San Marcos 1, 14 - 20
"Creed en el Evangelio"
- Buena Noticia: cuando el Bautista fue detenido, Jesús vino a Galilea y comenzó a «proclamar la Buena Noticia de Dios». Según Marcos, no enseña propiamente una doctrina para que sus discípulos la aprendan y difundan correctamente. Jesús anuncia un acontecimiento que está ya ocurriendo. Él lo está ya viviendo y quiere compartir su experiencia con todos. Ya no es posible vivir como si nada estuviera sucediendo. Dios pide a sus hijos e hijas colaboración. Por eso grita Jesús: "Cambiad de manera de pensar y de actuar". Somos las personas las que primero hemos de cambiar. Dios no impone nada por la fuerza, pero está siempre atrayendo nuestras conciencias hacia una vida más humana.
- El Reino de Dios: «Está cerca el reino de Dios»: pues quiere construir un mundo más humano. «Convertíos»: no podéis seguir como si nada estuviera ocurriendo; cambiad vuestra manera de pensar y de actuar. «Creed en esta Buena Noticia». Este proyecto de Dios es la mejor noticia que podéis escuchar. Después de este solemne resumen, la primera actuación de Jesús es buscar colaboradores para llevar adelante su proyecto. Jesús va «pasando junto al lago de Galilea». Ha comenzado su camino. Es un profeta itinerante que busca seguidores para hacer con ellos un recorrido apasionante: vivir abriendo caminos al reino de Dios. No es un rabino sentado en su cátedra, que busca alumnos para formar una escuela religiosa. Ser cristiano no es aprender doctrinas, sino seguir a Jesús en su proyecto de vida porque Él mismo es el gran proyecto que Dios nos ha dejado para llegar a Él.
REFLEXIÓN
Nadie duda que al “evangelio”, San Marcos lo ha resumido acertadamente con estas palabras: es «El reino de Dios que está cerca. Convertíos y creed esta Buena Noticia». El objetivo de Jesús fue introducir en el mundo lo que él llamaba «el reino de Dios»: una sociedad estructurada de manera justa y digna para todos, tal como la quiere Dios. Cuando Dios reina en el mundo, la humanidad progresa en justicia, solidaridad, compasión, fraternidad y paz. A esto se dedicó Jesús con verdadera pasión.
Por ello fue perseguido, torturado y ejecutado. «El reino de Dios» fue lo absoluto para él. La conclusión es evidente: la fuerza, el motor, el objetivo, la razón y el sentido último del cristianismo es «el reino de Dios», no otra cosa. El criterio para medir la identidad de los cristianos, la verdad de una espiritualidad o el valor de lo que hace la Iglesia es siempre «el reino de Dios”.
La única manera de mirar la vida como la miraba Jesús, la única forma de sentir las cosas como las sentía él, el único modo de actuar como él actuaba, es orientar la vida hacia él y construir un mundo más humano donde se irradie su amor.
PARA LA VIDA
Dos amigos discutieron. El otro, ofendido, escribió en la arena: hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro. Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un pequeño hierro y escribió en una piedra: hoy, mi mejor amigo me salvó la vida. Intrigado, el amigo preguntó: ¿por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? sonriendo, el otro amigo respondió: cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento en el mundo podrá borrarlo.