29° Domingo del Tiempo Ordinario, 21 de Octubre de 2012


San Marcos 10, 35-45
      



Misioneros en el Año de La Fe

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  1. El Primer Lugar:  en la Iglesia todos hemos de ser servidores. Nos hemos de colocar en la comunidad cristiana: no desde arriba, desde la superioridad, el poder o el protagonismo interesado; sino desde abajo, desde la disponibilidad, el servicio y la ayuda a los demás. Nuestro ejemplo es Jesús. No vivió nunca«para ser servido, sino para servir». El que quiera ser el primero, que se ponga a servir a todos. En el servicio vemos más claramente el rostro del Señor.
  2. El que Sirve: necesitamos en la Iglesia cristianos dispuestos a gastar su vida por el proyecto de Jesús, no por otros intereses. Padres que se desviven por sus hijos, educadores entregados día a día a su difícil tarea; hombres y mujeres que pongan su vida al servicio  de los más  necesitados como sirviendo al mismo Señor. 
  3. Los "Grandes" del Señor: son aquellos hombres y mujeres a los que se les encuentra en el momento oportuno, cuando se necesita la palabra de ánimo, la mirada cordial, la mano cercana. Padres sencillos y buenos que se toman tiempo para escuchar a sus hijos pequeños, responder a sus infinitas preguntas. Madres incansables que llenan el hogar de calor y alegría. Esposos que van madurando su amor día a día, aprendiendo a ceder, cuidando generosamente la felicidad del otro, perdonándose mutuamente en tantos pequeños roces de la vida. Creando su historia de salvación.
  4. Los que Dan la Vida: lo más grande que podemos dar es nuestra propia vida; lo que está vivo en nosotros, lo que nos da vida: nuestra alegría, nuestra fe, nuestra ternura, nuestra confianza, la esperanza que nos sostiene y nos anima desde dentro. Dar así la vida es siempre un gesto que enriquece, que ayuda a vivir, que crea vida en los demás, que rescata, libera y salva a las personas.      
REFLEXIÓN
   Celebramos, en este domingo, la tradicional y popular jornada misionera del “Domund en este año con el lema “Misioneros de la Fe”. 
   Desde aquí, y ahora, tenemos un recuerdo agradecido y emocionado por tantos miles de hombres y mujeres (sacerdotes y no sacerdotes, religiosos y no religiosos) que contribuyen con su testimonio, entrega, silencio, perseverancia y audacia para que la Palabra de Dios siga construyendo y edificando el Reino de Dios en tantos lugares dispersos por el mundo. 
   Todos somos misineros…       
PARA LA VIDA
   Durante la guerra de independencia americana una compañía de soldados, con su capitán al frente, estaba construyendo un fuerte con pesados maderos. Mientras los soldados sudaban por levantar el madero que haría de dintel, el capitán manos en las caderas, les gritaba y gritaba que levantaran el  madero. 
   De repente en la distancia apareció un extraño que cabalgaba hacia el fuerte. Cuando llegó y vio la escena se dirigió al capitán y le dijo: ¿por qué no les echa una mano? “Soy un oficial” fue su respuesta.  
   El extraño se sumó al grupo de soldados y entre todos colocaron el madero. Al despedirse le dijo al capitán: la próxima vez que necesite ayuda, llámeme. Mi nombre es George Washington y soy el comandante en jefe del ejército de los Estados Unidos.

