San Lucas 7, 36 - 8, 3
- La Conversión: en sí misma una fiesta: una fiesta de resurrección celebrada en la vida; es un renacimiento, una nueva creación. Es una fiesta en el corazón y en el cielo, como dice Jesús: “Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15,7).
- La Misericordia: Dios ama tanto al hombre que, haciéndose hombre él mismo, lo acompaña incluso en la muerte y, de este modo, reconcilia la justicia y el amor».
- El Perdón: Dios está dispuesto a perdonar. No hay culpa alguna que esté excluida de su perdón. Pero debemos abrirnos a su perdón. Debemos y podemos creer que él no nos rechaza, sino que nos perdona. Si la culpa es grande, esta confianza será grande. Quien reconoce sus pecados y se acusa de ellos ya está con Dios. Dios reprueba tus pecados: si haces tú también lo mismo, te unes a Dios.
REFLEXIÓN
En el episodio del Evangelio vemos tres actitudes frente al pecado:
1.-La de la pecadora, la del fariseo y la de Jesús. La pecadora demuestra dolor y amor. Está llena de dolor por su vida marcada por el pecado, y llora. Ahora bien, no se queda encerrada en su dolor: se dirige a Jesús, se interesa antes que nada por él.
2.- El fariseo no ve nada de lo que tiene de bello esta actitud de la mujer. Es más, juzga y critica: en primer lugar, a la pecadora y, a continuación, también a Jesús.
3.- La delicadeza y la bondad demostradas por Jesús en esta ocasión son maravillosas. Jesús revela en el Evangelio la misericordia de Dios de una manera extraordinaria: no sólo con las parábolas que cuenta (la del padre misericordioso, por ejemplo), sino también con su actitud con los pecadores. Aceptó que le llamaran «amigo de pecadores» (Lucas 7,34) porque quería salvarlos. No vino a juzgar, sino a «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lucas 19,10).
ORACIÓN A SAN JOSE. POR LOS PADRES
San José Dios Padre colmó tu corazón con una sabiduría, y un afecto paterno sin igual, porque debía hacerte capaz de realizar la función de un verdadero padre para el Hijo de Dios. Tú le buscaste el primer refugio, tú le construiste una casa, tú le salvaste de la mano de Herodes, tú le llevaste a Egipto, tú le trajiste a Israel, tú trabajaste para Él, Tú lo protegiste, guiaste, e introdujiste en tu oficio de carpintero. ¿Quién podrá describir tu paternidad? Ten piedad de todos los padres del mundo, para que vean el gran sentido de la paternidad y aprendan a honrar y amar al Propio Jesús en sus hijos. Amen.
PARA LA VIDA
Cuentan que dos judíos que salieron libres del campo de concentración, se volvieron a encontrar después de varios años. Y sostuvieron este dialogo: - ¿tú perdonaste a los nazis todos sus maltratos, sus abusos y sus torturas? - sí, hace tiempo los perdoné todo eso para mí ya pasó y ahora estoy en paz. - pues yo no, todavía los odio con toda mi alma. -¡qué lástima! Todavía te tienen prisionero.