12° Domingo del Tiempo Ordinario, 24 de Junio de 2012

Natividad de San Juan Bautista

San Lucas 1, 57 - 66.80
       

 Precursor" 

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  1. La Vocación: el ejemplo de San Juan Bautista, desde su nacimiento hasta su muerte, debe incitarnos a nosotros a descubrir nuestra vocación y a ser fieles a ella. Todos nosotros hemos nacido con una misión bajo el brazo. Descubrir esta misión desde pequeños es una tarea importantísima para el futuro desarrollo de nuestra personalidad. Y más importante aún es ser fieles a la misión o vacación con la que Dios nos ha traído al mundo.
  2. El Alegría: es un don que se apoya en la paz interior y en la seguridad de que estamos en las manos de Dios y que, aunque nuestro camino no sea fácil, no sólo está señalado por Dios, sino que Él mismo se nos hace compañero de nuestro camino. Si la fe es llama que arde en el corazón, la alegría es su resplandor que sale del corazón y se muestra en el rostro y en la mirada.
  3. El Llamado: Cada uno de nosotros hemos sido llamados por Dios para algo, preguntémonos qué estamos haciendo por los otros, cuál es nuestro papel en este mundo, cuál es nuestro protagonismo; si la misión de Isaías y de Juan Bautista fue ser luz, cuál será nuestra misión?

REFLEXIÓN
   Desde el seno de nuestra madre, ya empezamos a ser plasmados por el amor de Dios, que nos quiere convertir a todos en un “don” para los demás. Nuestro verdadero “nombre” sólo lo sabe el Señor. 
   A Juan, el Precursor, le tocó en suerte ser santificado por el Espíritu Santo por medio del saludo de María. Su vida ya no sería más que anuncio de Jesús, prescindiendo de sí mismo, para encontrarse de verdad transformado en el Señor. 
   Nuestras huellas históricas empezaron desde el seno de nuestra madre. Desde entonces nos ha seguido la mirada amorosa y el cuidado materno de María, para llegar a ser “precursores” o “heraldos” de Jesús. 
   Lo importante, para que mostremos a Jesús, es que nosotros seamos sólo “voz”, aprendiendo a “disminuir” para que se oiga la “Palabra” que es Jesús. Se necesitan “servidores” al estilo de María y del Bautista. La presencia de María asegura la acción santificadora del Espíritu Santo.

PARA LA VIDA

   Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos. Después ordenó que se les mostrase el mayor de sus elefantes sin decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le tocaron en diversas partes de su cuerpo.
   Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno. El que había tocado las piernas dijo que un tronco arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo. 
   Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió la discusión:- Esta pequeña muestra os hace ver cómo de las grandes cosas conocemos muy poco… y de Dios casi nada.

11° Domingo del Tiempo Ordinario, 17 de Junio de 2012


San Marcos 4, 26 - 34    
       
 Semilla de Mostaza" 
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  1. La Semilla: hay en el Evangelio una llamada dirigida a todos, y que consiste en sembrar pequeñas semillas de una nueva humanidad. Jesús no habla de cosas grandes. El Reino de Dios es algo muy humilde y modesto en sus orígenes. Algo que puede pasar tan desapercibido como la semilla más pequeña, pero que está llamado a crecer y fructificar de manera insospechada. Dios se encarga que crezca.
  2. El Trabajo: la vida no es sólo trabajo eficaz y productividad, sino regalo de Dios que hay que acoger y disfrutar con corazón agradecido. Más allá de lo útil y lo rentable, el hombre, para ser humano, necesita aprender a estar en la vida, no sólo desde una actitud productiva, sino desde una actitud contemplativa.
  3. Sembrar:  Jesús habla de una siembra misteriosa de la Palabra de Dios en el corazón humano. Puede parecer que hay personas en cuyo interior nadie puede sembrar hoy semilla alguna: las gentes no escuchan ya a los predicadores; las nuevas generaciones no creen en las tradiciones. Sin embargo, Dios sigue sembrando en las personas inquietud, esperanza y deseos de vida más digna.
  4. Las Cosas Pequeñas: un gesto amigable al hombre que vive desconcertado, una sonrisa acogedora a quien está solo, una señal de cercanía a quien comienza a desesperar, un rayo de pequeña alegría en un corazón agobiado... son cosas pequeñas por las que Dios habla.

    REFLEXIÓN
       No deberíamos olvidar dos graves peligros que amenazan al hombre actual. El primero consiste en ahogarnos en el trabajo y el activismo. El segundo peligro es hundirnos en el pesimismo y la resignación. La vida no se reduce a actividad y trabajo. 
       En su misterio más profundo la vida es regalo y don. Lo gratuito nos envuelve. Y el hombre no es sólo trabajador sino también «cantor de las maravillas de Dios». 
       Lo importante en la vida es sembrar. Puede parecer que la semilla que se siembra es pequeña e insignificante. Algo aparentemente ineficaz y de poca importancia. Pero si lo que sembramos encierra la verdad y la bondad de Dios, esa semilla lleva dentro de sí el poder de transformar al hombre.