28° Domingo del Tiempo Ordinario, 14 de Octubre de 2012

San Marcos 10
 ,17-30
      

 Una Cosa Te Falta

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  1. Los Mandamientos: son el camino de la salvación. El un punto de referencia esencial para vivir en el Amor, para distinguir claramente entre el bien y el mal, y construir un proyecto de vida sólido y duradero. Jesús nos pregunta si conocemos los mandamientos pero ante todo si los vivimos, si nos preocupamos de nuestra conciencia según la ley divina y si los ponemos en práctica.
  2. La Riqueza: en el joven del Evangelio podemos ver una situación muy parecida a la de cada uno de nosotros. También nosotros somos ricos de cualidades, de energías, de sueños, de esperanzas: ¡recursos que tenemos en abundancia! nuestra misma edad constituye una gran riqueza, no sólo para nosotros, sino también para los demás, para la Iglesia y para el mundo. Qué estamos dando a los demás?. 
  3. El Amor: la vocación cristiana nace de una propuesta de Amor del Señor, y sólo puede realizarse gracias a una respuesta de Amor: «Jesús invita a sus discípulos a la entrega total de su vida, sin interés humano, con una confianza sin reservas en Dios.
  4. El Desprendimiento: Jesús nos llama a ser desprendidos y, en definitiva, nos llama a vivir desde la fe en su persona, porque teniéndolo a Él, lo tenemos todo. El joven rico que se encuentra con Jesús es un hombre honesto que nunca ha dejado de cumplir los mandamientos de Dios. Para seguir a Cristo, solo le falta una cosa: salir de su individualismo, desprenderse de algo, aprender a compartir lo suyo con los más pobres y necesitados y así ganarse un tesoro en el cielo.      
REFLEXIÓN
   Hay algo muy claro en el Evangelio de Jesús. La vida no se nos ha dado para hacer dinero, para tener éxito o para lograr un bienestar personal, sino para hacernos hermanos. 
   Cristo es quien te invita a emplear tus fuerzas al servicio de los más necesitados. Ya seas médico, arquitecto, jurista, ingeniero, agrónomo, sacerdote, economista, comunicador... 
   Nunca tengas las manos y el alma amarradas a la injusticia, al egoísmo, a la mentira. 
   Habrás de ser como Jesucristo, embajador de Dios, para anunciar lo bueno y lo justo en todos los ambientes, para dar testimonio de fe ante la gente y ayudar a remediar tantos males con el vigor de tus brazos, con la fe y el amor de tu buen corazón.       
PARA LA VIDA
   Un millonario pasaba gran parte de su tiempo contando sus monedas de oro. Muy cerca de su mansión vivía un zapatero que pasaba el día arreglando zapatos y cantando bellas baladas. Canciones que irritaban al hombre rico. 
   Un día decidió regalarle unas monedas a ver si se callaba. El zapatero muy feliz dejó de cantar y de trabajar. Ahora pasaba su tiempo escondiendo las monedas, cambiándolas de sitio para que nadie se las robara. 
   Un buen día cayó en la cuenta de que las monedas le habían robado sus canciones y su paz. Se fue a la casa del millonario y le dijo: yo te devuelvo tus monedas y tú devuélveme mis canciones.

¿QUÉ ME FALTA, SEÑOR?

° Dime, Jesús, qué me falta y qué me sobra para ser merecedor de la Vida Eterna. 
° Dime, Jesús, qué me falta para entrar un día por las puertas del cielo 
° Dime, Jesús, qué me falta y que yo no veo para que Tú estés contento conmigo.

27° Domingo del Tiempo Ordinario, 7 de Octubre de 2012


San Marcos 10,2-16
      

 Dios los creó hombre y mujer

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  1. El Matrimonio: Dios creó al varón y a la mujer para que fueran «una sola carne». El sacramento evoca, convoca y provoca para el futuro. El amor humano ha sido bendecido por Dios. Dios acoge con cariño la historia concreta de amor de dos personas que quieren unir sus vidas para siempre. Y eleva este amor a un nivel verdaderamente divino. A partir de este momento Dios ama a cada uno a través del amor del otro, y cada uno ama a Dios amando al otro.
  2. El Amor: es el mejor camino para entender y amar a Dios amor. Él está presente en medio de ellos y por eso “esta cuerda de tres hilos no es fácil de romper”, nos dice el Libro del Eclesiastés. Juntos deben dar gracias a Dios cada día por su amor porque él está en medio del hogar. Es El quien les nutre, une y hace posible su amor. 
  3. Fidelidad: fidelidad significa “FE”. Ella crece en la oración, los detalles, el diálogo, la confianza mutua y la comunicación…. Sólo se es fiel, cuando se tiene a Dios en el centro. Hay que ver las cosas no solo desde el punto de vista de cada uno, sino también como las ve el otro. Siempre debe reinar el respeto en la relación, y la oración como alimento diario. El dedicarse tiempo el uno al otro es fundamental. Hay que evitar todo aquello que pone en peligro al amor y favorecer lo que le hace crecer. Los esposos deben dejarse ayuda cuando vienen las dificultades, buscar apoyo: familia, amigos, cursillos, encuentros matrimoniales, grupos…       
REFLEXIÓN
   El Evangelio de hoy nos habla del matrimonio indisoluble. Nos propone un ideal presentado por Dios como modelo de perfección. Dios no puede lanzarnos al vacío a buscar metas imposibles. Sin embargo así como el amor del hombre y la mujer a veces es victorioso, otras, es vulnerable y derrotado... 
   El Sacramento del Matrimonio es una Alianza entre Dios y los Cónyuges. Dios le propone y ayuda a lograr algo muy noble a dos bellos seres limitados e imperfectos que seguirán siendo débiles y pequeños pero grandes con la bendición de Dios. Ellos no han de renunciar a este proyecto. Sería desconfiar del poder inmenso de Dios. 
   Conviene saber que el amor no es una planta silvestre. Exige mil cuidados y las más delicadas atenciones. Por eso es necesario cultivarlo, alimentarlo y bendecirlo con la Oración, el Diálogo, el Respeto y la Tolerancia.

