34° Domingo del Tiempo Ordinario, 24 de Noviembre 2013, Ciclo C


San Lucas  23
 , 35 - 43 
      


 VIVA CRISTO REY !!! 

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  1. Cristo Rey: Este Rey-Juez garantiza y administra una verdadera justicia a favor de los más necesitados. Cristo es la verdad y el sentido último de todas las cosas, principio y fin de la creación, alfa y omega, la luz que guía nuestros pasos. El reinado de Cristo está fundamentalmente, no en la fuerza ni en el poder, sino en la debilidad de la cruz y en la reconciliación. Su reinado es de humildad y servicio, un reinado de amor, de perdón, de paz y de misericordia.
  2. La Cruz:  «Si alguno viene detrás de mí... que cargue con su cruz y me siga». Para los seguidores de Jesús, reivindicar la Cruz es acercarse servicialmente a los crucificados; introducir justicia donde se abusa de los indefensos; reclamar compasión donde sólo hay indiferencia ante los que sufren. Esto nos traerá conflictos, rechazo y sufrimiento. Será nuestra manera humilde de cargar con la Cruz de Cristo. Abrazados a la cruz, el dolor pesa menos.
  3. El Reinoexige sacrificio y donación de uno mismo a los demás, en los cuales uno descubre el rostro de Jesús, en el que está hambriento, sediento, encarcelado, enfermo, moribundo, extranjero, refugiado, desnudo o marginado por la sociedad... Ellos son la llave de la entrada al Reino.  
REFLEXIÓN 
   En este último Domingo del año litúrgico, la Iglesia nos pone delante de los ojos, en el Evangelio de hoy, la figura del Crucificado, sobre el que hacen burla las autoridades, el pueblo y los soldados romanos y hasta los dos ladrones, probablemente revolucionarios zelotas, que sufrían el mismo suplicio. 
   En este Domingo, que quiere ser una recapitulación del mensaje cristiano, se nos vuelve a repetir la exhortación del viernes Santo: «Mirad el árbol de la cruz, en que estuvo clavada la salvación del mundo». Al mirar al Crucificado, deberíamos recordar instintivamente el dolor y la humillación de tantas víctimas desconocidas que, a lo largo de la historia, han sufrido, sufren y sufrirán olvidadas por casi todos. 
   Sería una burla besar al Crucificado, invocarlo o adorarlo como Rey, mientras seamos indiferentes e indolentes ante el sufrimiento de nuestro prójimo.
PARA LA VIDA
    Una vez un mendigo que estaba tendido al lado de la calle vio a lo lejos venir al rey con su corona y su capa. Pensó: "Le voy a pedir, él es un buen hombre, de seguro me dará algo". Cuando el rey pasó cerca, le dijo: “Majestad, ¿me podría, por favor, regalar una moneda?" (... aunque en su interior pensaba que él le iba a dar mucho). El rey le miró y le respondió: “¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?" El mendigo no sabía que responder y sólo atinó a balbucear: “¡Pero, Majestad...yo no tengo nada!". El rey contestó: “¡Algo debes tener!... ¡Busca!". 
   Entre asombro y enojo, el mendigo buscó en su morral y vio que tenía una naranja, un pedazo de pan y unos granos de arroz. Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darlos, así que en medio de su enojo tomó unos granos de arroz y se los dio al rey. Complacido, él dijo: "¡Ves como sí tenías!". Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz. El mendigo dijo entonces: “Majestad... creo que por aquí tengo otras cosas...". Pero el rey lo miró a los ojos y, con dulzura, le dijo: “Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar".