San Marcos 6, 30-34
“Como Ovejas sin Pastor”
Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
- Las Ovejas Débiles: Gente sola a la que nadie tiene tiempo de escuchar. Esposas y esposos que sufren impotentes y sin ayuda alguna el derrumbamiento de su amor. Seres humanos que pecamos presionados por el miedo y la inseguridad, sin el apoyo y la comprensión de nadie, acosados por el mal. Personas que sufren secretamente su incapacidad para salir de una vida indigna; alejados que desean reavivar su fe y no saben a quién acudir. Por todos ellos Jesús siente compasión.
- El Descanso: «Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco». La paz no es descanso en el sentido del ocio absoluto que tenemos la mayoría en estos tiempos. La paz es la serenidad que no fatiga, la limpieza interior que produce sosiego. La presencia de Dios en nosotros trae paz, quietud, serenidad, amor, solidaridad.
- La Compasión: movido por su compasión, Jesús "se pone a enseñarles con calma". Jesús quiere recordarnos es la urgencia de una caridad siempre despierta y atenta a lo que podemos hacer por los demás, extendiendo el amor de Jesús.
- La Tarea del Pastor: siguiendo al divino Modelo que es Cristo, cada discípulo está llamado a transmitir y enseñar a otros las verdades que Él ha hecho resonar en nuestras mentes y corazones por la predicación de todos aquellos cristianos que nos han antecedido. ¡La transmisión de la fe es una ‘cadena’ que no se debe interrumpir conmigo! ¡Yo soy responsable de que otros reciban el inmenso don que yo, a mi vez, he recibido de aquellos hombres y mujeres que supieron trasmitirme fielmente las enseñanzas del Señor, incluso a precio de su propia vida!
REFLEXIÓN
La liturgia de este día construye con sabiduría todo un conjunto doctrinal de paz y búsqueda de sosiego. Pablo nos habla de concordia. Nos comunica la existencia de un lugar de paz donde antes había un espacio pleno de odio. El salmo 22 habla de un camino cercano a Dios lleno de belleza y quietud.
El texto de Jeremías nos ofrece la paz del rebaño bien atendido. El evangelio nos dice que hay ovejas sin pastor que tiene necesidades y hay que enseñarles con calma. Es hermoso ver a Jesús debatirse entre estos dos rostros del amor: el amor que quiere acoger y dar reposo, y el amor que quiere sanar y enseñar.
La gente necesita a Jesús, está sedienta de un nuevo mensaje que sacie su sed de felicidad. El Señor, no lo olvidemos, sigue alimentando, animando y acompañando a todo su rebaño. A su Iglesia. A todo aquel que intenta poner alegría, esperanza, valor y coraje a sus palabras y obras. Cuántas veces creemos que nuestro día ya ha terminado…Que merecemos sobradamente un descanso.
Y ocurre un imprevisto que nos demanda todavía un esfuerzo más: Un trabajo extra; una urgencia médica…Un vecino que viene a casa a pedir una ayuda impostergable. Un hijo, que sin el auxilio de su padre no sabe cómo hacer la tarea del colegio. Esos son los casos que deben ser aprovechados especialmente para ofrecerlos al Señor.
En esas situaciones hay que continuar trabajando con buen ánimo, con alegría, como si fuera la primera tarea del día. De nada sirve rebelarnos y protestar. Desperdiciamos una ocasión para agradar a Dios y además, con mala predisposición, la tarea se nos hace más pesada.
PARA LA VIDA
Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo: - Permíteme que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña. - Lo escucharé con sumo gusto, replicó el maestro. El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando. El maestro sonrió y dijo: - Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado.
Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo. El maestro le interrumpió y le dijo: - Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad. El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final. Entonces dijo el maestro: - Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad. La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otra vez y convencer al maestro, para que se hiciera cristiano. Pero mientras iba de camino de vuelta escuchó que Jesús le decía: - Te felicito.
Has conseguido que un maestro Zen confiese mi divinidad. En cambio a ti el orgullo de lo conseguido te ha hecho apartarte del camino de la humildad del Evangelio. ¿Por qué no imitas su humildad y dejas que simplemente sea un buen maestro Zen en vez de un mal cristiano como tú?.
Nos lo dice hoy Jesús en el Evangelio: no impidáis que se hable de mí o que se actúe en mi nombre. Nadie tiene la exclusividad del Evangelio. Lo esencial de la fe cristiana es precisamente el amor, y Jesús nos trae a toso esa propuesta de amor. El problema es si la aceptamos o no.