21° Domingo del Tiempo Ordinario, 25 de Agosto 2013, Ciclo C

San Lucas  13, 22 - 33
      
Esforzaos en entrar por la Puerta Estrecha

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  1. La Puerta Estrecha:  el camino del mal es ancho. Pero sólo al principio. Al avanzar se les hace estrecho y muy amargo. El camino de los justos en cambio es estrecho al comienzo, cuando se emprende, pero después se transforma en una vía espaciosa, porque en ella se encuentra esperanza, alegría y paz en el corazón. .
  2. La Vida: es regalo pero es tarea. Ser humano es una dignidad pero es también un trabajo. No hay crecimiento sin desprendimiento; no hay libertad sin sacrificio; no hay vida sin renuncia. Uno de los errores más colosales de la sociedad permisiva es confundir la «felicidad» con la «facilidad». La advertencia de Jesús guarda toda su urgencia también en nuestros días. Sin renuncia no se gana ni esta vida, y mucho menos la eterna. 
  3. El Amorquien piensa con Dios, piensa bien; y quien habla con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio válidos para todas las cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiempo, bueno; también se hace fuerte y valiente, con la fuerza de Dios, que resiste al mal y promueve el bien en el mundo. Su fe es confiada, pero no ciega. Pone su confianza en la Palabra, para decir "hágase en mí según tu palabra".
 
    REFLEXIÓN
       La página del evangelio de hoy nos presenta dos grandes imágenes que sólo esperan ser interpretadas a la luz del contexto que las envuelve. Por una parte, está la imagen de la puerta estrecha, por la que hemos de esforzarnos en pasar, si queremos entrar; por otra, está la imagen del gran cortejo que se forma desde todas las partes de la tierra hacia aquella ciudad bendita en la que tiene lugar el banquete del Reino de Dios. 
       Con la primera imagen, Jesús no intenta ofrecernos una respuesta directa a los que le han preguntado si «son pocos los que se salvan»; se limita a invitarnos a la lucha, al compromiso, a la resistencia.  La segunda imagen nos pone ante una gran peregrinación en la que pueden participar todos los que, aunque no tengan vínculos de sangre con Abrahán, han heredado el don de la fe. Esta liturgia de la Palabra nos pone ante dos grandes verdades, ambas relacionadas con Dios y su proyecto de salvación.
    EL BARRO

       Un inglés, Hillaire Belloc, miembro del parlamento desde 1906-1910, fue abucheado por la gente durante la campaña electoral por ser católico. Belloc les respondió: “Señores, yo soy católico. Voy a misa todos los días si me es posible. Y esto que tengo en las manos es un rosario y me arrodillo para rezarlo. Si ustedes me rechazan por mi religión, agradezco a Dios que me haya ahorrado la indignidad de ser su representante”. 
       La multitud asombrada respondió con aplausos. Belloc puso a Dios en primer lugar. Thomas Moro, canciller de Inglaterra, dimitió el día en que el parlamento aprobó una ley por la cual todo el clero tenía que reconocer a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia. Thomas Moro se negó y fue decapitado en 1535. Sus últimas palabras fueron: “Buen servidor del Rey, pero de Dios primero”. Esta valentía para proclamar a Dios frente a los enemigos es la puerta estrecha de la salvación.