1° Domingo de Cuaresma, 21 Febrero de 2021, Ciclo B

 San Marcos 1, 40 - 45

"Se Dejaba Tentar por Satanás, y los Ángeles le Servían"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.- La Prueba o Tentación: está ahí, acecha a todo ser humano. Lo malo no es ser tentado, Jesús también lo fue, lo malo es caer en la tentación. Iniciamos este tiempo de Cuaresma haciéndonos conscientes de que el mal y la tentación están cerca de nosotros. Está nuestra capacidad de elegir: de consentir o de vencer. Sin embargo, en nosotros hay una llamada a dejarnos guiar por el Espíritu, a optar por Dios como compañero de camino, nunca para manipularlo y servirnos de Él, sino para que se realice el destino de vivir en libertad, pese al “poder de las tinieblas”. ¡Jesús ha vencido ya!

2.-La Conversión: que pide Jesús como primer tema de la predicación del Reino debería empezar por dar la vuelta a nuestro modo de vivir habitualmente nuestra fe. Casi todos la vivimos en un contexto que favorece las posturas acomodadas. Nos habituamos a largas componendas, a la generosa tolerancia con lo que sabemos no cuadra muy bien. Nos protegemos con la excusa de que somos así y al cabo de tanto tiempo no hay cambio posible.

3.-El Desierto: además de ser lugar de encuentro con Dios, es también lugar de tentación y de lucha espiritual. Es un período de soledad y de prueba espiritual, que supera con la ayuda de la palabra de Dios y con la oración.

4.- El Pecador: a la vez que ofende a Dios y se daña a sí mismo, se hace responsable también del mal testimonio y de la influencia negativa de su comportamiento. Incluso cuando el pecado es interior, empeora de alguna manera la condición humana y constituye una disminución de la contribución que todo hombre está llamado a dar al progreso espiritual de la comunidad humana.

5.-La Reconciliación: sí, el hombre es la única criatura en la tierra que puede establecer una relación de comunión con su Creador, pero también es la única que puede separarse de él. De hecho, por desgracia, con frecuencia se aleja de Dios. Afortunadamente, muchos, como el hijo pródigo, después de abandonar la casa paterna y disipar la herencia recibida, al tocar fondo, se dan cuenta de todo lo que han perdido (cf. Lc 15, 13-17). Entonces, emprenden el camino de vuelta: «Me levantaré, iré a mi padre y le diré:  «Padre, pequé…» » (Lc 15, 18).

REFLEXIÓN 

   Hoy es el primer domingo de Cuaresma, y el Evangelio, con el estilo sobrio y conciso de san Marcos, nos introduce en el clima de este tiempo litúrgico:  «El Espíritu impulsó a Jesús al desierto y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás» (Mc 1, 12-13).

   En Tierra Santa, al oeste del río Jordán y del oasis de Jericó, se encuentra el desierto de Judea, que, por valles pedregosos, superando un desnivel de cerca de mil metros, sube hasta Jerusalén. Después de recibir el bautismo de Juan, Jesús se adentró en aquella soledad conducido por el mismo Espíritu Santo que se había posado sobre él consagrándolo y revelándolo como Hijo de Dios.

   En la primera lectura del Génesis 9,8-15: encontramos el Pacto de Dios con Noé, liberado de las aguas del diluvio. Tras el castigo purificador del diluvio, Dios volvió a proclamar su designio de alianza y salvación sobre la comunidad nuevamente regenerada y misteriosamente seleccionada entre la humanidad pecadora: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rom 5,20).

En la segunda lectura 1 Pedro 3,18-22Aquello fue un símbolo del bautismo que ahora os salva. Por la muerte redentora de Cristo las aguas bautismales son, en los planes de Dios, el medio sacramental que nos limpia de nuestros pecados y nos incorpora a la Iglesia, arca definitiva de salvación. 

   El Evangelio de Marcos 1,12-15: nos muestra como el Señor era tentado por Satanás y los ángeles le servían. La conversión evangélica personal y la penitencia reformadora de nuestras vidas son tan imprescindibles, que sin ellas no puede haber salvación para nosotros. El aval de nuestra conversión es el Corazón del Hijo Redentor. 

