5° Domingo de Pascua, 6 de Mayo de 2012


San Juan 15, 1 - 8  
       
 La Vid Verdadera 
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  1. La Vid: Jesús es la «vid», Toda la vitalidad de los cristianos nace de él. Si la savia de Jesús resucitado corre por nuestra vida, nos aporta alegría, luz, creatividad, fuerza para vivir como vivía él. Si, por el contrario, no fluye en nosotros, somos sarmientos secos. Sin él, nos morimos.
  2. Los Sarmientos: todos somos «sarmientos». Sólo Jesús es «la verdadera vid». Lo decisivo en estos momentos es «permanecer en él»: aplicar toda nuestra atención al Evangelio; alimentar en nuestras familias, comunidades y parroquias el contacto vivo con él; no desviarnos de su proyecto. No separarnos de él, pues sin él no se puede nada.
  3. El Fruto: la llamada de Jesús que se escucha en nuestro interior no es una llamada entre otras, sino la que da sentido último a la vida. Quien toma en serio el evangelio y sigue de cerca a Cristo, cree en sus palabras: «El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante».
  4. La Fe: el cristiano es una persona que se encuentra con Cristo y en él va descubriendo a un Dios Amor que cada día le convence y atrae más. Lo dice muy bien Juan: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es Amor»
 
    REFLEXIÓN
       San Juan nos recuerda: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. En este capítulo de San Juan. No se trata, por tanto, de un paseo por el árbol ni tampoco de un paseo fuera del árbol. Se trata de recibir la savia del árbol permanentemente, bien colocado en el sitio que le corresponde para dar fruto.
       No olvides esta hermosa comparación de la vida y los sarmientos. Estamos unidos en la Trinidad, bajo esta bella imagen:
    • El Padre es el Agricultor.
    • El Hijo es la Vid, el Árbol.
    • El Espíritu Santo es la Savia.
       Y cada uno de los seguidores de Cristo, pequeñas ramitas que deben florecer, aunque sea con sacrificio, para dar fruto. Posiblemente esto puede no ser lo más cómodo y, no tanto por la Trinidad Santa que nos sustenta, sino por las otras “ramitas” que nos acompañan y molestan. Es decir, los otros que pertenecen al mismo cuerpo de Cristo… No lo olvidemos, que sólo donde hay unidad y amor está Dios.
    PARA LA VIDA
     
    Un misionero en África tenía una planta eléctrica que iluminaba la iglesia y su pequeña casa. Un día le hicieron una visita unos hombres de unos campos lejanos. Uno de ellos se fijó en la bombilla que colgaba del techo de la sala. Cual no fue su sorpresa cuando el cura le dio al interruptor y la bombilla se encendió. 
      Uno de los visitantes le pidió una bombilla y pensando que la quería como adorno o Juguete le dio una bombilla fundida. En una de sus visitas a los poblados el misionero entró en la choza del que le había pedido la bombilla y la vio colgada de una cuerda cualquiera. 
      El misionero tuvo que explicarle que para que diera luz necesitaba una planta, unos cables, una conexión y una bombilla nueva. Hoy, nos visita el misionero Jesús en nuestra pequeña casa del Pilar y nos dice: 
    "No pueden producir frutos si no permanecen en mi"