3° Domingo del Tiempo Ordinario, 27 de Enero de 2013


San Juan  1, 1-4;4,14-21
 
 




 La Buena Noticia"

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  • El Profeta: Jesús no ha sido ungido con aceite de oliva como se ungía a los reyes. Ha sido "ungido" por el Espíritu de Dios. No viene a gobernar ni a regir. Es profeta de Dios dedicado a liberar la vida. Solo le podremos seguir si aprendemos a vivir con su espíritu profético. Cristo realiza su función profética, no sólo a través de la jerarquía, sino también por medio de los laicos. Él los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra. Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo creyente. Desde el bautismo, todos somos profetas.

  • La Buena Noticia: Jesús es la PALABRA con mayúsculas que Dios nos ha dirigido a todos nosotros. Él es la Palabra de Dios hecha carne, hecha vida. Cada vez que nos acercamos a la Palabra, nos acercamos a Jesús, para conocerle mejor, amarle más y seguirle más de cerca. “desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”. La Buena Noticia es que Dios es amor…

  • La Liberación: Jesucristo vino a liberar al hombre en su totalidad a fin de hacerlo apto para construir "hoy y aquí" el Reino de Dios que El anunció y quiso construir como tarea prioritaria de su vida. La libertad que da Cristo quita, además del pecado, el obstáculo que impide las relaciones de amistad y alianza con Dios. Desde este punto de vista, es una reconciliación .


  • REFLEXIÓN
     
       Cristo vino a traernos las Buenas Noticias de un Dios que ama a sus hijos. A nosotros nos toca difundirlas en todos los ambientes y situaciones. Al esposo o a la esposa que ya no saben luchar más, al limitado físico, al anciano que empieza a sentirse inútil para todos, al obrero que no es calificado, al sacerdote que flaquea, al hijo que se equivoca procurando estrenar la libertad, hemos de llevar la buena noticia de Jesús, con frases de amor y de esperanza. 
       En determinados momentos, cada uno de nosotros comprueba que es pobre, que está cautivo, que sufre en la opresión, que lo aqueja una ceguera interior. Jesús habló del "Año de gracia del Señor". Un año se vive en cada minuto. 
       En cada instante en que los hombres de buena voluntad anunciamos las buenas noticias de Jesucristo. Buenas noticias que madrugan a visitar -a todos los que sufren-, por el ministerio de las manos amigas, de las palabras optimistas y de las caras amables de quienes tratamos de vivir el Bautismo apoyados en la fuerza del Señor.
     
    PARA REFLEXIONAR
     
       Érase una vez un seguidor de San Francisco de Asís que le pedía: "Francisco, enséñame a predicar". Y San Francisco le llevaba a visitar a los enfermos, a ayudar a los niños, y a dar comida a los pobres. Juntos recorrían las calles de Asís haciendo el bien a todos. El discípulo le preguntaba, ¿pero cuándo me vas a enseñar a predicar? Francisco le contestaba: "hermano, ya estamos predicando". Predicando con el ejemplo, con la vida. 
       Nuestra manera de vivir es nuestra predicación. No hace falta tener un micrófono o subir al púlpito para predicar. Todos somos predicadores. Nuestra presencia en la iglesia predica nuestra fe, nuestro amor a Jesús y nuestro deseo de vivir como él vivió.