2° Domingo del Tiempo Ordinario, 18 de Enero 2015, Ciclo B


San Juan 1, 35 - 42 

"Seguidores de Jesús"
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  1. Humildad: el evangelista San Juan narra los humildes comienzos del pequeño grupo de seguidores de Jesús. Su relato comienza de manera misteriosa. Se nos dice que Jesús «pasaba». No sabemos de dónde viene ni a dónde se dirige. No se detiene junto al Bautista. Va más lejos que su mundo religioso del desierto. Por eso, indica a sus discípulos que se fijen en él: «Éste es el Cordero de Dios». Jesús viene de Dios, no con poder y gloria, sino como un cordero indefenso e inerme. Nunca se impondrá por la fuerza, a nadie forzará a creer en él. Un día será sacrificado en una cruz. Los que quieran seguirle lo habrán de acoger libremente imitando sus actitudes y servicio.
  2. "Creer en Jesús": dos discípulos, orientados por el Bautista, se ponen a seguir a Jesús. Durante un cierto tiempo caminan tras él en silencio. No ha habido todavía un verdadero contacto. Por eso, Jesús se vuelve y les hace una pregunta muy importante: « ¿Qué buscáis?». Estas son las primeras palabras de Jesús a quienes lo siguen. No se puede caminar tras sus pasos de cualquier manera. ¿Qué esperamos de Él? ¿Por qué le seguimos? ¿Qué buscamos?  Aquellos hombres no saben adónde los puede llevar la aventura de seguir a Jesús, pero intuyen que puede enseñarles algo que aún no conocen:«Maestro, dónde vives?». No buscan en Él grandes doctrinas. Quieren que les enseñe dónde vive, cómo vive, y para qué. Desean que les enseñe a vivir. Jesús les dice: «Venid y lo veréis». Como ellos, queremos habitar con Él?, queremos que habite en nosotros?. Sabemos que Él vive en nuestro corazón, porque esa es su morada…Y nosotros, vivimos con Él?

REFLEXIÓN

   En la Iglesia y fuera de ella, son bastantes los que viven hoy perdidos en el laberinto de la vida, sin caminos ni orientación. Algunos comienzan a sentir con fuerza la necesidad de aprender a vivir de manera diferente, más humana, más sana y digna. 

   Encontrarse con Jesús puede ser para ellos la gran noticia. Es difícil acercarse a ese Jesús narrado por los evangelios sin sentirnos atraídos por él. Jesús abre un horizonte nuevo a nuestra vida. Enseña a vivir desde un Dios que quiere para nosotros lo mejor. Poco a poco nos va liberando de engaños, miedos y egoísmos que nos están bloqueando. 

   Quien se pone en camino tras Él comienza a recuperar la alegría y la sensibilidad hacia los que sufren. Empieza a vivir con más verdad y generosidad, con sentido y esperanza. Cuando uno se encuentra con Jesús tiene la sensación de que empieza por fin a vivir la vida desde su raíz, pues comienza a vivir desde un Dios Bueno, más humano, más amigo y salvador que todas nuestras teorías, que nos llevan a vivir una vida de soledad y tristeza.

Con Él, todo empieza a ser diferente. 

PARA LA VIDA

   Dos amigos discutieron. El otro, ofendido,  escribió en la arena: hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro. Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. 
Al recuperarse tomó un pequeño hierro y escribió en una piedra: hoy, mi mejor amigo me salvó la vida. Intrigado, el amigo preguntó: ¿por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? sonriendo, el otro amigo respondió: cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento en el mundo podrá borrarlo.