    PARA LA VIDA

       San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza. Tú que aceptaste dócilmente el Plan de Dios ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida. 
       Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obtenme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desapego de las seguridades terrenales.
      Modelo de oración, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa y de paternal solicitud, regálame esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así obtener algún día de estar junto al Señor Jesús. Amén.

     ¡ FELIZ DIA A TODOS LOS PADRES !
    Los invitamos al Concierto en su honor, 
                Viernes 22 de Junio
     6:00 pm Rezo del Santo Rosario
     6:30 pm Santa Misa
      7:15 pm Gran Concierto en la Capilla

    Solemnidad de Corpus Christi, 10 de Junio de 2012


    San Marcos 14, 12 - 16 . 22 - 26    
           
     Tomad y comed, Tomad y bebed" 
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    1. La Cena del Señor: la Eucaristía es el memorial de la última cena que Jesús celebró con sus discípulos el jueves Santo. Celebrar la Eucaristía es comulgar con Jesús para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano. Celebrar la Eucaristía es reavivar la esperanza y disfrutar desde ahora con esa fiesta que nos espera con Jesús junto al Padre. La Eucaristía es el alimento de la iglesia peregrina y el vínculo que nos une a  nosotros  con Jesús.
    2. Comulgar: no es «hacer algo», sino «encontrarnos con alguien». La comunión sacramental es para el creyente un encuentro personal con Cristo, cargado de misterio, de gracia y de fe. Cristo sale a nuestro encuentro y nosotros vamos al encuentro de Cristo. Como todo encuentro interpersonal, también éste pide atención consciente, entrega confiada y, sobre todo, amor.
    3. Hacer Memoria:  « Os doy mi vida entera. Mirad: este pan es mi cuerpo entregado por vosotros; este vino es mi sangre derramada por todos. No me olviden nunca. Haced esto en memoria mía. Recordadme así: totalmente entregado a vosotros. Esto alimentará vuestras vidas».

      REFLEXIÓN
         La fiesta del Corpus es una invitación a reavivar la eucaristía dominical. Hace bien detenerse cada semana para encontrarse con otros creyentes, escuchar juntos el evangelio de Jesús, expresar nuestro agradecimiento a Dios por el regalo de la vida, y alimentamos del mismo Cristo. "Dichosos los llamados a la cena del Señor". 
         Son muchos, sin duda, los que se sienten dichosos de poder acercarse a comulgar para encontrarse con Cristo y alimentar en él su vida y su fe. Sin embargo, comulgar debe ser para el cristiano el gesto más importante y central de toda la semana. Es el pan de los ángeles en boca de los humanos. 
        Comulgamos formando la familia del amor, que por encima de tensiones y diferencias, quiere vivir fraternalmente invocando al mismo Padre y encontrándonos todos en el mismo Cristo. Somos su presencia real.

      PARA LA VIDA

         Una familia del este de Europa decidió emigrar a América. Sus familiares y amigos se reunieron para despedirles y como regalo de despedida les dieron pan y queso. Eran pobres como ellos y no podían ofrecerles nada más. La familia reunió pan y queso suficientes para toda la travesía. 

         Viajaron recluidos en su camarote durante todo el viaje para no malgastar sus pocos ahorros. Todas sus comidas consistían en pan y queso. La víspera del desembarco, el más pequeño de los hijos, suplicó insistentemente a su padre que le dejara salir para comprarse una manzana. El padre después de regañarle, le dio unos céntimos para que subiera a cubierta y se comprara la manzana. Le ordenó que volviera inmediatamente al camarote. 

         El muchacho salió, el tiempo pasaba y no regresaba, su padre preocupado fue a buscarlo en el comedor del barco y cuál fue su sorpresa al verle comiendo una cena suculenta. Pensando en el gasto, regañó al joven. El muchacho se levantó y le dijo: "Papá es todo gratis. Lo podíamos haber comido todos los días. La comida está incluida en el pasaje".

      Solemnidad de la Santísima Trinidad, 3 de Junio de 2012


      San Mateo 28, 16 - 20    
             
       Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero" 
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      1. La Santísima Trinidad: ePadre es Amor originario, la fuente de todo amor. En él empieza el amor: «Sólo él empieza a amar sin motivos, es más, es él quien desde siempre ha empezado a amar». El ser del Hijo consiste en recibir el amor del Padre. Él es el «Amado eternamente» antes de la creación del mundo. El Hijo es el Amor que acoge, la respuesta eterna al amor del Padre. El Espíritu Santo es la comunión del Padre y del Hijo. Él es el Amor eterno entre el Padre amante y el Hijo amado, el que revela que el amor divino no es cerrazón o posesión celosa del Padre ni acaparamiento egoísta del Hijo. El amor es TRES.
      2. La Ternura de Dios: ese Dios trinitario es fuente y cumbre de toda ternura. La ternura inscrita en el ser humano tiene su origen y su meta en la ternura que constituye el misterio de Dios. Por eso, la ternura no es un sentimiento más; es signo de madurez y vitalidad interior; brota en un corazón libre, capaz de ofrecer y de recibir amor, un corazón «parecido» al de Dios, que ama con la medida de Dios.
      3. El Misterio de Dios: quien se abre así a Dios puede experimentar, en su historia más íntima, que ese Misterio silencioso y lejano es, al mismo tiempo, amor cercano. Ese amor de Dios es la salvación del ser humano y el verdadero sentido de todo cuanto existe. A este amor de Dios intuido de alguna manera en lo hondo de nuestra existencia lo llamamos los cristianos gracia.

