10° Domingo del Tiempo Ordinario, 9 de Junio 2013, Ciclo C


San Lucas  7
, 11 - 17

      

 La Esperanza en el Dolor


  Descargar   Homilía del Padre Rector 

  1. El Sufrimiento: la falta de un ser querido nos pesa demasiado; la tristeza y el desconsuelo se apoderan de nosotros. Es el momento de acudir por la fe al Señor. Desahogarse con Dios en el manantial de su amor. Dios no rechaza nuestras quejas. Las entiende. Cuántos creyentes han encontrado de nuevo la fuerza y la paz en esa oración. «No sé lo que hubiera hecho si no hubiera tenido fe; «Dios me está dando la fuerza que necesito.» Ánimo, levántate y anda
  2. La Misericordia: Jesús es el rostro del Padre celestial que está al lado de los que sufren. Jesús vive de manera sencilla, sin posesiones a las que aferrarse, y eso le permite estar cerca de los pobres y anunciarles la Buena Noticia del Dios de la vida . Por eso necesitamos venir a la Eucaristía, que no es otra cosa que una gran Acción de Gracias.
  3. La Muerte y La Vidaen el E angelio hay dos realidades, las dos grandes realidades del hombre, la muerte y la vida. Hoy a nuestro alrededor están presentes estas dos realidades, y en medio de ellas cada uno de nosotros con dos posibilidades: vencer la muerte o acabar con la vida. Los cristianos sólo podemos estar del lado de la vida, de la eternidad.
REFLEXIÓN
    En esta Eucaristía Dios sale a nuestro encuentro para ofrecernos su perdón y la participación en su vida divina. Celebrar la Eucaristía no es sólo estar presentes en este acto litúrgico, sino entrar en comunión con el Señor de la vida, para que, junto con Él nos convirtamos en fuente de vida para todos aquellos con quienes nos relacionemos. 
   Así, caminaremos junto con el Señor haciendo el bien y no el mal; junto con Él seremos capaces de detenernos ante la miseria humana y no permitir que la existencia de quienes van por un camino equivocado se deteriore cada vez más, sino que recuperen su dignidad de hijos de Dios y, vueltos a la vida de la gracia, puedan, nuevamente cantar la maravillas del Señor. 
   Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en el medio del amor está la Cruz. Porque se trata de una amor capaz de construir paciente y perseverantemente el bien de nuestros hermanos. Son los gestos de amor de cada día, grandes o pequeños, con los que acudimos en auxilio del que tiene hambre o sed, del que está sin techo o sin ropa, del que está enfermo o en la cárcel, los que nos preparan para la fiesta del Amor de Dios...
PARA LA VIDA
   Una señora de edad había esperado toda su vida la oportunidad de viajar en un tren. Quería contemplar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo cuanto viera en los kilómetros que iría a recorrer. 
  Entró muy decidida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a acomodar los paquetes y cestas que traía; trató de arreglar confortablemente su asiento y acomodar las cortinas, de colocarse en situación cómoda pero…de repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje el conductor pronunció el nombre de la estación a la cual iban. 
  ¡Habían llegado!. “Qué pena”, dijo ella, “si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido tiempo en pequeñeces”.