PARA LA VIDA 

   Érase una vez un rey que tenía una hija muy hermosa. Tenía muchos pretendientes, pero la joven quería encontrar el hombre que la amara más que a cualquier otra cosa. Para encontrar el esposo perfecto, el rey ideó un test que tenían que superar todos sus pretendientes. El rey mandó publicar un edicto por todo el país anunciando una carrera en la que podrían participar todos los ciudadanos, ricos y pobres, sólo se exigía una condición, que amaran a la princesa más que a nada en el mundo. 

   El que llegara el primero se casaría con la princesa que estaría esperándole en la meta. El día señalado para la carrera todos los jóvenes del reino acudieron a la línea de salida, todos preparados para recorrer muchos kilómetros. Antes de comenzar la carrera se hizo el siguiente anuncio. El rey es muy rico y para que nadie corra en vano ha mandado esparcir a lo largo del recorrido gran parte de sus riquezas: joyas, perlas, bolsas de oro, sables...Cada particiante podía detenerse a coger lo que quisiera. 

   La carrera comenzó e inmediatamente los jóvenes, seducidos por las riquezas, empezaron a llenarse los bolsillos y se olvidaron de la princesa y de su profesión de amor. Todos menos uno que ignorando todas esas baratijas, sin detenerse, corrió hacia la meta y allí recibió el premio de la carrera, la hija del rey. La tentación es un simple test, muestra si lo que hay dentro de cada uno es escoria o mineral auténtico. 

   Jesús eligió la opción de Dios, ser el Mesías del servicio, del anonadamiento, del sufrimiento, de la muerte para llevar a plenitud el plan de Dios. La opción de Dios se nos antoja como un monumental fracaso. Nosotros después de dos mil años seguimos predicando y confiando en el Mesías de Dios.

6° Domingo del Tiempo Ordinario, 14 de Febrero de 2021, Ciclo B

 San Marcos 1, 40 - 45

"La Lepra Desapareció y Quedó Purificado"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.- La Lepra: personifica en los tiempos que vivimos a toda persona que se duele y llora por las situaciones de contradicción que se dan en el mundo. Por tanta exclusión e injusticia fruto de la intolerancia o de los intereses que convierten automáticamente a unos en buenos y a otros en malos. la perseverancia y la mano de Dios salen al paso de aquellos que saben que, sólo Dios, es capaz de responder con generosidad cuando el mundo rechaza o abandona.

2.-El Amor: está por encima de la ley. tenemos que acercarnos al necesitado, acogerle con cariño y estar dispuestos a tenderle nuestra mano. Las manos sirven a veces para golpear, para rechazar, para desplazar al otro. Jesús emplea su mano para perdonar, para acoger, para ayudar, para apoyar al que se tambalea, para guiar al que no encuentra el camino. Jesús ha unido el mandamiento del amor a Dios con el de amor al prójimo. Amar, según es “ocuparse del otro y preocuparse por el otro”. Se trata de un amor oblativo, que se entrega al otro, es decir del amor entendido como “agapé”, auto donación gratuita y generosa al hermano.

3.-Ver con Misericordia: Jesús actúa con misericordia –poniendo el corazón en la miseria–. El cura y, sobre todo, pone sus ojos de amor en aquel hombre. Hemos de aprender a mirar no con nuestros ojos, sino desde los ojos y sentimientos de Jesús, que se fija en el necesitado y sale a su encuentro. Sólo pide fe, la confianza del leproso, que le dice: “Si quieres, puedes curarme”. Y Jesús....le devolvió la salud y la dignidad.

4.-“Comparte lo que Importa”: hoy se celebra la “Campaña Contra el Hambre de Manos Unidas”. Para los cristianos la caridad no es una especie de actividad de asistencia social, que se podría dejar a otros, sino que es algo que pertenece a su naturaleza y a su esencia. La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En el mundo no debe haber nadie que sufra por falta de alimentos. Es necesario luchar por la justicia y por una sociedad más equitativa. 

