33° Domingo del Tiempo Ordinario 14 de Noviembre de 2010

San Lucas 21, 5-19


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( La Perseverancia )


1. El Día Final: cuando andamos agobiados, enfermos, preocupados, ansiosos, podemos sentir que estamos, en cierto modo, al final de nuestras vidas, pero si mantenemos nuestras fuerzas concentradas en la meta real, veremos que ningún problema de este mundo puede destrozarnos. Nuestro reino no está en este mundo y las cosas de este mundo no son nuestro fin. Nuestra meta es Dios, vivir en los brazos de Jesús en el cielo.

2. El Juicio: todos los días nos enfrentamos a un juicio, en donde el juez es nuestra propia conciencia, donde resuena la voz de Dios. Al comienzo de cada Eucaristía estamos de cara a un juicio: reconocer nuestros pecados, enfrentarnos con nosotros mismos, reconocernos débiles y por tanto necesitados de Dios, realmente es un juicio verdadero, como el del día final. Preguntémonos, ¿cómo está nuestro interior?, ¿Jesús admirará la belleza de nuestro corazón así como los judíos ponderaban y admiraban la fachada del templo?


3. La Perseverancia: requiere equilibrio; si no nos mantenemos centrados en Dios, nosotros oscilamos y caemos. Si Dios no nos muestra inmediatamente donde afirmar nuestro pie para avanzar, nosotros o caemos lejos o caemos en su mano. ¡La mano de Dios nunca es temporal! La mano de Dios proporciona la seguridad verdadera.


REFLEXIÓN

El Señor entrevé la caída del templo de Jerusalén, y también recuerda por unos momentos el fin del mundo. Esos momentos finales en los que surgirán falsos profetas y mesías, proclamando ser los portadores de la salvación eterna. Jesús nos pone en guardia a todos. No vayáis tras de ellos, no les creáis cuando afirmen que el fin está ya cerca (son charlatanes de los que no conocen). Habrá guerras y revoluciones, pero todavía no ha llegado el momento. Por eso hay que permanecer serenos, no dejarse llevar por el pánico, tener la confianza puesta en Dios que no nos abandonará en los terremotos de la vida.

LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO

Un grupo de estudiantes de Geografía estudiaba las siete maravillas del mundo y a pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por las siete siguientes: Las Pirámides de Egipto, El Taj Mahal, El Gran cañón, El Canal de Panamá, El Empire State, La Basílica de San Pedro, La Muralla China.

Mientras se hacía la votación el maestro notó que una estudiante permanecía aún callada y no había entregado aún su lista. Así que le preguntó si tenía problema para hacer aún su elección. La muchacha tímidamente respondió: Sí, un poco no podía decidirme pues son tantas las maravillas.

El maestro dijo: Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte. La muchacha titubeó y después leyó:

Creo que las Siete Maravillas son: poder tocar, poder saborear, poder ver, poder escuchar...Titubeando un poco continuó: Poder sentir, poder reír y... poder amar. Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto.

Lección: La verdadera maravilla no está en las cosas sino en lo que el ser humano es capaz de hacer desde el esplendor de su corazón.