2° Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de Enero 2014, Ciclo A

San Juan  1, 29 - 34
 Cristo es El Cordero de Dios 

Descargar  Homilia del Padre Rector
  1. La Identidad de Jesús: representa el comienzo de un nuevo proceso de liberación para quitar el pecado del mundo. El Cordero de Dios alude al cordero pascual, cuya sangre liberó al pueblo israelita de la muerte y cuya carne fue su alimento. Se anuncia, pues, la muerte de Jesús y la nueva alianza sellada por su sangre.
  2. La Luz:  Jesús es la luz que nace de lo alto, Él es el sol resplandeciente, el resplandor de la gloria del Padre, la luz que nos ilumina y que no conoce el ocaso. La bella alegoría de la luz habla de la irrupción de un nuevo tiempo, de una nueva era, de un nuevo reinado, de la instauración del Reino de la luz en medio de las tinieblas, del mal. 
  3. El  Pecado:  es todo aquello que desintegra, esclaviza y hunde al ser humano. Aquello que lo detiene en su crecimiento como persona y lo obliga a llevar una vida apartada y egoísta, llena de miedos y sufrimientos. Aquello que lo empuja a hacer el mal, a destruir la vida o a ser indiferente ante el sufrimiento de su prójimo.
  4. Ser Testigo: el testigo confesa que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y participa en la comida eucarística en la que se hace memoria de su entrega. Le dice sí a Jesús y a su propuesta de salvación. Participar de su comida pascual implica una apertura total a su Espíritu. El testigo lucha por la causa de Jesús hasta vencer  el pecado personal y social.

REFLEXIÓN 
    Recordemos que en cada Eucaristía el presidente de la celebración levanta las especias consagradas y dice: “Éste es Jesucristo el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y todos repetimos: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para sanarme”. No olvidemos la experiencia amarga del pecado. 
   Pecar es renunciar a ser humanos, dar la espalda a la verdad, llenar nuestra vida de oscuridad. Pecar es matar la esperanza, apagar nuestra alegría interior, dar muerte a la vida. Pecar es aislarnos de los demás, hundirnos en la soledad, negar el afecto y la comprensión. Pecar es contaminar la vida, hacer un mundo injusto e inhumano, destruir la fiesta y la fraternidad.  
PARA LA VIDA
   En una cacería, una manada de tigres fue abatida por los cazadores. Sólo se salvó un bebé tigre. Al día siguiente pasó por allí un rebaño de cabras y lo adoptaron. El bebé tigre se convirtió en una cabra, comía hierba y vivía como las cabras. Nuestro bebé tigre intuía que era algo diferente y cuando contemplaba su imagen en el agua se veía distinto de las cabras. 
   Un día un tigre grande, maduro y macho se acercó donde las cabras pastaban y todas huyeron despavoridas. El bebé tigre se quedó quieto, mirando y esperando. De repente el tigre rugió con toda su fuerza. Los ojos del pequeño se abrieron y supo quién era. No era una cabra. Era un tigre. Corrió hacia el gran tigre, le siguió y pasó el resto de sus días en su compañía. 
   Algo en su interior le decía que no era una cabra. Algo en su interior le decía que no era una más del rebaño. Algo en su interior quería brotar y revelarse a su conciencia. Cuando oyó el rugido hermano, se despertó en él la imagen perdida y supo quién era, descubrió su identidad.