Domingo de Resurrección, 24 Abril de 2011

San Juan 20, 1-9


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( Domingo de Resurrección )

1. La Resurrección: Cristo ha resucitado. Cristo vive. Aleluya. Esta es la gran noticia. No estará en la primera página del Tiempo o de la Revista Semana, ni de ningún periódico pero este grito de alegría resonará en todas las iglesias del mundo. Este gran acontecimiento, no visto por nadie, no estará tampoco en la televisión pero alegrará muchos corazones. Y tiene que estar grabado en los nuestros. Esta victoria, ganada por uno, será compartida por los millones de seguidores de Jesús congregados en catedrales y ermitas.

2. La Pascua: hoy es una un día de “pascua”, de “paso”, de morir y resucitar, de la muerte a la Vida. Se mantiene todavía encendido el rescoldo de la Vigilia Pascual: ya no hay muerte, sólo hay vida. No hay oscuridad, todo es luz. La gracia ha vencido al pecado y la libertad a la esclavitud. No es poesía ni bonitas palabras. Jesús nos ha dejado profundamente marcados a todos. Su paso no nos ha dejado indiferentes y, su resurrección, ha marcado también un hito en la historia de la humanidad. Ahora, esa humanidad, tiene oportunidad de engancharse a esa Buena Noticia que, además, nos pone en marcha hacia la fiesta celestial. ¡Aleluya! ¡Festejemos, acojamos y demos testimonio de esta Buena Nueva!.

REFLEXIÓN

Cristo obedeció a su Padre hasta el último momento. La Resurrección de Cristo es un signo de esperanza para nosotros los hombres ya que sabemos que Cristo nos liberó del pecado y que nos está esperando en el Cielo. Tenemos que estar en una actitud de agradecimiento a Cristo por su sufrimiento y debemos seguir lo que El nos ha enseñado.

Ahora El nos invita a negarnos a nosotros mismos y a seguirlo, a seguir con sus mandamientos, a imitar sus virtudes y a predicar su evangelio no con nuestra boca sino con acciones.

Debemos de vivir en torno a la vida eterna ya que lo que al final de la vida contará será lo que hayamos hecho por Dios y por los demás. Aprendamos a vivir realmente como buenos católicos siendo siempre ejemplo en el lugar que nos encontremos.

PARA PENSAR

Un sabio teólogo había ido, cuando él estaba todavía de novicio, a celebrar la Pascua en el convento. El Sábado Santo por la mañana había subido al púlpito con varios libros. Durante dos largas horas, había predicado a los ingenuos monjes, empleando palabras sabias, para explicarles el misterio de la Resurrección.

Hasta entonces los monjes consideraban la resurrección de Cristo como cosa simplísima, naturalísima; jamás se habían preguntado acerca del cómo ni del por qué… La Resurrección de Cristo les parecía tan simple como la salida diaria del sol y ahora este teólogo erudito con todos sus libracos y toda su ciencia embrollaba todas las cosas…

Cuando se hubieron recogido en las celdas, el viejo Manassé dijo a Manolios: Que Dios me perdone, hijo, pero este año es la primera vez que no he sentido a Cristo resucitar". (Nikos Kazantzakis) .

“FELICES PASCUAS, EL SEÑOR RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA”

Domingo de Ramos, 17 Abril de 2011

San Marcos 14, 1-15, 47

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( Domingo de Ramos )

1. La Entrada a Jerusalén: su triunfo es sencillo, sobre un pobre animal por trono. Jesús quiere también entrar hoy triunfante en la vida de los hombres sobre una cabalgadura humilde: quiere que demos testimonio de Él, en la sencillez de nuestro trabajo bien hecho, con nuestra alegría, con nuestra serenidad, con nuestra sincera preocupación por los demás. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén pide de nosotros coherencia y perseverancia.

2. La Alegría:hace que se sacudan palmas al viento. En la tarde de Viernes Santo, las voces enmudecerán por cobardía. La cruz se alzará en la más absoluta soledad (con la sola presencia de Juan y de María) y, como compañeros, aun lado y otro, dos ladrones que –ante iguales ofertas- responderán de formas diferentes.

3. La Cruz: el camino de la cruz, nosotros difícilmente lo comprendemos. Por eso separamos el “Hosanna” y el “Crucifícalo”, como si se tratase de dos realidades opuestas. Pero el hosanna pertenece ya al Crucificado, como el dia a la noche.

PARA ENTENDER QUÉ ES LA SEMANA SANTA

1. Domingo de Ramos: este día representa la llegada de Jesús a Jerusalén. Los escritos establecen que Jesús llegó montado sobre un borrico, como preludio de su Pasión.

2. Jueves Santo: se trata del primer día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía, del Orden Sacerdotal y el mandamiento del amor, en la Última Cena de Jesús. Durante los oficios de este día se celebra el lavatorio de pies, y la Eucaristía se reserva en el "monumento" al cual van los fieles a adorar al Señor sacramentado.

3. Viernes Santo: la conmemoración de la muerte de Cristo en la cruz. Luego de su encarcelamiento Jesús es sometido a un juicio, donde sufre torturas aberrantes. Cristo recorre la ciudad de Jerusalén con la pesada Cruz de madera en dirección al Calvado. Hacia el mediodía el Señor es crucificado.

