San Marcos 1, 12 - 15
" Las Tentaciones "
- Prueba: el Evangelio de San Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas. Pero el «desierto» es al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en los corazones.
- El Plan De Dios: se narra que Jesús fue tentado por el adversario que busca alejar a la criatura amada, del Plan de Dios. Jesús no ha conocido una vida fácil y tranquila. Ha vivido impulsado por el Espíritu, pero ha sentido en su propia carne las fuerzas del mal. Su entrega apasionada al proyecto de Dios lo ha llevado a vivir una existencia cargada de conflictos y tensiones. De él hemos de aprender a vivir, en tiempos de prueba, prendidos a él. Trabajar por un mundo más humano es siempre arriesgado, lo fue para Jesús y lo será para los creyentes. Nuestra misión es buscar el reino de Dios y su justicia; anunciarlo a pesar de las ofertas del maligno.
REFLEXIÓN
Esta experiencia de desierto es un tiempo de bendiciones, de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto, su obra amada que somos nosotros. Sólo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo. La cuaresma es un tiempo oportuno para escuchar la llamada de Jesús: «Convertíos y creed la Buena Noticia de Dios».
Dios sigue junto a nosotros, hay que confiar en Él. La cuaresma es para vivir de manera más santa la relación con él; tener los ojos fijos en Jesús. Es el Espíritu de Dios el que nos está empujando a encontrarnos con él. De cada crisis, hay una oportunidad de afirmar nuestra fidelidad al Señor.
MOTIVACIÓN
Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificara el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo para tapar al caballo. Pero, a medida que la tierra caía sobre el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, facilitaba al ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino que aprovechaba la tierra para subir, hasta que finalmente consiguió salir.
Y nosotros...
¿Cómo salimos de las tentaciones?