22° Domingo del Tiempo Ordinario, 30 de Agosto 2015, Ciclo B

San Marcos 7, 1 - 18 . 14 - 15 . 21 - 23 

" ¿ Dónde está Tu Tesoro ? "

  1. Tradición Humana:  Aquel grupo de maestros religiosos no ha entendido nada del reino de Dios que Jesús les está anunciando. Será que en su corazón no reina Dios y más bien la ley, las normas, los usos y las costumbres marcadas por las tradiciones? Para ellos lo importante es observar lo establecido por "los mayores". No piensan en el bien de las personas. No les preocupa "buscar el reino de Dios y su justicia”. Por eso Jesús les responde con palabras duras:«Vosotros dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres ».Los doctores de la ley hablan con veneración de "tradición de los mayores" y le atribuyen autoridad divina. Pero Jesús la califica de "tradición humana". No hay que confundir jamás la voluntad de Dios con lo que inventan los hombres. 
  2. ¿ Qué Tienes en Tu Tesoro ? :  Hoy el evangelio nos invita a reflexionar y a preguntarnos qué tenemos en nuestro corazón. “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí... No hemos de olvidar nunca lo esencial, la vida que agrada a Dios nace del corazón, de la adhesión interior, de ese centro íntimo de la persona de donde nacen las decisiones y proyectos más nobles. "El corazón que me dan está vacío". Cuando nuestro corazón está lejos de Dios, nuestra oración queda sin contenido. Le falta la esencia de la fe, la escucha sincera de la Palabra de Dios y el amor al hermano. La religión se convierte en algo exterior que se practica por costumbre, pero donde faltan los frutos de una vida fiel a Dios.  Caprichosamente buscamos la voluntad de Dios en lo que nos interesa y olvidamos su exigencia absoluta de amor. Con el tiempo, buscamos nuestros propios intereses; y olvidamos qué es mirar la vida con los ojos de la fe.

 REFLEXIÓN

   Aún con la falta de fe, la gente sigue siendo en general, bastante religiosa. Seguramente, mucho más religiosa de lo que se piensa. Basta observar cómo siguen bautizando a sus hijos, enterrando a sus muertos o, incluso, celebrando sus bodas. No es fácil saber por qué. Pero el hecho está ahí. La fuerza de la costumbre es grande. Los convencionalismos sociales se imponen. 
   Y, por otra parte, se busca de alguna manera estar bien con Dios y contar con su protección divina. Pero, de hecho, estas celebraciones no son, muchas veces, un encuentro sincero con Dios. Muchas bodas, bautizos y primeras comuniones quedan reducidos a una reunión de carácter social, un acto impuesto por la costumbre o una celebración que se hace sin comprender muy bien lo que significa y por supuesto, que no implique compromiso alguno para la vida sacramental. 
   Nos interesa que todo salga « bonito y elegante”. Sería necesario repetir en medio de estas celebraciones las palabras de Isaías, citadas por Jesús al criticar tantas ceremonias celebradas de manera rutinaria y vacía en la sociedad judía: «Así dice Dios. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío».

PARA LA VIDA

    Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba a sus pies y la observaba mientras ella bordaba. Al observar lo que hacía, desde una posición más baja, siempre le decía que lo que estaba haciendo me parecía muy raro y complicado. Ella me sonreía, me miraba y gentilmente me decía: "Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición". 
   Yo no entendía por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados, pero unos minutos más tarde mi mamá me llamaba y me decía: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo. “Al hacerlo, yo me sorprendía  al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo no se veía nada, todo era confuso. Entonces mi madre me decía: "Lo ves, hijo mío, desde abajo todo lo veías confuso y desordenado y no te dabas cuenta  que arriba había un orden y un diseño”. 
   Cuando lo miras desde mi posición, sabes lo que estoy haciendo, todo comienza por la manera como tú manejas la distribución de los materiales y el orden de los colores. Todo lo que entra se va tejiendo hasta lograr un trabajo impecable. Hijo, si los hilos por un error se llegan a salir de la base, seguramente se enredan y terminan perdiéndose sin la mínima esperanza de volverlos a utilizar. <<Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre>>