17° Domingo del Tiempo Ordinario, 26 de Julio 2020, Ciclo A


San Mateo 13, 44 - 46

"Hay un Tesoro Escondido en la Vida de Cada Uno"


Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Tesoro Escondido: se trata de buscar, caminar, trabajar. La actitud de la búsqueda es la condición esencial para encontrar; es necesario que el corazón queme desde el deseo de alcanzar el bien precioso, es decir el Reino de Dios que se hace presente en la persona de Jesús. Es Él el tesoro escondido. Él es el descubrimiento fundamental, que puede dar un giro decisivo a nuestra vida, llenándola de significado.
2.-La Perla Preciosa: la valoración del valor inestimable del tesoro, lleva a una decisión que implica también sacrificio, desapegos y renuncias. Cuando el tesoro y la perla son descubiertos, es decir cuando hemos encontrado al Señor, es necesario no dejar estéril este descubrimiento, sino sacrificar por ello cualquier otra cosa. No se trata de despreciar el resto, sino de subordinarlo a Jesús, poniéndole a Él en el primer lugar. La gracia en el primer lugar. 
3.- La Red de Pesca: se subraya que, como en el trigo y la cizaña, todos los peces son capturados en la misma red y al mismo tiempo. En la comunidad convocada por Jesús hay peces buenos y malos. Pero hay que ser pacientes: esperar el momento del juicio. Hasta entonces el Reino se abre camino en un mundo donde conviven el bien y el mal. Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma el corazón y nos abre a la necesidad y a la acogida de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles. El Reino es una oportunidad que nadie ha de dejar pasar. Hay que arriesgar. 

REFLEXIÓN

   Parábola del tesoro escondido. Todo se sacrifica a fin de conseguirlo. Nada supera a la Sabiduría que procede de Dios. San Pablo nos inculca el plan de Dios sobre nosotros que no es otro que el amor que Dios nos tiene y quiere que reproduzcamos en nosotros la imagen de su Hijo bien amado para compartir su gloria. Sólo así es posible entrar en el Reino de Dios y aquí en la tierra. Esto nos prepara, a su vez, para la santidad de vida y para la liberación y santificación consumada en la eternidad.

   La primera lectura nos habla acerca del discernimiento, Salomón es en la historia de la salvación un símbolo típico de la exaltación de la sabiduría como actitud religiosa, como don gratuito y como responsabilidad bienhechora entre los hombres.

   La segunda lectura nos propone que la sabiduría salvífica de Dios ha culminado su revelación en Cristo. Y nos ofrece el don de descubrir en Él la Sabiduría divina que nos ilumina y santifica. Su Corazón es el diseño perfecto que nos ha trazado el Padre.

   En el Evangelio, la genuina sabiduría evangélica consiste en la apertura humilde y decidida a la gracia divina y a los dones salvíficos que el Padre nos ofrece amorosamente en Cristo y que transforman nuestras vidas. «Este tesoro en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia (Col 2,3), es el Verbo de Dios que parece escondido en la carne de Cristo, o bien las sagradas Escrituras en las que está guardado el conocimiento del Salvador.
   Cuando alguien lo descubre en ellas, debe despreciar todas las ganancias de este mundo para poder poseer a aquel a quien ha encontrado. Lo que sigue: el hombre que lo encuentra, lo vuelve a esconder, no significa que lo hace por maldad sino por temor y como no quiere perder ese bien, esconde en su corazón el tesoro que ha preferido a sus antiguas riquezas».

PARA LA VIDA

   El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.- « ¿Por qué no has salido a pescar?», le preguntó el industrial.- «Porque ya he pescado bastante por hoy», respondió el pescador.- «¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?», insistió el industrial.- «¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.- «Ganarías más dinero», fue la respuesta.- «De ese modo podrías poner un motor a tu barca.

   Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo». - « ¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador. - «Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial. - « ¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador.

   Es lo que le pasa al pescador del cuento de hoy, que vive feliz en las cosas sencillas de las que disfruta sin hacer caso del capitalista consumidor que le ofrece más y más cosas materiales para ser feliz y al final llegar a lo mismo. Y es que hoy y siempre el ser humano busca ser feliz, llenar de respuestas sus preguntas existenciales, encontrar algo que colme sus vidas, dar sentido a su existencia. Ésos son el tesoro y la perla que buscan y buscamos todos, pero no siempre los encontramos en medio de esta sociedad nuestra que nos atiborra de cosas para hacernos olvidar que estamos llamados a ser felices de otra manera, en las cosas más sencillas de la vida.

16° Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de Julio 2020, Ciclo A

San Mateo 13, 24-43

"Dejadlos Crecer Juntos Hasta la Siega"


Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-La Cizaña: desde que nacemos tenemos la cizaña ya metida en el alma y, aunque en el bautismo se nos perdone la culpa y la pena de nuestra fragilidad original, la inclinación al pecado, la cizaña, nos va a acompañar mientras vivamos. ¿Qué hacer? Confiar en la misericordia de Dios y en su perdón. E intentar juzgar a los demás con amor y misericordia. 
2.-El Trigo Bueno: Dios es el sembrador del buen trigo. La buena semilla son los hijos del reino». Debemos esforzarnos por ser trigo bueno y sembrar trigo bueno continuamente, eliminando todo lo que pueda causar daño. Ser «buena semilla» y «sembrar buena semilla» en el campo de la historia es una gran dignidad y un ideal supremo que hace que la vida cristiana, sea humana, sea bella y responsable; da serenidad y entusiasmo, da consuelo y descanso, especialmente en los momentos más difíciles y en las decisiones más importantes.
3.-El Grano de Mostaza: crece y se desarrolla, hasta convertirse en un árbol frondoso y hospitalario. El grano de mostaza representa el paso de lo pequeño a lo grande. El reino de Dios no es como el “cedro del Líbano” o como “las altas montañas” sino como la pequeñez de un grano de mostaza. 
4.-La Levadura: tiene fuerza para fermentar la masa. En Nazaret, Jesús ha visto cómo su madre y las vecinas salen al patio al amanecer para elaborar la masa del pan con un trozo de levadura. Él ha olido el pan recién horneado, debido a la solicitud de las mujeres. La misericordiosa paciencia de Dios sabe esperar, deja crecer, deja hacer. Lo sabía el padre del hijo pródigo que oteaba cada día desde la azotea la posible y la deseada vuelta del hijo. La omnipotencia de Dios se muestra en que espera y perdona.

REFLEXIÓN 

   En el campo del mundo como en el interior de la Iglesia todos andamos mezclados, los buenos y lo malos. A veces los buenos terminan siendo malos y los malos se hacen buenos. Nada hay decidido hasta el final. En nuestro mismo interior se alternan sentimientos buenos y malos, por eso unas veces obramos el bien y otras nos deslizamos por la pendiente del mal. Lo importante es mantener siempre bien orientada la nave en medio de las tempestades de la vida.
  • En la primera lectura, dos enseñanzas deducimos de la lectura. Una lección de bondad, de amor para con todos los hombres y otra de esperanza: el hombre no puede pretender por sí mismo ser impecable, pero le conforta el pensamiento de que Dios perdona a los que se arrepienten de corazón.
  • En la segunda lecturael Espíritu intercede por nosotros con gemidos inenarrablesPor la obra redentora de Cristo el Padre nos da su propio Espíritu, capaz de superar en nosotros el mal y transformarnos en hijos suyos.
  • En el Evangelio nos recuerda que el trigo y la cizaña deben crecer hasta la siega. Porque es eterno y paciente, Dios tolera el mal en los seres libres, hasta el día de su juicio en que dará a cada uno una eternidad según sus obras. 
   De ahí que el Señor no habla de otra semilla, sino que la llama cizaña, pues, ésta a primera vista, se asemeja al trigo. Seguidamente explica cómo procede el diablo en su asechanza: «mientras sus hombres dormían». No es pequeño el peligro que aquí amenaza a los superiores, a quienes está encomendada la guarda del campo; y no sólo a los superiores, sino también a los súbditos. Mientras el hombre vive en este mundo, sometido a la tentación y al pecado, siempre hay lugar al arrepentimiento, en todo momento, hasta el último, podemos convertirnos y volver a Dios.

