Domingo de Pentecostés, 27 de Mayo de 2012


San Juan 20, 19 - 23  
       
 Pentecostés 
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  1. Pentecostés: es hablar del «Espíritu Santo», es hablar de lo que podemos experimentar de Dios en nosotros. El «Espíritu» es Dios actuando en nuestra vida: la fuerza, la luz, el aliento, la paz, el consuelo, el fuego que podemos experimentar en nosotros y cuyo origen último está en Dios, fuente de toda vida.
  2. La Presencia del Espíritu Santo: el signo más claro de la acción del Espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, donde se comunica y expande. El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado.
  3. Recibir el Espíritu Santo: el Espíritu de Dios puede y debe ser experimentado por cualquier ser humano en las experiencias cotidianas de la vida. Por decirlo en pocas palabras, vivir la «experiencia del Espíritu» consiste en percibir dealguna manera, en y bajo la experiencia de la vida, la presencia escondida, callada pero real, de Dios Creador que nos sostiene, nos alienta y nos acompaña siempre con su amistad y su amor.

    REFLEXIÓN
       La fiesta cristiana de Pentecostés puede ser una llamada a cultivar más nuestro mundo interior y a vivir más atentos a la presencia del Espíritu en nosotros. ¿Cómo? Entrar dentro de nosotros exige tiempo y calma. 
    Quien trata de vivir desde dentro sabe muy bien que el exceso de trabajo y actividad no es una virtud, sino una enfermedad, una esclavitud. «Todos los días nos hace falta un buen rato de inactividad, para adentramos descalzos en nuestro mundo interior» El creyente se adentra en su interior en actitud confiada. Se sabe aceptado y amado. 
    Por eso, no cae en la desestima o en la culpabilidad angustiosa. Se siente a gusto con Dios. Seguro. Su experiencia del Espíritu es siempre fuente de gozo. Un respiro en medio del vivir diario.
    LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

    ·         Sabiduría: Amor que saborea, gusta y experimenta cómo Dios es dulce y suave.
    ·         Entendimiento: “Conocer los misterios de Dios”.
    ·         Ciencia: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa”
    ·         Consejo: es el don del discernimiento cristiano para el seguimiento de Jesús.
    ·         Fortaleza: “Los Apóstoles anunciaban con valentía el mensaje del Señor”.
    ·         Piedad: “Todos a los que anima el Espíritu son hijos de Dios”.
    ·         Temor: Amor y reverencia del nombre de Dios.

    CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

    Sopla sobre mí, Espíritu Santo,
     para que todos mis pensamientos sean santos.
    Actúa en mí, Espíritu Santo, 
    para que también mi trabajo sea santo.
    Induce mi corazón, Espíritu Santo, 
    para que ame solamente a aquello que es santo.
    Fortaléceme, Espíritu Santo, 
    para defender todo lo que es santo.
    Guárdame, Espíritu Santo,
    para que yo siempre sea santo.