REFLEXIÓN 

   La liturgia del 6º Domingo del tiempo ordinario nos presenta a un Dios lleno de amor, bondad y ternura, que nos invita a formar parte de la comunidad de los hijos amados de Dios. No excluye a nadie ni acepta que, en su nombre, se inventen sistemas de discriminación o de marginación de los hermanos.

   La primera lectura nos presenta la legislación que definía la forma de tratar a los leprosos. Impresiona cómo, a partir de una imagen desfigurada de Dios, los hombres son capaces de inventar mecanismos de discriminación y de expulsar en nombre de Dios.

   La segunda lectura nos invita a los cristianos a tener como prioridad la gloria de Dios y el servicio de los hermanos. El ejemplo supremo debe ser el de Cristo, que vivió en la obediencia incondicional a los planes del Padre y que hizo de su vida una ofrenda de amor, al servicio de la liberación de los hombres.

   El Evangelio nos dice que, en Jesús, Dios viene al encuentro de sus hijos, víctimas de la discriminación y de la exclusión, que se compadece de su miseria, tendiéndoles la mano con amor, liberándolos de sus sufrimientos, invitándoles a formar parte de la comunidad del “Reino”. Dios no pacta con la discriminación y denuncia como contrarios a sus proyectos todos los mecanismos de opresión de los hermanos.

   La Eucaristía de cada domingo, el encuentro con la Palabra y con el Resucitado, nos inyecta a los cristianos la fuerza necesaria para insertarnos de nuevo, con impulso renovado y claro, en una sociedad donde no siempre predomina el bien común. Recordemos que hemos de ser sal (aunque pique) y luz (aunque deslumbre).

   La oración, personal o comunitaria, nos brinda esa oportunidad para recuperarnos de otros tantos rechazos cuando presentamos, con respeto pero con valentía, nuestra forma de entender el mundo, la sociedad, el hombre, etc., desde la fe.

   El testimonio, de lo que llevamos dentro, de nuestra experiencia de Dios, nos exige pregonar que con Jesús nos sentimos bien. Que haber encontrado a Dios, lejos de ser una preocupación, nos ayuda a llenar huecos peligrosos en nuestra vida.

 PARA LA VIDA 

   Darío, rey de Persia, estaba cazando un día cuando se encontró apartado de sus sirvientes. Cabalgaba solo a través de una pradera y observó que un hombre corría hacia él. - Es un enemigo – pensó, y colocando una flecha en su arco, apuntó. -Mi señor – gritó el hombre lleno de miedo- No disparéis. ¿No me reconocéis? Soy vuestro caballerizo y cuido de vuestros corceles. -Da gracias a tu buen ángel – dijo Darío sonriendo, mientras guardaba la flecha- Un minuto más y estarías muerto. El caballerizo rio nerviosamente, se acercó y se inclinó. -Espero que me perdonéis, mi señor, si os ofrezco un consejo – dijo - ¡Tiene que haber algo verdaderamente errado cuando un rey no distingue a un amigo de un enemigo! Una de las exigencias de la gran posición que ocupáis es la de saber quién es cada uno de vuestros servidores. 

   He estado a menudo en vuestra presencia y hemos discutido varias veces sobre los caballos que cuido para vos. Pero ahora, cuando corría lleno de alegría para daros la bienvenida, no deberíais haber pensado que era un enemigo. - ¿Veis todos estos caballos? – dijo el caballerizo extendiendo los brazos -. ¡Hay cientos de ellos, miles de ellos! Y conozco el nombre de todos. Nombrad uno y os lo traeré. Esta es la razón de que me confiaseis este puesto. ¡Oh, majestad! Deberíais atender a vuestros súbditos con el mismo cuidado. Se dijo que Darío se dirigió amablemente al hombre y que grabó el consejo en su corazón. Más que nunca necesitamos ser tocados, acariciados, acogidos, sentirnos útiles, saber que somos amados como personas, con nuestro nombre.