 PARA LA VIDA 

   Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar. Intrigado, le interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual respondió: “Estoy lanzando estas estrellas de mar nuevamente al océano, como ves, la marea está baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de agua“. “Entiendo“, le dije, “pero hay miles de estrellas de mar sobre la playa. 
   No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas. Y quizá no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa“. “¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?“. El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella, y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: “¡Para ésta, si lo tuvo!
   Existe la cizaña, es verdad, y mucha en nuestro mundo. Pero fijémonos mejor en el trigo que crece, que es mucho más. Hay más bien que mal, hay más personas buenas que malas. La cizaña será asfixiada por el mismo trigo, por el bien que hay en nosotros. Ya lo decía san Pablo: venced al mal, a fuerza de bien. Contra el mal, el bien; contra el odio, el perdón; contra el egoísmo, el amor; contra la guerra, la paz; contra la injusticia, la solidaridad; contra el individualismo, la fraternidad; contra la falta de sentido, la fe.

15° Domingo del Tiempo Ordinario, 12 de Julio 2020, Ciclo A

San Mateo 13, 1 - 23

"El Sembrador Salió a Sembrar"


Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-La Semilla: que produce mayor o menor fruto según el terreno donde cae. La semilla que cayó en el camino indica a quienes escuchan el anuncio del reino de Dios pero no lo acogen; así llega el Maligno y se lo lleva. La segunda es la de la semilla que cayó sobre las piedras: ella representa a las personas que escuchan la Palabra de Dios y la acogen inmediatamente, pero con superficialidad, porque no tienen raíces y son inconstantes. El tercer caso es el de la semilla que cayó entre las zarzas: Jesús explica que se refiere a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones mundanas y de la seducción de la riqueza, se ahoga. 
2.-La Palabra: sólo puede actuar como tal cuando es sembrada en el corazón de las personas. Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir. Recordadlo: lo que cuenta no es lo que entra, sino lo que sale de la boca y del corazón.
3.-El Sembrador: es Jesús. Él esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. ¿Y cómo puede dar fruto? Si nosotros lo acogemos.
4.-El Corazón: como un terreno, puede ser bueno y entonces la Palabra da fruto —y mucho— pero puede ser también duro, impermeable. Ello ocurre cuando oímos la Palabra, pero nos es indiferente, precisamente como en una calle: no entra. Así es el corazón superficial, que acoge al Señor, quiere rezar, amar y dar testimonio, pero no persevera, se cansa y no «despega» nunca. 

REFLEXIÓN 

En los textos bíblicos de este decimoquinto domingo del tiempo ordinario, el Todopoderoso se nos presenta lleno de ternura y atención, prodigando a la humanidad los dones de la salvación. Acompaña pacientemente a las personas que ha elegido; guía fielmente a la Iglesia «el nuevo Israel de la era actual, que camina en busca de la ciudad futura y permanente» a lo largo de los siglos (Lumen gentium, 9). Él habla y actúa, da sin medida y sin arrepentimiento, interviene en nuestros asuntos diarios incluso cuando somos débiles y no correspondemos a su amor libre y generoso.
Sin embargo, el hombre tiene la tremenda posibilidad de hacer vana la iniciativa divina y de rechazar su amor. Nuestro «sí», que debería ser una adhesión libre a su propuesta de vida, es indispensable para que el plan de salvación se cumpla en nosotros.
la parábola del sembrador. Nos ayuda a comprender mejor esta realidad providencial y a sopesar sabiamente el peso de la responsabilidad que recae sobre todos al madurar la semilla de la Palabra, ampliamente difundida en nuestros corazones. La semilla de la que estamos hablando es la palabra de Dios; es Cristo, la Palabra del Dios viviente. Es una semilla fructífera y efectiva en sí misma, que brota de una fuente inagotable que es el Amor trinitario. Sin embargo, hacer que esta semilla fructifique depende de nosotros, depende de la acogida que dispensemos a esa semilla en nosotros. A menudo el hombre se distrae con demasiados intereses; es solicitado por llamadas de todas partes y es difícil distinguir, entre tantas voces, la de la única Verdad que nos libera.
Depende de nosotros ser esa buena tierra, en la cual «la semilla da fruto y produce ahora cien, ahora sesenta, ahora treinta» (Mt 12, 23). ¡Cuán grande es la responsabilidad del creyente entonces! ¡Cuántas oportunidades se ofrecen a quienes acogen y conservan este misterio! ¡Bendito el que se abre completamente a Cristo, la semilla que fecunda la vida!

