San Marcos 1, 7 - 11
"El Bautismo del Señor"
- Sacramento: después de ser bautizado, Jesús «vio rasgarse el cielo» y experimentó que «el Espíritu de Dios bajaba sobre Él». Por fin era posible el encuentro con Dios. Sobre la tierra caminaba un hombre lleno del Espíritu de Dios. Se llamaba Jesús y venía de Nazaret. Ese Espíritu que desciende sobre él es el aliento de Dios que crea la vida, la fuerza que renueva y cura a los vivientes, el amor que lo transforma todo. Por eso Jesús se dedica a liberar la vida, a curarla y hacerla más humana. Los primeros cristianos no quisieron ser confundidos con los discípulos del Bautista. Ellos se sentían bautizados por Jesús con su Espíritu. Sin ese Espíritu todo se apaga en el cristianismo. La confianza en Dios hace de cada bautizado, un encuentro vivo entre Padre e Hijo.
- El Espíritu de Dios: Jesús vive y actúa movido por «El Espíritu de Dios» .La fuerza que Dios posee para renovar y transformar a los vivientes. Su energía amorosa que busca siempre lo mejor para sus hijos e hijas. Por eso, Jesús se siente enviado, no a condenar, destruir o maldecir, sino a curar, construir y bendecir. «Ungido por Dios con el Espíritu Santo..., pasó la vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Qué «espíritu» nos anima hoy a quienes seguimos a Jesús? ¿Cuál es la «pasión» que mueve a la Iglesia? ¿Cuál es la «mística» que hace vivir y actuar a nuestras comunidades? ¿Qué estamos irradiando en el mundo? Si el Espíritu de Jesús está en nosotros, hay que irradiar al mismo Señor.
SIN GRABAR AÚN
REFLEXIÓN
El bautismo de Jesús que celebramos, debe ser para nosotros un total regocijo, ya que con esto: ¡Jesús nos abrió las puertas del cielo! En el evangelio se nos relata como Juan el Bautista decía a sus discípulos que el bautizaba con agua pero que tras el venia alguien que bautizaría con el Espíritu y con fuego. El agua nos recuerda la salvación que Israel vivió al pasar a través del mar rojo, y el Espíritu es concedido debido a que es Jesús al ser sumergido dentro del agua las purifica.
Juan el Bautista se negaba a bautizar a Jesús, porque el tomó la condición humana en todo menos en el pecado, y el bautismo es para limpiar el pecado original. Sabemos que Jesús nace de un ser que es la Virgen María, inmaculada, concebida y nacida sin mancha de pecado original, por lo que no lo hereda, como lo heredamos nosotros hijos de pecadores. Si Jesús, que es perfecto, se deja bautizar por Juan (Así estaba en los planes de Dios), entonces cada hombre de fe debe ser fiel y seguir las señales de vida los “Sacramentos”.
PARA LA VIDA
Tres duendes al río iban a pescar. El duende azul, se encontró unos pájaros y le construyo un nido; y desde ese día los cuidaba, les deba de comer y lo acompañaban a todos lados, se querían mucho y se hicieron muy amigos. El duende más pequeño se encontró una cuchara, desde ese día la usaba para cocinar y las comidas le salían muy ricas y nunca le faltaba comida; la cuidaba mucho y nunca la perdía.
El duende Antenitas se encontró un zapato que se le había perdido en el mar hace mucho tiempo y, ahora con las dos botas, prometió nunca más perderla porque la llevaban a todos lados. El último duende, Se encontró un bichito de luz y le construyó una jaulita para que se iluminara de noche. El bichito de luz, de día salía a pasear y a jugar.
Con todas las cosas que se encontraron vivieron felices, por eso las cuidaban mucho y con mucho amor. Cuidemos la fe