momento. La Resurrección de Cristo es un signo de esperanza para nosotros los hombres ya que sabemos que Cristo nos liberó del pecado y que nos está esperando en el Cielo. Tenemos que estar en una actitud de agradecimiento a Cristo por su sufrimiento y debemos seguir lo que El nos ha enseñado.
Ahora El nos invita a negarnos a nosotros mismos y a seguirlo, a seguir con sus mandamientos, a imitar sus virtudes y a predicar su evangelio no con nuestra boca sino con acciones.
Debemos de vivir en torno a la vida eterna ya que lo que al final de la vida contará será lo que hayamos hecho por Dios y por los demás. Aprendamos a vivir realmente como buenos católicos siendo siempre ejemplo en el lugar que nos encontremos.
PARA PENSAR
Un sabio teólogo había ido, cuando él estaba todavía de novicio, a celebrar la Pascua en el convento. El Sábado Santo por la mañana había subido al púlpito con varios libros. Durante dos largas horas, había predicado a los ingenuos monjes, empleando palabras sabias, para explicarles el misterio de la Resurrección.
Hasta entonces los monjes consideraban la resurrección de Cristo como cosa simplísima, naturalísima; jamás se habían preguntado acerca del cómo ni del por qué… La Resurrección de Cristo les parecía tan simple como la salida diaria del sol y ahora este teólogo erudito con todos sus libracos y toda su ciencia embrollaba todas las cosas…
Cuando se hubieron recogido en las celdas, el viejo Manassé dijo a Manolios: Que Dios me perdone, hijo, pero este año es la primera vez que no he sentido a Cristo resucitar". (Nikos Kazantzakis) .
“FELICES PASCUAS, EL SEÑOR RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA”