3° Domingo del Tiempo Ordinario, 24 de Enero de 2021, Ciclo B

 San Marcos 1, 14 -20

"Conviértanse y Crean en la Buena Noticia"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-Seguir a Cristo: Cristo vivió desde el primer momento de su vida el reino de Dios, porque cumplió desde el primer momento la voluntad de Dios.  No podemos seguir viviendo como si Él no hubiera venido. Su presencia debe determinar toda nuestra vida. Su venida da a nuestra existencia un todo de seriedad y urgencia. No podemos seguir malgastando nuestra vida viviéndola al margen de Él. Con Él tiene un valor inmensamente mayor de lo que imaginamos.

2.-Nuestra Vocación: parte de una verdadera conversión personal, que nunca se realiza de manera definitiva y que debe renovarse continuamente, en las distintas etapas de la existencia. En segundo lugar, la respuesta humana debe ser siempre llena de confianza, también cuando lo que Dios pide puede parecer no comprensible inmediatamente, ilógico e incluso humanamente inútil.

3.-La Buena Noticia: «anuncio alegre y gozoso». La presencia de Cristo, su cercanía, su poder, son una buena noticia. La llegada del Reino de Dios es una buena noticia. Cada una de las palabras y frases del evangelio son una noticia gozosa. ¿Recibo así el evangelio, como Buena nueva y anuncio gozoso, o lo veo como una carga y una exigencia? Cada vez que lo escucho, lo leo o medito, ¿lo veo como promesa de salvación? ¿Creo de verdad en el evangelio? ¿Me fío de lo que Cristo en él me manda, me advierte o me aconseja?

4.-Ser Cristiano Es: ante todo irse con Jesús, caminar tras Él, seguirle. No podemos alcanzar la salvación sin un cambio radical de nuestra vida. El Hijo de Dios se ha hecho hombre para hacer de los hombres hijos de Dios. El encuentro con el Salvador ha de producir en nosotros una «conversión», un cambio de vida, de mentalidad y de costumbres. 

REFLEXIÓN 

   También este domingo, como el anterior, se caracteriza por dos relatos vocacionales, de los cuales surgen con particular fuerza la invitación a la conversión personal y la participación en la llamada a la conversión dirigida a todos los hombres.

   En la primera lectura. El libro profético de Jonás constituye todo él una parábola reveladora. En él se manifiesta claramente la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. «De esta forma, el hombre, recibiendo de Dios una salvación inesperada, resucita de entre los muertos y glorifica a Dios y pronuncia las palabras proféticas de Jonás: «Grité al Señor mi Dios en mi tribulación y me oyó desde el seno del infierno» (Jon 2,2). Así el hombre permanece para siempre glorificando a Dios y le da gracias sin interrupción por la salvación que obtuvo de Él»

   En la segunda lectura a los Corintios nos dice: La apariencia de este mundo se termina. Para el verdadero creyente, la brevedad de la vida temporal no significa sino la oportunidad de aceptar la gracia y llegar a esa salvación próxima y definitiva que Cristo Jesús nos ofrece. Esa esperanza viva de los bienes eternos inminentes es lo que permite a los fieles actuar con total libertad de espíritu, y no como esclavos de las cosas temporales. Es verdad, sin embargo, que en el camino de la vida presente hay muchos enemigos y tentaciones. «Y si su poder y su ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos con la protección y la ayuda del Señor. 

   La lectura del Evangelio nos propone que  La llegada del Reino de Dios es una buena noticia: "creed la buena noticia". Jesús pide la creación de una comunidad de discípulos que le sigan; el seguimiento es la característica que define al discípulo. Jesús pide que la vida de Dios sea vivida por los hombres en fraternidad con los demás. 

   La conversión tiene que materializarse en la formación de comunidades cristianas. A la creación de estas comunidades dedicó Jesús todos sus esfuerzos y su actividad. La llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan no es al sacerdocio, sino a ser comunidad cristiana que testimonie una forma de existencia tal que saque a los hombres del mar del egoísmo individual: "veníos conmigo y os haré pescadores de hombres". Jesús pide al cristiano radicalidad de entrega. Seguir a Jesús no es una decisión ética autónoma, ni una adhesión intelectual a una doctrina. 

PARA LA VIDA

   En una ciudad había dos monasterios. Uno era muy rico, mientras el otro era muy pobre. Un día, uno de los monjes pobres bajó al monasterio de los monjes ricos para saludar a un amigo que tenía allí. - Durante cierto tiempo no volveremos a vernos, amigo mío, dijo el monje pobre. Voy a emprender como peregrino un largo viaje y a visitar cien grandes santuarios. 

   Acompáñame con tus oraciones porque deberé escalar grandes montañas y atravesar ríos peligrosos. - ¿Y qué llevarás contigo para un viaje tan largo y arriesgado?, - preguntó el monje rico. - Sólo una taza para el agua y una escudilla para el arroz, - sonrió el monje pobre. El otro quedó muy sorprendido y lo miró severamente. - ¡Tú simplificas demasiado las cosas, amigo mío! No hay que ser tan atolondrado y tan poco previsor. 

   También yo voy a iniciar la peregrinación a los cien santuarios, pero no partiré ciertamente hasta que no esté seguro de tener conmigo todo lo que me pueda ser útil para el viaje. Un año más tarde, el monje pobre volvió a casa y se apresuró a visitar al amigo rico para contarle la grande y rica experiencia espiritual que había adquirido durante la peregrinación. El monje rico manifestó sólo una pizca de contrariedad, cuando debió confesar: - Desgraciadamente, yo no he logrado aún acabar mis preparativos para la peregrinación. 

2° Domingo del Tiempo Ordinario, 17 de Enero de 2021, Ciclo B

 San Juan 1, 35 – 42

"Vieron Dónde Vivía y se Quedaron con Él"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Llamado: Dios llama por su nombre, pues es la realización de un proceso que se repite en todas las vocaciones. En efecto, la voz de Dios se hace oír cada vez con mayor claridad y la persona adquiere progresivamente la conciencia de su proveniencia divina. La persona llamada por Dios aprende con el tiempo a abrirse cada vez más a la palabra de Dios, disponiéndose a escuchar y realizar su voluntad en su propia vida.

2.-Seguir a Jesús: todo empieza con un testimonio. ¡Cuántas veces a lo largo de nuestra vida tenemos oportunidad de dar testimonio de Cristo! En cualquier circunstancia podemos indicar como Juan, con un gesto o una palabra, que Cristo es el Cordero de Dios, es decir, el que salva al hombre y da sentido a su vida. El que muchos crean en Cristo y le sigan depende de nuestro testimonio, mediante la palabra y sobre todo con la vida.

3.-El Encuentro: cuando quien es buscado y llamado se deja encontrar, asume plenamente la propia identidad. Toda vocación es siempre la expresión de una profunda relación de amor entre Dios y el que es llamado. Si éste se deja guiar por quien sabe reconocer la voz de Dios y se atreve a responder afirmativamente al proyecto que el Señor tiene para él, la relación de amor se transforma radicalmente, cambia el modo de ver a Dios y el modo de ser vistos por Él.

4.-El Apostolado: se llama apostolado a toda la actividad del Cuerpo Místico que tiende a propagar el Reino de Cristo por toda la tierra. La experiencia de Cristo es contagiosa. El que ha experimentado la bondad de Cristo no tiene más remedio que darla a conocer. El que ha estado con Cristo se convierte también él en testigo. Pero no pretende que los demás se queden en él o en su grupo, sino que los lleva a Cristo.

REFLEXIÓN

   La liturgia de la Palabra de este domingo nos presenta el tema de la vocación. Se delinea, ante todo, en la primera lectura, tomada del primer libro de Samuel. Acabamos de escuchar nuevamente el sugestivo relato de la vocación del profeta, a quien Dios llama por su nombre, despertándolo del sueño. Al principio, el joven Samuel no sabe de dónde proviene esa voz misteriosa. Sólo después y gradualmente, también gracias a la explicación del anciano sacerdote Elí, descubre que la voz que ha escuchado es la voz de Dios. Entonces, responde enseguida: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha» (1 S 3, 10).

   En la Primera lectura del libro de Samuel, no dice: Habla, Señor, que tu siervo escucha. El episodio de la vocación del profeta Samuel es un claro exponente del derecho de Dios a condicionar decisivamente la vida del hombre con su libre llamamiento. Y es también un ejemplo de la auténtica respuesta humana ante la vocación divina. 

   En la segunda lectura de San Pablo a los corintios nos recuerda que la vocación cristiana es integral. Afecta también a nuestro cuerpo para la santidad. No se es cristiano con sólo el pensamiento y el alma. Dios llama al hombre entero, le reclama hasta lo más íntimo de su corazón. Así lo explica San Gregorio de Nisa.

   En el Evangelio nos anuncia que en toda vocación cristiana Cristo es el centro, y es quien pone al hombre en sintonía garantizada con la voluntad de Dios, que así le elige y le llama. Jesús quiere que los dos discípulos vean y contemplen personalmente. Lo que ellos «vieron» debió de ser algo impresionante, según deducimos de lo que después «hicieron». Estos apóstoles comunican a otros su inmenso gozo, para ganarlos también para Jesucristo. 

¡Qué día tan feliz pasan y qué noche tan deliciosa! ¿Hay quien sea capaz de decirnos lo que oyeron de la boca del Señor? «Edifiquemos también nosotros mismos y hagamos una casa en nuestro corazón, adonde venga El a enseñarnos y hablar con nosotros» (Sermón 203,2). 

PARA LA VIDA 

   Un amante estuvo durante meses pretendiendo a su amada sin éxito, sufriendo el atroz padecimiento de verse rechazado. Al fin su amada cedió: “Acude a tal lugar a tal hora”, le dijo. Y allí, a la hora fijada, al fin se encontró el amante junto a su amada. Entonces metió la mano en su bolso y sacó un fajo de cartas de amor que había escrito durante los últimos meses. Eran cartas apasionadas en las que expresaba su dolor y su ardiente deseo de experimentar los deleites del amor y la unión con ella. Y se puso a leérselas a su amada. Pasaron las horas y él seguía leyendo. Por fin dijo la mujer: “¿Qué clase de estúpido eres? Todas esas cartas hablan de mí y del deseo que tienes de mí. Pues bien, ahora me tienes junto a ti y no haces más que leer tus estúpidas cartas”. 

ANÉCDOTA 

   El Párroco comenzó a interrogar a los niños de la primera comunión ¿Dónde nació Jesús? En Belén - respondieron en coro. ¿Dónde murió? En Jerusalén. ¿Y dónde está enterrado? Esta pregunta quiero que me la contesten uno a uno, Unos dijeron que no se acordaban. Otros que seguro que en España. Un tercero dijo que en Lourdes. Otros aludían a Roma o Jerusalén. El sacerdote hizo el ademán de retirarse cuando una vocecita infantil, dijo: Jesús no está enterrado en ningún sitio porque resucitó. Así es -respondió el buen cura. -Y como resucitó, vamos a seguir preparándonos para poder recibirlo. Si el estuviera muerto nada tendría sentido. En eso el niño salió corriendo y se arrodilló frente al sagrario y gritó: no está muerto, está ahí para que todos lo recibamos

1° Domingo del Tiempo Ordinario, Bautismo del Señor del Señor, 10 de Enero de 2021, Ciclo B

 San Juan 1, 35 – 42

"Tú eres mi Hijo muy Querido, en Ti Tengo Puesta Toda mi Predilección"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-El Bautismo: Dios hecho hombre, que no tiene pecado ninguno, unirse a la fila de los que se acercaban a Juan para que los bautizase. Es un acto de humildad el de Cristo, que se pone a la cola como un pecador más, en espera de recibir el agua purificadora del Bautista. Dios está entre los hombres, pero ellos no le reconocen. Hasta que, al salir Jesús del agua del Jordán, Dios se pronuncia, hace resonar su voz desde el cielo, y presenta a Cristo como su hijo amado: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”. 

2.-Nuestro Bautismo: aunque el día propio para recordar nuestro bautismo es la noche de la Vigilia Pascual, la noche de la Resurrección, hoy también es un buen día para recordar que también nosotros fuimos bautizados. No es nuestro bautismo igual que el de Juan el Bautista, pues como ya hemos dicho, el bautismo de Juan en el Jordán era un bautismo simbólico. Sin embargo, éste es anuncio y preparación del bautismo inaugurado por Cristo con su muerte y su resurrección.

3.-La Misión de Jesús: siguiendo la voluntad de su Padre que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4). Se trata de una misión difícil, marcada desde el comienzo por el rechazo y la incomprensión. Dios lo envía como hombre a los hombres, a fin de restaurar en nosotros la dignidad de hijos que habíamos perdido por el pecado.

4.-Nuestro Compromiso: nuestra misión es aspirar a la santidad –somos sacerdotes todos–, luchar por un mundo donde reine la justicia –nuestra misión profética– y servir a los más necesitados con los dones recibidos –somos ungidos como reyes–. 

REFLEXIÓN 

    Hemos escuchado hoy esas palabras en la liturgia de la fiesta del Bautismo del Señor, acontecimiento que da inicio al ministerio público de Jesús.

   En el Jordán, resuena en la historia la voz eterna del Padre, que señala a Cristo como Mesías.

   Es voz del cielo que, a la vez que revela la identidad mesiánica y divina de Cristo, inaugura el nuevo tiempo del amor de Dios hacia el hombre.

   Jesús vio abrirse los cielos y descender el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma (cf. Mc 1, 10): esta manifestación del Espíritu de Dios marca el inicio del gran tiempo de la misericordia, después de que el pecado había cerrado los cielos, creando una especie de barrera entre el ser humano y su Creador. Ahora los cielos se abren. Dios nos da en Cristo la prenda de un amor indefectible.

 

    La celebración de hoy subraya cómo Jesús, al inicio de su vida pública, quiso recibir el «bautismo de conversión» (Lc 3, 3), que administraba Juan en el Jordán. Este gesto, con el que él, inocente, se hacía solidario con los pecadores, se convirtió en un momento de revelación. El Señor recibe el bautismo en el marco de la predicación penitencial de san Juan Bautista. El gesto ritual de sumergirse en el agua, propuesto por el Precursor, era un signo exterior de arrepentimiento de los pecados cometidos y de deseo de una renovación espiritual.

PARA LA VIDA

 

   Un hombre encontró un huevo de águila y lo puso en el nido de una gallina, en un corral. El aguilucho fue incubado junto con la nidada de polluelos, y creció con ellos. Y ella águila hacía lo que hacían los pollos del corral, creyendo que era uno de ellos. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos. Piaba y cacareaba. Y movía las alas y volaba unos pocos metros. Pasaron los años y el águila envejeció. Un día vio un ave magnífica volando por encima de ella, en el cielo sin nubes. 

    Se deslizaba con graciosa majestad entre las poderosas corrientes de aire, moviendo sus fuertes alas doradas. La vieja águila miraba hacia arriba con asombro.- ¿Quién es ella? —peguntó. - Ella es el águila, la reina de las aves —le dijo su vecina—. Nadie vuela como ella, nadie puede cazar como ella. Ella pertenece al cielo. Nosotras, en cambio, pertenecemos a la tierra; somos gallinas. ¡Tú eres una gallina! Así, aquella pobre águila vivió y murió creyendo que en verdad era una gallina.

   Es urgente devolver al bautismo esa fuerza liberadora que produjo en Jesús y de la que nos habla el cuento de hoy. Estamos llamados a ser divinos, a volar alto, a soñar horizontes de paz, a ser cada día mejores, a vivir la plenitud del amor, hemos nacido con alas de águila, no de gallina. ¡Qué diferente sería nuestro mundo si los supuestos “bautizados” fueran en verdad “convertidos”, testigos, misioneros, evangelizadores, promotores del bien, de la paz, de la justicia, de la verdad, de la solidaridad!. 

Solemnidad Epifanía del Señor, 3 de Enero de 2021, Ciclo B

 San Mateo 2, 1 – 12

"Venimos a Adorar al Rey"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.-Epifanía: de esa gran luz que debía penetrar los corazones, guiándolos por el camino de la fe hacia Dios, con el cual solamente por esta senda puede encontrarse el hombre: el hombre viviente con el Dios viviente. Hoy en este camino de la fe vemos a los tres nuevos hombres que vienen de Oriente, de fuera de Israel. Son hombres sabios y poderosos, que vienen a Belén conducidos por la estrella en el firmamento celeste y por la luz interna de la fe en la profundidad de sus corazones.

2.-LOS REYES MAGOS: ¡Qué grande es la fe de los Magos! ¡Qué seguros están de la luz que el Espíritu del Señor encendió en sus corazones! Con cuánta tenacidad la siguen. Con cuánta coherencia buscan al Mesías recién nacido. Y cuando finalmente llegaron a la meta, «…se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al Niño con María, su Madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro. incienso y mirra» (Mt 2, 10-11).

3.- La Fe: les permitió escrutar todas las incógnitas. Los caminos incógnitos. las circunstancias incógnitas. Como cuando se hallaron ante el recién Nacido, un recién nacido humano que no tenía casa. Ellos se dieron cuenta de la miseria del lugar. ¡Qué contraste con su posición de hombres instruidos y socialmente influyentes! Y, sin embargo, «cayendo de rodillas, lo adoraron» (cf. Mt 2, 11).

4.-La Luz: Esta «luz brilla en las tinieblas» (Jn 1, 5) y los hombres la ven ya desde lejos. Han comenzado un viaje. Siguiendo la estrella, van hacia esta Luz, que se ha manifestado en Cristo. Avanzan, buscan el camino, preguntan. Llegan a la corte de Herodes. Preguntan dónde ha nacido el rey de los judíos: «Vimos su estrella (…) y hemos venido a adorarlo» (Mt 2, 2).

REFLEXIÓN 

   Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio. La liturgia de este Domingo celebra la manifestación de Jesús a todos los hombres. Es una “luz”, que se enciende en la noche del mundo y atrae hacia sí a todos los pueblos de la tierra. Cumpliendo el proyecto liberador que el Padre nos quería ofrecer, esa “luz” se encarnó en nuestra historia, iluminó los caminos de los hombres, los condujo al encuentro de la salvación, de la vida definitiva. 

   La primera lectura anuncia la llegada de la luz salvadora de Yahvé, que transfigurará Jerusalén y que atraerá a la ciudad de Dios a pueblos de todo el mundo.

   La segunda lectura presenta el proyecto salvador de Dios como una realidad que va a afectar a toda la humanidad, uniendo a judíos y a paganos en una misma comunidad de hermanos, la comunidad de Jesús.

   En el Evangelio, vemos la concretización de esa promesa: al encuentro de Jesús vienen los “magos” de oriente, representantes de todos los pueblos de la tierra. Atentos a los signos de la llegada del Mesías, lo buscaron con esperanza hasta encontrarlo, reconocieron en él al “salvador de Dios” y lo aceptaron como “el Señor”. La salvación desechada por los habitantes de Jerusalén, se vuelve ahora un don que Dios ofrece a todos los hombres, sin excepción. 

   Observemos que lo maravilloso de estos Magos es que fueron capaces de ver al Rey que buscaban en el niño. Después de haber sorteado dificultades. Hay algo más, esos reyes tuvieron su manifestación de Dios ya que pudieron reconocer al niño. De ahí que si no vemos a Dios en cada hombre nunca lo encontraremos. Esa viene a ser la luz de la estrella que los llevó hasta el pesebre de Belén. 

   La fe, sin embargo, no es ciega, es luz y claridad. Nos hace avanzar a esa búsqueda, de abandono, de ir más allá para no perder la esperanza. 

PARA LA VIDA 

   Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús resucitado iba a toda prisa por el camino de la Vida, mirando por todas partes y buscando. Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le preguntó: Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí algún cristiano? El anciano, encogiéndose de hombros le contestó: Depende del tipo de cristiano que ande buscando. 

   Perdone –dijo contrariado el hombre-, pero soy nuevo y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús. Y el anciano añadió: Pues sí amigo; hay de muchos tipos y maneras. Los hay para todos los gustos. Hay cristianos por cumplimiento, cristianos por traición, cristianos por costumbre, cristianos por superstición, cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, cristianos auténticos... Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad!, exclamó el hombre emocionado. 

   Vaya –dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted. ¿Cómo podré reconocerle? Y el anciano contestó tranquilamente: No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas. 

   La Iglesia tiene una vocación Universal y misionera en su fe. Pues la fe cristiana es una oferta que Dios hace a la humanidad entera. Es la Epifanía, manifestación de Dios, que nos indica que todos estamos llamados a la salvación. Nadie queda por fuera.

Una estrella les indicó el camino Vieron al niño, con María su mamá Los condujo una estrella y vieron lo normal una mujer que había dado a luz a un niño. Esa estrella les iluminó la fe y pudieron verlo como el rey de Israel y lo adoraron como Dios.

Solemnidad Santa María, Madre de Dios, 1° de Enero de 2021, Ciclo B

 San Lucas 2, 16 – 21

"Encontraron a María y a José y al Niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.- María es una mujer contemplativa, como se deduce de las palabras del Evangelio: "María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón" Lucas 2,16. María cumple la misión del hombre recordada por el Concilio: "Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a El con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina" (GS 18).

2.- La Maternidad de María: el nacimiento hace referencia siempre a la que ha engendrado, a la que da la vida, a la que da al mundo al Hombre. El primer día del año nuevo es el día de la Madre. La vemos, pues, como en tantos cuadros y esculturas, con el Niño en brazos, con el Niño en su seno. Madre. La que ha engendrado y alimentado al Hijo de Dios. Madre de Cristo. No hay imagen más conocida y que hable de modo más sencillo sobre el misterio del nacimiento del Señor, como la de la Madre con Jesús en brazos.

3.- La Palabra: se hizo carne. En san Pablo encontramos escrito: Cristo se hizo por nosotros un maldito. Pues al cuerpo humano, por la unión y comunión con la Palabra, se le ha concedido un inmenso beneficio: de mortal se ha hecho inmortal, de animal se ha hecho espiritual, y de terreno ha penetrado las puertas del cielo.

4.- La Paz: esta dimensión de paz, es la dimensión más profunda, que sólo Cristo puede dar al hombre. Es la plenitud de la paz, radicada en la reconciliación con Dios mismo. La paz interior que comparten los hermanos mediante la comunión espiritual. Esta paz es la que nosotros imploramos antes que ninguna otra cosa. Pero conscientes de que «el mundo» por sí solo —el mundo después del pecado original, el mundo en pecado— no puede darnos esta paz, la pedimos al mismo tiempo para el mundo. Para el hombre en el mundo. Para todos los hombres.

