1.El Encuentro: comienza con Jesús y la samaritana solos, junto al pozo que va del pozo físico al pozo del corazón: el corazón humano que por sí mismo no puede producir vida, el corazón de Dios de donde viene el Don inagotable de la vida. Es un encuentro que va del “no tener” al “tener” (del “tú no tienes” al “yo te puedo dar”). Su función es educar para comprender la grandeza del Don de Jesús, la necesidad que tenemos de Él, la manera como se “obtiene” y el llamado a compartirlo.
2. El "Agua Viva" y el "Don" de Jesús: para poder vivir, hemos de recurrir al agua; sin agua no hay vida. Jesús llama a su Don “agua viva” (no sólo da vida, sino inagotable) y “fuente que mana” con tal fuerza (mayor que la de cualquier manantial) que puede extinguir la sed de una vez por todas y dar la vida eterna: “el que beba de esta agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que mana para dar vida eterna”.
3. La Revelación de Jesús: la mujer confiesa a Jesús como Profeta, pero Jesús se revela a sí mismo como el Mesías, el enviado de Dios, que lo desvelará todo.
4. La Adoración: La adoración es un don de Dios y se nos da en la persona de Jesús. Por medio de Él, renacemos del Espíritu. En Él descubrimos la verdad de Dios y de nosotros mismos.
REFLEXIÓN
La mujer samaritana conversó con el judío Jesús: le escuchó, le reconoció primero como profeta y luego como Cristo. Y le adoró en Espíritu y en Verdad. Y dejando olvidado el cubo y el agua se fue corriendo al pueblo. Y comenzó una segunda conversación; la conversación con sus amigos y vecinos. "Vengan conmigo a ver a un hombre que me ha hecho ver el fondo de mi pozo, que me ha ayudado a leer mi vida a la luz del Espíritu de Dios. Vengan a conversar con el Mesías, el Salvador, el Cristo”.
PARA APRENDER
Un estudiante fue a consultar a su director espiritual y le hizo la siguiente pregunta: “Maestro, ¿cómo puedo encontrar verdaderamente a Dios? El director espiritual le pidió que le acompañara hasta el río y le dijo que se metiera en el agua.
Cuando alcanzaron la mitad del río, el director le dijo: “Ahora sumérgete en el agua”. El director espiritual cogió la cabeza del joven y la mantuvo dentro del agua. El estudiante comenzó a agitarse y a batir el agua con sus manos, pero el director la mantuvo sumergida.
Finalmente, el estudiante libre salió del agua en busca de aire. “Cuando tu deseo de Dios sea tan grande como tu deseo de respirar el aire, entonces encontrarás a Dios”, le explicó su director espiritual.