4. Sábado Santo: este día es de los más solemnes en toda la liturgia católica durante todo el año: la Vigilia Pascual, que se realiza luego de las 6 pm. La Vigilia es la más grande y santísima noche del año, la celebración antigua más importante y más rica de contenido. En ella se vela para expresar que los fieles siguen en la espera, en la vigilancia y en la esperanza de la venida del Señor, del cumplimiento del nuevo y definitivo paso con él.

5. Domingo de Resurreción: es el día en el cual Jesús salió de su sepulcro. Este hecho es fundamental para el cristianismo. La historia cuenta que en cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado.

6. La Pascua: se conmemora la Resurrección del Cordero Inmolado: Jesucristo. Manifiesta la victoria ganada en la Cruz por Jesús sobre el demonio. Los hombres estábamos bajo la esclavitud de Satanás pero en Cristo tenemos vida nueva. La pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de Pascua hasta Pentecostés.

5° Domingo de Cuaresma, 10 Abril de 2011

San Juan 1, 1-45


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( La Resurrección de Lázaro )

1. La Muerte: hay en nosotros un deseo insaciable de vida. Nos pasamos los días y los años luchando por vivir. En el plano de lo natural se sitúan la amistad y el amor, la enfermedad y la nostalgia, la llamada y la interpelación al amigo, la muerte del ser querido y el llanto del que pasa por el trance del duelo. Nada de todo eso puede ser ignorado. Sería un error ignorar tales realidades y despreciar los sentimientos que desatan en nosotros.

2. La Resurrección: la Resurrección de Cristo es el triunfo definitivo sobre la muerte, el paso a una Vida plena y eterna. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Si creemos en Cristo, no moriremos para siempre, él nos resucitará en el último día. Esta es la garantía de quien está unido a Jesús.

3. La Oración: Jesús no hace nada sin rezar antes, muchas veces cuando rezamos nos falta convicción, nos falta fe, nos falta creernos que es posible. También creo que muchas veces nuestra oración es egoísta, porque sólo pedimos para nosotros, para nuestro interés, y Jesús nunca oró así.

4. La Necesidad de la Fe: hasta siete veces aparece el Ver verbo “creer” en la pregunta hecha por Jesús. Marta afirma creer que Él es el Mesías, el Hijo del Dios que había de venir al mundo.

Jesús ora, esperando que la gente que le rodea crea que el Padre lo ha enviado. Y los discípulos creen también en Jesús al ver que ha devuelto a Lázaro la vida.

REFLEXIÓN

El relato de la resurrección de Lázaro es sorprendente. Por una parte, nunca se nos presenta a Jesús tan humano, humano y cercano como en este momento en que se le muere uno de sus mejores amigos.

Por otra parte, nunca se nos invita tan directamente a creer en su poder salvador:>«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque muera, vivirá… ¿Crees esto?».

LA SERPIENTE

Una serpiente mordió a un muchacho y murió. El veneno le quitó la vida y sus apenados padres llevaron su cuerpo al sacerdote y lo colocaron delante de él. Los tres, sentados alrededor de su cuerpo lloraron durante largo rato.

El padre se levantó, se inclinó sobre su hijo y con sus manos extendidas sobre los pies del niño dijo: durante toda mi vida no he trabajado por mi familia como era mi deber. Y el veneno abandonó los pies del muchacho.

La madre se levantó después y extendiendo sus manos sobre el corazón de su hijo dijo: durante toda mi vida no he amado a mi familia como era mi deber. Y el veneno abandonó el corazón del muchacho.

Finalmente se levantó el sacerdote y extendiendo sus manos sobre la cabeza del niño y dijo: durante toda mi vida no he creído en las palabras que he predicado. Y el veneno abandonó la cabeza del muchacho.

El muchacho se levantó, los padres y el sacerdote se levantaron y hubo gran alegría en el pueblo aquel día.

En este relato, el veneno es símbolo del pecado. Reconocer y llorar nuestro pecado es arrojar el veneno y recuperar la vida.

4° Domingo de Cuaresma, 3 Abril de 2011

San Juan 9, 1-41

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( La Luz y Las Tinieblas )

1. La Ceguera: indica más bien la situación natural del hombre. Todos somos ciegos de nacimiento. Todos estamos “enfermos”, y enfermos de una enfermedad tan grave que no nos quedan fuerzas para acudir al único que puede curar. El ciego personifica el pueblo de los sencillos. Descubre a Jesús paso a paso; cumple sus indicaciones; acepta su palabra; lo confiesa y adora.

2. Cristo Luz del Mundo: Cristo es nuestra luz. ¡Qué necesaria nos es la luz de Cristo para ver la realidad en su verdadera dimensión! Sin la luz de la fe seríamos prácticamente ciegos. Nosotros hemos recibido la luz de Jesucristo y hace falta que toda nuestra vida sea iluminada por esta luz. Más aun, esta luz ha de resplandecer en la santidad de la vida para que atraiga a muchos que todavía la desconocen.

3. La Fe: En el camino de la fe el primer paso es el encuentro con el Jesús que vivió realmente entre nosotros. En este encuentro se sustenta todo el proceso que conduce hasta reconocerlo como el Señor. Es necesario hablar, conocer y reconocer al Jesús de la historia para llegar al Señor de la fe.

UNA ANTIGUA ORACIÓN REZA

Esclarece la aurora el bello cielo, Otro día de vida, ¡Oh Dios nos dais! Gracias a vos Creador del universo, ¡Oh Padre nuestro que en el cielo estáis!

Conservad nuestras almas sin pecado, A nuestro cuerpo dad fuerza y salud Y a nuestra mente iluminad piadoso, Con un rayo benéfico de luz.


PARA ORAR O CANTAR:

Gracias Padre, mi vida es tu vida, tus manos amasan mi barro, mi alma es tu aliento divino, tu sonrisa en mis ojos está.

Bendito seas, Padre en tus obras, con tu mirada se enciende el sol, en tus promesas nuestra esperanza, y en nuestra frente tu bendición.

REFLEXIÓN

Agua, luz y vida. El domingo, la Samaritana comenzó a caminar en su interior en espíritu y verdad y, hoy, con el ciego de nacimiento vemos que a pesar de la oscuridad se encontraba externamente, una luz imponente y poderosa brotaba desde lo más hondo de su humanidad.

Supo reconocer al que era Luz sobre toda luz y… su vida cambió de color y mudó de la tiniebla a la claridad. ¡Creo, Señor! Supo ver, aún sin ver, en dónde estaba el remedio a su mal físico y también postrarse reconociendo el señorío de Dios.

PARA LA VIDA

La cueva oyó un día una voz que le decía: “Sal a la luz. Ven y contempla el brillo del sol.”. La cueva respondió: “No sé lo que dices, yo soy todo oscuridad”. Después de muchas invitaciones, la cueva se aventuró, salió y se sorprendió al ver tanta luz por todas partes. La cueva miró al sol y le dijo: “Ven conmigo y contempla mi oscuridad”. El sol aceptó y entró en la cueva. Ahora, le dijo el sol, “enséñame tu oscuridad”: en ese momento ya no había oscuridad, todo era luz.

3° Domingo de Cuaresma, 27 Marzo de 2011

San Juan 4, 5-42

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( Agua Viva )

1.El Encuentro: comienza con Jesús y la samaritana solos, junto al pozo que va del pozo físico al pozo del corazón: el corazón humano que por sí mismo no puede producir vida, el corazón de Dios de donde viene el Don inagotable de la vida. Es un encuentro que va del “no tener” al “tener” (del “tú no tienes” al “yo te puedo dar”). Su función es educar para comprender la grandeza del Don de Jesús, la necesidad que tenemos de Él, la manera como se “obtiene” y el llamado a compartirlo.

2. El "Agua Viva" y el "Don" de Jesús: para poder vivir, hemos de recurrir al agua; sin agua no hay vida. Jesús llama a su Don “agua viva” (no sólo da vida, sino inagotable) y “fuente que mana” con tal fuerza (mayor que la de cualquier manantial) que puede extinguir la sed de una vez por todas y dar la vida eterna: “el que beba de esta agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que mana para dar vida eterna”.

3. La Revelación de Jesús: la mujer confiesa a Jesús como Profeta, pero Jesús se revela a sí mismo como el Mesías, el enviado de Dios, que lo desvelará todo.

4. La Adoración: La adoración es un don de Dios y se nos da en la persona de Jesús. Por medio de Él, renacemos del Espíritu. En Él descubrimos la verdad de Dios y de nosotros mismos.

REFLEXIÓN

La mujer samaritana conversó con el judío Jesús: le escuchó, le reconoció primero como profeta y luego como Cristo. Y le adoró en Espíritu y en Verdad. Y dejando olvidado el cubo y el agua se fue corriendo al pueblo. Y comenzó una segunda conversación; la conversación con sus amigos y vecinos. "Vengan conmigo a ver a un hombre que me ha hecho ver el fondo de mi pozo, que me ha ayudado a leer mi vida a la luz del Espíritu de Dios. Vengan a conversar con el Mesías, el Salvador, el Cristo”.

Jesús se quedó en el pueblo y conversó con todos y, como resultado de aquella conversación creyeron.

PARA APRENDER

Un estudiante fue a consultar a su director espiritual y le hizo la siguiente pregunta: “Maestro, ¿cómo puedo encontrar verdaderamente a Dios? El director espiritual le pidió que le acompañara hasta el río y le dijo que se metiera en el agua.

Cuando alcanzaron la mitad del río, el director le dijo: “Ahora sumérgete en el agua”. El director espiritual cogió la cabeza del joven y la mantuvo dentro del agua. El estudiante comenzó a agitarse y a batir el agua con sus manos, pero el director la mantuvo sumergida.

Finalmente, el estudiante libre salió del agua en busca de aire. “Cuando tu deseo de Dios sea tan grande como tu deseo de respirar el aire, entonces encontrarás a Dios”, le explicó su director espiritual.