4° Domingo del Tiempo Ordinario, 3 de Febrero de 2013


San Lucas  4, 21 - 30

      

 Jesús, Profeta de Todos



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  1. Quién es El Profeta?: es una persona que hace presente la Verdad de Dios, pone al descubierto nuestras mentiras y cobardías, y llama a todos a un cambio de vida. Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de que salieras del seno materno te consagré; te nombré profeta de los gentiles".
  2. La Vocaciónla vocación es la llamada que Dios nos hace. "Yo estaré contigo para salvarte". El pondrá en su boca lo que ha de decir y la fuerza para decirlo. Dios no cesa de llamarnos en Cristo. Podemos rechazar su invitación como los habitantes de Nazaret o podemos acogerla; podemos ahogarla o dejarla crecer en nuestro corazón. Nuestra vocación definitiva es a estar con Dios.
  3. La Gracia: precisamente el dilema decisivo de la vida se formulaba en estos términos: “estar en Gracia” o “estar en pecado”. El hombre no es un ser “des-Graciado”. No está en “des-Gracia” ante Dios. Toda persona, lo sepa o no, cuenta siempre con su Gracia. Aún el más alejado de Dios o el más perdido en el pecado, está siempre amparado por la Gracia de Dios que lo acoge y lo Ama sin fin. Otra cosa es que el pecador no quiere. Dios siempre nos espera…
  4. El Amor: es el principal empuje que debemos tener en la obra de la evangelización. Si Dios es Amor, toda nuestra vida de creyentes debe ser una expresión viva del Amor por los demás.
 
REFLEXIÓN
   Los cristianos decimos cosas tan admirables de Jesús, que, a veces, olvidamos su dimensión de «profeta». Lo confesamos como «Hijo de Dios», «Salvador del mundo», «Redentor de la humanidad», y pensamos que, al recitar nuestra fe, ya lo estamos acogiendo. 
   No es así; a Jesús, Profeta de Dios, le dejamos penetrar en nuestra vida, cuando grabamos sus palabras dentro de nosotros y nos dejamos trasformar por su verdad, por su estilo de vida. 
   El profeta es, además un contemplativo, un hombre de oración y acción. No ora sólo para ser escuchado por Dios: ora, sobre todo, para escuchar a Dios en su corazón…sabe callar. Pero cuando habla, lo hace con autoridad de lo inspirado por Dios. Es la misión del obispo, del sacerdote, del seglar, de los padres de familia y de todos los creyentes.
 
PARA LA VIDA
   Cuentan que un P. Franciscano fue designado como guía de Madre Teresa de Calcuta durante su visita a Australia. Entusiasmado e ilusionado por la oportunidad de estar cerca de esta gran mujer, soñaba con aprender mucho en su compañía. 
   Durante la visita la Madre Teresa estaba tan solicitada por todos que no tuvo tiempo para conversar. Cuando terminó la visita se dirigía a Nueva Guinea y el P. Franciscano le preguntó: ¿Si me pago el billete puedo acompañarla y sentarme a su lado y aprender sus enseñanzas? Madre Teresa le contestó: Si tienes dinero para el viaje, da el dinero a los pobres y aprenderás más de lo que yo te pueda enseñar. 
   Madre Teresa comprendió el ministerio de Jesús, lo hizo suyo y lo puso en práctica. Sobran los predicadores, faltan los que vivan el Amor de Dios