 REFLEXIÓN 

   En este día, la liturgia nos sitúa delante de evocaciones diversas, aunque todas importantes. Se celebra, en primer lugar, la solemnidad de Santa María, Madre de Dios: estamos invitados a contemplar la figura de María, aquella mujer que, con su “sí” al proyecto de Dios, nos ofreció a Jesús, nuestro libertador. Se celebra, en segundo lugar, el Día Mundial de la Paz: en 1968, el Papa Pablo VI propuso a los hombres de buena voluntad que, en este día, se rezase por la paz en el mundo. 

   Se celebra, finalmente, el primer día del año civil: es el inicio de un camino recorrido cogidos de la mano de ese Dios que nos ama, que cada día nos llena de bendiciones y nos ofrece una vida en plenitud. Las lecturas que hoy se nos proponen exploran, por tanto, estas distintas coordenadas. Evocan esta multiplicidad de temas y de celebraciones. 

   En la Primera Lectura, se subraya la dimensión de la presencia permanente de Dios en nuestro caminar y nos recuerda que su bendición nos proporciona vida en plenitud.

   En la Segunda Lectura, la liturgia evoca, otra vez, el amor de Dios, que envió a su Hijo al encuentro de los hombres para liberarlos de la esclavitud de la Ley y para hacerlos sus “hijos”. Es por esa situación privilegiada de “hijos” libres y amados como podemos dirigirnos a Dios y llamarle “abba” (“papá”).

  El Evangelio muestra cómo la llegada del proyecto liberador de Dios (que se hizo realidad plena en nuestro mundo a través de Jesús), provoca alegría y felicidad en aquellos que no tienen otra posibilidad de acceso a la salvación: los pobres y los marginados. Nos invita también a alabar a Dios por su amor y a testimoniar el designio liberador de Dios en medio de los hombres. María, es la mujer que proporcionó nuestro encuentro con Jesús, y el modelo de creyente que es sensible a los proyectos de Dios, que sabe leer sus signos en la historia, que acoge la propuesta de Dios en el corazón y que colabora con Dios en la realización del proyecto divino de salvación para el mundo. 

PARA LA VIDA 

   Una mujer se llevaba muy mal con su marido. A pesar de todos los cuidados que daba al padre de sus hijos, ella tenía que aguantar todas sus maldades. Un día, queriendo transformar su vida en un idilio, decidió consultar a un adivino. ¿No tendrá usted un talismán que me ayude a cambiar el corazón duro y frío de mi marido? La leche de una tigresa. Procúramela y tu problema estará resuelto, dijo el adivino. Asustada pero esperanzada la mujer decidió remover cielo y tierra para encontrar la solución de sus problemas. 

   Unos cazadores le dijeron que una tigresa amamantaba a sus crías en el bosque. Compró un cordero y se puso a buscarla por el bosque. Cuando la fiera la vio pensando que sus crías estaban en peligro estuvo a punto de devorarla. Le lanzó el cordero y huyó. Unos días más tarde, volvió al bosque con un cabritillo que ofreció a la tigresa cuando llegó a su guarida. 

   La fiera le permitió acercarse mientras engullía satisfecha su cabritillo. La mujer la acarició y la ordeñó. Regresó donde el adivino y le entregó la leche de la tigresa. Hija mía, con fuerza de voluntad, de dulzura y de inteligencia has conseguido domar un tigre. Vuelve a casa y haz lo mismo con tu marido. Esta otra fiera es más fácil de domar. La felicidad no está nunca lejos de nosotros. 

   Todos al comenzar un año se desean la felicidad y cada uno hace propósitos, pero la gran mayoría no los cumple. ¿Por qué no los cumplimos? ¿Por qué no cambiamos? El secreto del cambio no está en nosotros. Sólo el Señor hará el cambio si se lo permitimos. 

   Celebramos hoy a María Virgen y Madre Esa mujer que nos trajo la divinidad. Es la hija de Israel, de Sión donde Dios puso su mirada para ver la humillación de su esclava. María guardaba todo en su corazón y María, por la fe concibió a Jesús en su corazón antes que en su cuerpo. También celebramos la Jornada por la paz.