        REFLEXIÓN
           La cruz es "la señal del cristiano" que nos recuerda a un Dios cercano, entregado por nosotros. Esa cruz nos da esperanza. Nos enseña el camino. Nos asegura la victoria final en Cristo resucitado. Pero ese gesto tiene un significado más hondo. Al hacer la cruz con nuestra mano, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho, consagramos nuestra frente, boca y pecho, expresando así el deseo de acoger el misterio de Dios Trinidad en nosotros y la trayectoria que queremos dar a nuestra vida.
        PARA LA VIDA

           Un niño estaba todo ocupado con sus papeles y pinturas y su madre le preguntó: ¿Qué estás dibujando? A Dios, le contestó su hijo. Pero no puedes dibujar a Dios. Nadie sabe cómo es Dios. Pronto lo sabrán, contestó el niño. Cuando haya terminado mi dibujo. Alguna vez, todos hemos intentado dibujar a Dios con pinturas, palabras, sueños, imaginaciones… La Palabra de Dios que proclamamos es una imagen, un dibujo de Dios, el eco de Dios que brota desde nuestro interior.

        CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA  TRINIDAD 
        Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, 
        presente y operante en la Iglesia 
        y en lo más profundo de mi ser;
         yo te adoro, te doy gracias y te amo. 

        Por medio de María, mi madre santísima, 
        me ofrezco, entrego y consagro totalmente a ti 
        para toda mi vida y para la eternidad. 
        • A ti Padre del cielo, me ofrezco y consagro como hijo tuyo. 
        • A ti, Jesús Maestro me ofrezco, entrego y consagro como hermano y discípulo tuyo.
        •  A ti Espíritu Santo, me ofrezco, entrego y consagro como templo vivo 
        • para ser consagrado y santificado.
         Amén.

        Domingo de Pentecostés, 27 de Mayo de 2012


        San Juan 20, 19 - 23  
               
         Pentecostés 
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        1. Pentecostés: es hablar del «Espíritu Santo», es hablar de lo que podemos experimentar de Dios en nosotros. El «Espíritu» es Dios actuando en nuestra vida: la fuerza, la luz, el aliento, la paz, el consuelo, el fuego que podemos experimentar en nosotros y cuyo origen último está en Dios, fuente de toda vida.
        2. La Presencia del Espíritu Santo: el signo más claro de la acción del Espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, donde se comunica y expande. El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado.
        3. Recibir el Espíritu Santo: el Espíritu de Dios puede y debe ser experimentado por cualquier ser humano en las experiencias cotidianas de la vida. Por decirlo en pocas palabras, vivir la «experiencia del Espíritu» consiste en percibir dealguna manera, en y bajo la experiencia de la vida, la presencia escondida, callada pero real, de Dios Creador que nos sostiene, nos alienta y nos acompaña siempre con su amistad y su amor.

          REFLEXIÓN
             La fiesta cristiana de Pentecostés puede ser una llamada a cultivar más nuestro mundo interior y a vivir más atentos a la presencia del Espíritu en nosotros. ¿Cómo? Entrar dentro de nosotros exige tiempo y calma. 
          Quien trata de vivir desde dentro sabe muy bien que el exceso de trabajo y actividad no es una virtud, sino una enfermedad, una esclavitud. «Todos los días nos hace falta un buen rato de inactividad, para adentramos descalzos en nuestro mundo interior» El creyente se adentra en su interior en actitud confiada. Se sabe aceptado y amado. 
          Por eso, no cae en la desestima o en la culpabilidad angustiosa. Se siente a gusto con Dios. Seguro. Su experiencia del Espíritu es siempre fuente de gozo. Un respiro en medio del vivir diario.
          LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

          ·         Sabiduría: Amor que saborea, gusta y experimenta cómo Dios es dulce y suave.
          ·         Entendimiento: “Conocer los misterios de Dios”.
          ·         Ciencia: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa”
          ·         Consejo: es el don del discernimiento cristiano para el seguimiento de Jesús.
          ·         Fortaleza: “Los Apóstoles anunciaban con valentía el mensaje del Señor”.
          ·         Piedad: “Todos a los que anima el Espíritu son hijos de Dios”.
          ·         Temor: Amor y reverencia del nombre de Dios.

          CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

          Sopla sobre mí, Espíritu Santo,
           para que todos mis pensamientos sean santos.
          Actúa en mí, Espíritu Santo, 
          para que también mi trabajo sea santo.
          Induce mi corazón, Espíritu Santo, 
          para que ame solamente a aquello que es santo.
          Fortaléceme, Espíritu Santo, 
          para defender todo lo que es santo.
          Guárdame, Espíritu Santo,
          para que yo siempre sea santo.