PARA LA VIDA 

   Érase una madre que tenía tres hijos. Cuando se fueron a la universidad les regaló una planta para que alegrara sus habitaciones. Al final del curso fue a ayudarles a recoger sus cosas. En la habitación del hijo mayor, la maceta sin planta estaba en un rincón. La tierra estaba cubierta de chicles. ¿Qué le ha pasado a la planta?, le preguntó la madre. Me olvidé de sacarla de la caja y cuando lo hice ya estaba muerta.
   Cuando fue a recoger al segundo hijo, la planta estaba en una estantería. Sólo había dos palitos secos clavados en la tierra. ¿Eso es todo lo que queda de la planta?, le preguntó la madre. Oh, no quería que lo vieras. La planta estuvo muy hermosa hasta el día de Acción de Gracias. Después vinieron los trabajos, las fiestas y me olvidé de regarla. Finalmente fue a ver a su tercer hijo. Y, oh sorpresa, la planta estaba verde y hermosa. Tú no mataste la planta, dijo la madre. Claro que no. La planta me recordaba tu amor y yo sabía que tú quieres que la riegue y la cuide. La he regado todos los días y como puedes ver ha crecido mucho. "Tú no mataste la planta".¿Se imaginan la alegría de la madre al ver que, al menos, uno de sus hijos había sido fiel a su amor y la había cuidado?
   Hoy, Jesús nos ha contado una historia parecida. La historia del sembrador. La historia de una semilla. 
  • ¿Quién es el sembrador? Jesús.
  • ¿Cuál es la semilla sembrada? La Palabra de Dios.
  • ¿Cuál es la tierra sembrada? El corazón. 
  Jesús se pasó la vida sembrando incansablemente el amor de Dios, la semilla del Reino, de la paz y del perdón. Y sembró todos los corazones.
   Hoy sigue sembrando nuestros corazones con su Palabra a través del Espíritu Santo y de la Iglesia.

14° Domingo del Tiempo Ordinario, 5 de Julio 2020, Ciclo A

San Mateo 11, 25 - 30

"Soy Manso y Humilde de Corazón"


Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-La Humildad: aquellos, por creerse en posesión de la verdad, no la encuentran nunca; estos, los humildes, descubren la verdad de las cosas que no está en las apariencias, pues lo "esencial es invisible a los ojos", como decía el Principito. Dentro del mármol estaba la maravilla que descubrió Miguel Ángel. Pero hay que trabajar para descubrirla.
2.- El Cansancio: venid a mí… y yo os aliviaré cuántas veces una hora ante el Sagrario ha sido el mejor descanso Se trata de adquirir la costumbre de ir a la oración y contarle al Señor lo que nos pasa. Decía un poeta: ¿a quién contaré mis penas, mi lindo amor?, ¿a quién contaré mis penas, sino a vos?
3.-El Yugo: es la carga del amor.  Esta carga nos compromete a compartir con los demás.  Pero también nos regala una energía inmensa, una esperanza que no se quita y una confianza que nos deja feliz a lo más profundo del corazón.  
4.-La Fragilidad: Jesús optó por hacerse frágil como nosotros. Dejo que lo rompieran en la cruz, y se sigue dejando romper por nuestras manos en la celebración de la Eucaristía. Elige ese pan y ese vino para hacerse presente, y nos recuerda que nuestra tarea es también esa: hacernos pequeños, encarnarnos en cada una de las pequeñas cosas que hacemos, y a las que quiere que nos enfrentemos con la valentía que nos da el saber que él está a nuestro lado.
5.-El Amor: de Cristo y a Cristo nos ofrece una nueva perspectiva vital. Desde ella, se pueden contemplar las relaciones familiares, sociales, laborales… incluso las dificultades con una luz, esperanza y fortaleza nuevas. La vida cristiana consiste en dejar que Cristo sea el eje que afianza nuestra vida y nos permite seguir creciendo.