5° Domingo del Tiempo Ordinario, 7 de Febrero de 2021, Ciclo B

 San Marcos 1, 29 - 39

"Sanó a Muchos, que Sufrían Diversos Males"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Sufrimiento: se dice que el dolor es como el fuego que o nos quema y nos destruye, o nos purifica y salva. Los santos subieron hasta la santidad a través de peldaños de sufrimiento y mortificación. Si nosotros queremos de verdad seguir a Jesús sepamos sufrir y sepamos amar, o, mejor, sepamos sufrir amando y amar sufriendo.

2.-La Oración: sin oración no se puede pasar cristianamente el puente del dolor. En la oración abrimos el corazón a Dios, le mostramos nuestras debilidades y le pedimos ayuda y fuerza para seguir intentando ser fieles a su voluntad. La oración es reflexión, es contemplación y es, sobre todo, comunión con Dios. Dice santa Teresa que orar es hablar con Dios como el que habla con un amigo; un amigo que nos ama infinitamente y al que sabemos infinitamente superior a nosotros. 

3.-Evangelizares llevar la palabra de Dios a la pregunta del hombre sobre el sentido de la vida y el sufrimiento, para que el hombre sea responsable. evangelizar significa, también, asumir la responsabilidad humana con esperanza, hacerse todo para todos para ganar al menos algunos, no para la iglesia, sino para Cristo. Es hacerse débil con los más débiles, para que se manifieste la gracia de Dios en medio de la debilidad. 

4.-La Misiónen primer lugar, acompañando la palabra con acciones salvíficas: mitigar el dolor y suscitar salud. Transmitiendo siempre paz, que es el don de los tiempos mesiánicos. En gran cercanía a los hombres y mujeres, participando de su mesa y de su vida. Es la cercanía a las personas y a la realidad que viven, lo que hace que la Iglesia de hoy sea fiable y tenga algo que decir. si se ama con amor de Dios, el amor es eterno; si se sirve con las manos de Dios, el servicio es constante; si se transforma el entorno con la sabiduría de Dios, la sociedad se hace más justa y fraternal. 

REFLEXIÓN 

   ¿Qué sentido tiene el sufrimiento y el dolor que acompañan el camino del hombre por la tierra? ¿Cuál es la “posición” de Dios frente a los dramas que marcan nuestra existencia? La liturgia del 5º Domingo del tiempo ordinario reflexiona sobre estas cuestiones fundamentales. Nos garantiza que el proyecto de Dios para el hombre no es un proyecto de muerte, sino un proyecto de vida verdadera, de felicidad sin fin.

   En la primera lectura, un creyente llamado Job comenta, con amargura y desilusión, el hecho de que su vida está marcada por un sufrimiento atroz y que Dios parece estar ausente e indiferente frente a la desesperación en la que su existencia discurre. A pesar de esto, es a Dios a quien Job se dirige, pues sabe que Dios es su única esperanza y que fuera de él no hay posibilidad de salvación.

   La segunda lectura subraya, especialmente, la obligación que los discípulos de Jesús tienen de testimoniar ante los hombres la propuesta liberadora de Jesús. En su acción y en su testimonio, los discípulos de Jesús no pueden ser guiados por intereses personales, sino por el amor a Dios, al Evangelio y a los hermanos.

   En el Evangelio vemos a Jesús  haciendo su ministerio de curar a los enfermos y expulsar  demonios.  La misión de Jesús era enseñar que Dios quería lo mejor para la persona humana- que la voluntad de Dios es que la persona viviera sana y libre de las fuerzas del mal.  En el Evangelio estas fuerzas malas están expresadas como enfermedades y como demonios.  Jesús tiene poder para librar a la persona de estas fuerzas y llevarle otra vez a la comunidad humana.  Por ejemplo, después de la curación, la suegra de Simón Pedro está incluida en las actividades de la casa, y los demás curados entraron en la vida del pueblo.