PARA REFLEXIONAR
   Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámala, luego guardó silencio.
    Pero es que ya no siento nada por ella. -Ámala, repuso el sabio. 
Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, el viejo sabio agrego lo siguiente:
  • Amar es una decisión, no un sentimiento; 
  • Amar es dedicación y entrega, 
  • Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el Amor. 
   El Amor es un ejercicio de jardinería: 
  • arranca lo que puede hacer daño a tu jardín,
  • prepara el terreno, siembra
  • sé paciente, riega y cuida. 
  Debes estar preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, mas no por eso abandones su jardín. 
  Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndala. Eso es todo, Ámala.

26° Domingo del Tiempo Ordinario, 30 de Septiembre de 2012


San Marcos 
9,38-43.45.47-48
      




 El que no está contra nosotros, está a favor nuestro

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  1. La Salvación: lo primero y más importante no es el crecimiento de un pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo: «el que no está contra nosotros, está a favor nuestro». El que hace presente en el mundo la fuerza salvadora y liberadora de Jesús está a favor de Jesús y Jesús a favor de él.
  2. Nuestros Sentidos: Jesús empleaba sus manos para bendecir, curar y tocar a los excluidos. No están hechas para herir, golpear, someter o humillar. Por muy dolorosas que sean, si los cristianos no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo. Todos estamos llamados a tocar con las manos de Jesús, caminar tras los pasos de él, ver con su divina mirada, y tener los más puros sentimientos de Jesús. 
  3. Hacer el Bien: además de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más liberada. Jesús quiere que seamos capaces de reconocer la presencia y la acción de Dios en toda persona que se entrega para hacer el bien a los demás. Todo ser humano es mi «prójimo». De todos me he de sentir responsable, aunque sólo sea para «dar a beber un vaso de agua».       
REFLEXIÓN
   “Nuestra mano, será lo que nosotros hacemos, nuestro pie, será el lugar hacia donde caminamos, nuestro ojo es nuestra manera de entrar en relación con los otros. Nuestra mano nos conduce al pecado si lo que hacemos nos desvía del evangelio. Nuestro pie nos lleva al pecado si él nos conduce lejos de los caminos de Dios. Y nuestro ojo nos dirige al pecado si se convierte en un instrumento de lujuria, de odio, y no propicia el encuentro y el diálogo con los demás. 
   Cristo nos invita hoy a estar abiertos a aquellos que quieren hacer el bien, ser edificados por sus compromisos, a admirar el bello trabajo que realizan aquellos que no pertenecen a nuestro grupo, a un partido político, a nuestra nacionalidad. “No se lo impidan, si no son de los nuestros”.

PARA LA VIDA
   Érase un rey que cada día dedicaba un tiempo a escuchar las peticiones de sus súbditos. Y cada día un hombre bueno, vestido de mendigo, se acercaba al rey y le ofrecía una fruta muy madura. El rey la recibía y se la entregaba al tesorero que estaba detrás del trono. 
   Un día, al cabo de muchos años de repetirse este gesto, un mono del palacio vino a sentarse en un brazo del sillón del trono. El mendigo acababa de ofrecer al rey su fruta y éste se la dio al mono. Cuando éste la mordió una joya de mucho valor cayó al suelo. 
   El rey, maravillado, le preguntó al tesorero qué había sido de las otras. El tesorero no respondió porque había tirado las frutas por la ventana a un patio interior. El tesorero corrió al patio y allí, en el suelo, encontró las frutas ya podridas y un montón de joyas preciosas. 
   Un mono –gracias a un mono- que se atrevió a morder la fruta se descubrió el tesoro que le regalaba, cada día, un hombre bueno.