San Lucas 7, 36 - 8, 3
“ Tu fe te ha Salvado…Vete en Paz "
- El Pecado: para Jesús no es una llaga que tenemos que esconder ya que él lo ve todo. Es la incapacidad de corresponder al amor del Padre, es la deuda infinita de amor que tenemos con Dios. Las culpas, las miserias, las debilidades que constatamos en nuestra vida nos humillan. Quien toma conciencia de la gravedad de sus pecados y humildemente se acerca al Señor, experimenta como aquella mujer cuán grande es su amor, un amor que es más grande que nuestros pecados, por graves o vergonzosos que sean. Y quien experimenta ese amor no puede dejar de mostrar su gratitud amando más a Dios con toda el alma, con todo el ser y con todas las fuerzas.
- El Perdón: “¡He pecado contra el Señor!”. Hay dos maneras de reconocer nuestros errores y pecados que nos alejan de Dios: El arrepentimiento del creyente se apoya en la confianza y la esperanza. Y la confesión, que al reconocer su pecado, el cristiano reconoce su fragilidad, sabe que la gracia de Dios lo acompaña y le dará fuerzas para levantarse.
- La Misericordia: Dios es misericordioso y no escatima su perdón... El cúmulo de tus pecados no será más grande que la misericordia de Dios, la gravedad de tus heridas no superará las capacidades del Médico, con tal de que te abandones en él con confianza. Manifiesta al médico tu enfermedad, y dirígele las palabras que pronunció David: "Confesaré mi culpa al Señor, tengo siempre presente mi pecado".
REFLEXIÓN
Será el pasaje del Evangelio el que nos muestre la verdadera dinámica del perdón, que es en realidad la del amor. Jesús va a contraponer la imagen del fariseo (cumplidor y observante) frente a la de la mujer pecadora (la que se siente amada). Sólo quien se sabe amado por Dios puede saberse perdonado por Él y viceversa. La parábola que utiliza es la del prestamista y los dos deudores... ¿Cuál de los dos estará más agradecido? Obviamente al que más se le perdonó...En la dinámica de la vida, es el amor, el perdón y la gratuidad lo que nos va construyendo como personas. Es muchas veces lo gratuito, lo regalado, lo donado, lo no debido, lo que nos hace crecer, lo que nos despierta del letargo en el que intenta situarnos la sociedad.
Hay un fuerte contraste entre el fariseo que ha invitado a Jesús a comer con él y la mujer que, sin ser invitada al banquete, llega hasta Jesús para realizar los signos de su veneración. Así lo constata Jesús, subrayando tres gestos con tres palabras clave. He ahí tres valores con frecuencia olvidados en nuestra cultura.
- El agua para los pies. Un signo imprescindible ante el huésped que llega de camino. Con él se refleja el valor de la hospitalidad que ha de sustituir a la indiferencia actual.
- El beso de acogida. El saludo habitual que sella el encuentro de la amistad. Con él se nos invita hoy a recuperar el valor de la confianza entre el Señor Jesús y los hermanos.
- La unción. Con ella se acompañaba el rito de la consagración de los elegidos. Con este signo se expresa hoy la necesidad de reconocer el honor debido a la persona.
PARA LA VIDA
Es la historia de dos amigos en el desierto. En un momento de enfado uno le dio una bofetada a su amigo. Éste dolorido pero sin decir palabra escribió en la arena:HOY MI MEJOR AMIGO ME HA DADO UNA BOFETADA. Continuaron caminando y llegaron a un oasis, y decidieron bañarse. El que había sido abofeteado estuvo a punto de ahogarse y su amigo lo salvó. Cuando se repuso escribió sobre una piedra: HOY MI MEJOR AMIGO ME HA SALVADO LA VIDA. El que había sido abofeteado y salvado la vida le preguntó a su amigo: ¿Por qué escribiste en la arena y ahora en la piedra? El amigo le respondió: cuando alguien nos hiere, hay que escribir en la arena para que los vientos del perdón lo puedan borrar. Pero cuando alguien nos hace el bien debemos grabarlo en piedra, para que ningún viento lo pueda borrar y nos lo haga olvidar.
- Perdonar es dar a la persona que me ha ofendido una nueva oportunidad.
- Perdonar es reconocer la dignidad de la persona que nos ha ofendido y también la nuestra, con nuestras debilidades y nuestra contribución al mal.
- Perdonar es derrotar a la venganza.
- Perdonar es desear lo mejor a las personas que nos han ofendido.
No hay pozo tan hondo que Dios no pueda llenar. No hay perdón tan difícil que Dios no pueda conceder. No hay herida tan grande que Dios no pueda sanar…Y TÚ?