La enfermedad llega a los buenos tanto a los malos.  No podemos comprar ni la salud ni la dicha por nuestras acciones.  El sufrimiento es un misterio, un misterio que queda más allá de nuestro entendimiento.  Pero eso no es decir que debemos buscar el dolor, ni verlo como algo bueno.  Mejor dicho, debemos tratar de aliviar el dolor y el sufrimiento, según el ejemplo de Jesús.   Jesús sirve como ejemplo para nuestra vida.  Tenemos que hacer todo lo posible para que cada persona viva sane y libre de los espíritus malos que nos separan de la plenitud de la comunidad humana.  

PARA LA VIDA 

   Cuentan que un sacerdote se aproximó a un herido en medio de una dura batalla de una lejana guerra, y le preguntó: ¿quieres que te lea la Biblia? Primero dame agua, que tengo sed- le respondió el herido. Y el sacerdote le entregó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en muchos kilómetros a la redonda. – Y ahora, ¿quieres que te lea la Biblia? - volvió a insistir el sacerdote. – Primero dame de comer- suplicó el herido.

   Y el sacerdote le dio el último mendrugo de pan que guardaba en su mochila. – Tengo frío- fue el siguiente lamento del herido, y el sacerdote se despojó de su abrigo, a pesar del frío que calaba hasta los huesos, y cubrió al lesionado. – Ahora sí, le dijo el herido al sacerdote, ahora puedes hablarme de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo y tu único abrigo. Ahora quiero conocer a tu Dios.

   Al amor como a la fe hay que dedicarle tiempo y tenerlos como prioridades en nuestras vidas, si no queremos caer en un desgaste que nos lleve al cansancio, al estrés, a la depresión y a la anorexia psicológica y espiritual.  Porque el problema de esto es que el amor puramente voluntarista y humano se agota, se cansa, se desgasta.

   Hay muchos cristianos que dejaron incluso de creer después de muchos años en la lucha solidaria con los pobres. Dejaron de alimentar esa lucha en las fuentes de la fe: la eucaristía, la oración, la vida comunitaria. Sólo en Dios el amor no se agota, y se entrega mucho más allá de los meros deberes de justicia humana. 

4° Domingo del Tiempo Ordinario, 31 de Enero de 2021, Ciclo B

 San Marcos 1, 21 - b28

"Les Enseñaba Como Quien Tiene Autoridad"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Profeta: el profeta no hablará por sí mismo, el propio Yahvé pondrá las palabras en sus labios. Hay falsos profetas que se anuncian a sí mismos, o que "dicen palabras que Dios no les ha mandado". El profeta verdadero anuncia y denuncia, con el riesgo de no ser escuchado e incluso estará expuesto a la persecución, cuando avisa que la auténtica salvación viene de la conversión del corazón. La misión de un profeta es siempre hablar en nombre de Dios. Los profetas deben primero oír a Dios y después transmitir al pueblo lo que Dios les dice.

2.-El Mal Existe: el espíritu del mal sigue actuando. Es un combate que se desarrolla primero en nuestro propio interior cuando las fuerzas oscuras nos acosan, nos envuelven, nos ciegan y hasta nos derriban. Pero hemos de levantarnos, Dios está a nuestro favor, lucha con nosotros. 

3.-El Valor de la Palabra: hoy día, vivimos inundados de palabras. Cada mañana nos despertamos con las palabras que oímos en la radio o en la televisión, palabras que leemos en los periódicos. Palabras, palabras, palabras…. Sufrimos una auténtica "inflación verbal". No se valora la palabra como antes; cuando alguien decía “te doy mi palabra" sabíamos que podíamos fiarnos de esa persona. Hay muchos pregoneros de discursos fáciles o aprendidos, pero faltan los auténticos testigos. ¿Dónde están los profetas? Por sus hechos les conoceréis

4.-La Autoridad: reconozcamos la “autoridad” de Jesús, que nos ayuda a vencer al mal. En cambio, nosotros, a menudo, pronunciamos palabras vacías, sin raíz o palabras superfluas, palabras que no corresponden con la verdad. En cambio, la Palabra de Dios corresponde a la verdad, está unida a su voluntad y realiza lo que dice.  Con la sola fuerza de su palabra, Jesús libera a la persona del maligno.