REFLEXIÓN

   Ante la humildad de Cristo, el cristiano aprende también a ser humilde. El Hijo de Dios no ha venido con triunfalismos, sino sumamente humilde y modesto, montado en un asno. A Jesús le gusta la humildad. Es el estilo de Dios. Y el cristiano no tiene otro camino. Dios no se da a conocer a los que se creen sabios y entendidos, a los arrogantes y autosuficientes, a los que creen saberlo todo, sino al que humildemente se pone ante Dios reconociendo su pequeñez y su ceguera.
   En la primera lectura Zacarías anunció el verdadero Mesías, lleno de bondadosa y humilde mansedumbre. Hemos de seguir a nuestro Rey que viene a nosotros justo y victorioso, modesto y cabalgando en un asno».
   En la segunda lectura de San Pablo a los romanos nos dice: Si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo viviréis. Cuando se vive al impulso de las pasiones humanas y del espíritu del mundo, resulta imposible vivir una genuina imitación de Cristo y alcanzar la santidad cristiana. Así los que llevan en su cuerpo la mortificación de Jesús y no viven según la carne, sino según el espíritu, éstos viven en Aquél que es la Vida y en ellos vive Cristo» 
   En el Evangelio el Señor Jesús nos repite unas palabras que conocemos muy bien, pero que siempre nos conmueven: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vuestras almas.
   Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia.

PARA LA VIDA

   En una tienda de antigüedades, había una pequeña caja olvidada en lo alto de una estantería. Hasta que un día, haciendo limpieza, la caja cayó al suelo. El dueño de la tienda no recordaba haberla visto nunca. Le quitaron toda la suciedad que tenía y pudieron ver que en la tapa estaba escrita esta frase: “La caja de los deseos”. La pusieron en el mostrador como curiosidad, para que los clientes que fueran a comprar algo, pidieran algún deseo.  
   Entró un hombre a comprar una mesa antigua. Cuando iba a pagar, vio la caja, la abrió y pidió un deseo: -Quiero un coche nuevo estacionado delante de esta tienda. Pero como es natural, no se cumplió el deseo. Otros clientes fueron entrando en la tienda y cada cual pedía un deseo: un collar de perlas, un reloj de oro,  ser los más ricos del mundo, ser lo más jóvenes, o los más famosos. Y los deseos seguían sin cumplirse.   
   Hasta que un día entró un mendigo pidiendo un vaso de agua. El dueño se lo dio amablemente. Cuando terminó de beber, el mendigo se quedó mirando la caja. Le dijo al dueño si podía pedir algún deseo antes de marcharse. Y éste contestó: -Claro que sí, buen hombre. De todos los que han entrado aquí, tú eres el que más necesidad tienes. A ver si a ti te hace caso la caja. 
   Entonces el mendigo la abrió y dijo: - Deseo un vaso de plata para el dueño de esta tienda. Cerró la caja y se marchó. El dueño quedó muy sorprendido por aquel deseo. No era corriente desear cosas para los demás. Pero en fin, era un lindo detalle de agradecimiento por el vaso de agua ofrecido. Sin embargo, cuando abrió la caja de los deseos, vio asombrado que en su interior se encontraba un vaso de plata como nunca había visto. El deseo se había cumplido. 
   Aquel mendigo le había dado las gracias de esa manera. Y se sintió feliz al ver que la caja cumplía los deseos de aquellos que, en su pobreza, son capaces de compartir y pensar en los demás.  

13° Domingo del Tiempo Ordinario, 28 de Junio 2020, Ciclo A

San Mateo 10, 37 - 42

"El Que los Recibe a Ustedes me Recibe a Mí"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Seguimiento: si decidimos seguirle, debe ser con todas las consecuencias. La persona de Cristo debe ser para el cristiano el centro y el valor absoluto de su vida. Lo demás debe quedar en segundo plano. Esto no quiere decir que no amemos o no nos preocupemos de nuestra familia, sino que sepamos priorizar. Estoy seguro de que el que ama a Jesucristo con todo su ser demuestra también su amor a los demás, comenzando por los suyos. 
2.-El Amor: se demuestra con los hechos. Si estás dispuesto a perder tu vida por alguien, entonces sí que demuestras amor por él. Ese Alguien es Jesucristo. ¿Qué estás dispuesto a hacer por El? Curiosamente, el que pierde, encuentra. Consigue una vida mucho más plena. Pero amar a Jesús es amar a los hermanos. El movimiento se demuestra andando y el amor a Dios entregándose por el prójimo, especialmente el más necesitado. El que recibe a alguien en su casa, el que da un vaso de agua al sediento, acoge al que está solo, "pierde su tiempo" por los demás, no quedará sin recompensa.
3.-Tomar la Cruz: es asumir la que cada uno lleva. No hace falta crearse otras cruces, basta con saber llevar la que uno tiene: la cruz de tu timidez, la cruz de tus dolencias, la cruz de tu fracaso, la cruz de tu cansancio, la cruz de tu ceguera, la cruz de tus defectos. ¿Cómo llevas tu cruz? No se trata de resignarse, se trata de llevarla con entereza y siendo solidario con el hermano. Una vez que hayas asumido tu cruz, estás en condiciones de ayudar a los demás a llevar la suya. La cruz no es signo de muerte, es signo de amor y de vida. De la cruz de Jesucristo surgió la vida para todos, el triunfo definitivo sobre la muerte. Llevar la propia cruz y ayudar a llevarla al hermano es un signo de amor, y amar es dar vida. 

REFLEXIÓN

En las lecturas de este Domingo, se nos viene a decir que el amor cristiano, la misericordia, el seguimiento de Cristo y las buenas obras van siempre de la mano. Donde hay amor, hay misericordia, buen obrar y, a Cristo, se le sigue de verdad. Sin amor, por el contario, no es posible la misericordia ni las buenas obras con mérito para la vida eterna y tampoco se dice sí a la llamada a seguir a Jesús. Si Dios es misericordia, es perdón y obra siempre bien, lo es porque es amor.

  • En la primera lectura, un relato, en el que se nos hablaba de una de las catorce obras de misericordia. En concreto, la de dar posada al peregrino. Es realizada esta obra por una mujer sunamita (de un pueblo llamado Sunam) y su marido, y consistió en acoger en su casa con toda generosidad al profeta Eliseo, el hombre de Dios. Esta acogida fue recompensada por Dios dándole un hijo, que más tarde murió. También fue recompensada por el profeta, que en agradecimiento devolvió a la vida al hijo de esta mujer misericordiosa.
  • En la segunda lectura a los Romanos 6,3-4.8-11: nos dice que quienes Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte para que andemos en una vida nueva. La vocación cristiana es, por su propia naturaleza, vocación de santidad cristiforme; ruptura total con el pecado y nueva existencia en Cristo. 
  • El Evangelio de este Domingo presenta diversas frases pronunciadas por Jesús, que se recogen en el llamado discurso apostólico, capítulo 10 del evangelio de San Mateo. Nos habla fundamentalmente de las renuncias propias de cualquier discípulo de Jesús y de cómo ha de ser la acogida que se da a sus discípulos. Para ser discípulo de Jesús, o lo que es lo mismo, para ser digno de Él, hay que amarle con un amor de entrega total, lo cual exige renunciar, hasta a la propia familia, y llevar la cruz de cada día: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Muchas veces, sin embargo, nuestro modo humano de ver las cosas nos hace llevar una vida cristiana lejos de lo que el Señor quiere para nosotros.
PARA LA VIDA
   Siento no saber tu apellido, pero tú tampoco sabes el mío. Estás en la misa de 12 todos los domingos. Te escribo para pedirte un favor. No conozco muy bien al sacerdote, pero me siento muy unida a ti. No sé cómo aprendiste mi nombre, pero cada domingo me sonríes y me llamas por mi nombre e intercambiamos unas palabras sobre el tiempo, mi sombrero y mi falta de puntualidad en alguna ocasión.
   Quiero agradecerte el tiempo que me dedicas, tus sonrisas, tu amabilidad y tu cercanía. Ahora una petición. Harry, me estoy muriendo. Mi marido murió hace 16 años y mis hijos están lejos. Es muy importante para mí que cuando me lleven a la iglesia por última vez estés ahí, a la entrada. No me parecería bien que no me dijeras: Hola, Gret. Qué alegría verte. Si estás ahí, Harry, estoy segura de que tu cálida acogida será doblemente cálida en mi nueva casa en el cielo. Con amor y gratitud. 
   La Palabra de Dios es un canto a la hospitalidad. La hospitalidad que recibe el profeta Eliseo. Y la bendición del profeta: "para esta fecha el próximo año acariciarás un hijo". Todos bienvenidos a nuestra área de descanso en este domingo. ¿Alguien por primera vez?