REFLEXIÓN 

   La liturgia del 4º Domingo del Tiempo Ordinario nos afianza en la idea de que Dios no se conforma con los sistemas de egoísmo y de muerte que afean el mundo y que esclavizan a los hombres y afirma que Él siempre encuentra nuevas formas para ir al encuentro de sus hijos, para proponerles un proyecto de libertad y de vida plena.

   La primera lectura nos ofrece, a partir de la figura de Moisés, una reflexión sobre la experiencia profética. El profeta es alguien que Dios elige, que llama y que envía para ser su “palabra” viva entre de los hombres. A través de los profetas, Dios va al encuentro de los hombres y les presenta, de forma perceptible, sus propuestas.

   La segunda lectura invita a los creyentes a repensar sus prioridades y a no dejar que las realidades transitorias impidan un verdadero compromiso al servicio de Dios y de los hermanos.

   El Evangelio muestra cómo Jesús, el Hijo de Dios, cumpliendo el proyecto liberador del Padre, mediante su Palabra y su acción, renueva y transforma en hombres libres a todos aquellos que viven prisioneros del egoísmo, del pecado y de la muerte. Jesús sufre y muere en la cruz por amor. De este modo, bien considerado, ha dado sentido a nuestro sufrimiento, un sentido que muchos hombres y mujeres de todas las épocas han comprendido y hecho suyo, experimentando profunda serenidad incluso en la amargura de duras pruebas físicas y morales. Y precisamente "la fuerza de la vida en el sufrimiento" es el tema que los obispos italianos han elegido para su tradicional Mensaje con ocasión de esta Jornada por la vida.

   Unidos de corazón a sus palabras, en las que se percibe el amor de los pastores por la gente y la valentía de anunciar la verdad, la valentía de decir con claridad, por ejemplo, que la eutanasia es una falsa solución para el drama del sufrimiento, una solución que no es digna del hombre. En efecto, la verdadera respuesta no puede ser provocar la muerte, por "dulce" que sea, sino testimoniar el amor que ayuda a afrontar de modo humano el dolor y la agonía. Estemos seguros de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se pierde delante de Dios.

 PARA LA VIDA 

   Una vez, un rey y sus cortesanos estaban disfrutando de una cacería en invierno, pero al caer la noche se dieron cuenta de que estaban demasiado lejos de un lugar apropiado para pernoctar. Mientras crecía la oscuridad, tan sólo encontraron la cabaña de un labriego. Veamos si podemos pasar ahí la noche – sugirió el rey. La verdad es que hace mucho frío.  No podéis pasar la noche en la choza de un mísero labriego, mi señor – protestó su visir. Vuestra dignidad está muy por encima de eso. Dejad que armemos las tiendas, encendamos unas hogueras y ¡salgamos lo mejor posible de esta situación! 

   En el interior de la cabaña, el labriego lo había oído todo, Rápidamente salió y besó la tierra ante el rey. Estoy seguro de que la dignidad de vuestra majestad no sufrirá nada si pernoctáis en mi cabaña – dijo. Sospecho que a vuestro visir lo que más le preocupa es que vuestra presencia confiera más distinción a mi honor de campesino. El rey se rió con la respuesta, y desmotando, aceptó la invitación del campesino. Cenó y durmió en su choza, y al día siguiente le entregó ropas hermosas y otros regalos. 

   Cuando el rey montó en su corcel y reanudó su viaje, el labriego se agarró al estribo y dio unos cuantos pasos a su lado. Ya veis, mi señor – exclamó -. Nada de vuestra gloria y poder se ha perdido. Mas vuestra visita ha hecho que me sienta como si el mismísimo sol hubiese acariciado mi sombrero.

Los cristianos estamos llamados como Jesús a ejercer nuestra autoridad moral en base a nuestros actos. Cuando las personas son auténticas y coherentes convencen, se hacen autoridad espontánea para la humanidad en general y para la humanidad particular de niños y jóvenes. Y es que la autoridad verdadera la da el amor, pero un amor auténtico y coherente.