San Lucas 6, 39-45
"Lo Que Rebosa del Corazón, lo Habla la Boca”
Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.
1.-Juzgar: después de las exigencias del amor a los enemigos que escuchábamos
el domingo pasado, hoy Jesús nos invita a revisarnos a nosotros
mismos. Es fácil pensar que los demás son los que no hacen bien las
cosas. Por eso hoy Jesús nos llama la atención y nos dice que
no es posible que podamos ver la mota de polvo que tiene el otro en
su ojo cuando intentamos quitársela, si no nos quitamos nosotros
primero la viga que tenemos en el nuestro.
2.- Bondad: Jesús nos recuerda que cada árbol da el fruto que le corresponde:
De un árbol bueno se espera que dé fruto bueno, mientras que de un
árbol malo se espera que de fruto malo. Del mismo modo, de un hombre
que tiene un buen corazón, lleno del amor de Dios, saldrán frutos de
bondad, de amor y de misericordia hacia los demás, mientras que un
corazón lleno de maldad, de rencor y de juicios hacia los demás sólo
podrá dar furos de odio, de división y de maldad. Al acercanos a la
Cuaresma, preguntemos: ¿cuáles son los frutos que estamos
dando?
3.- Frutos: Pero no hemos de olvidar que quien llena nuestro corazón de
bondad y de amor, es Dios, fuente de todo. Él es quien nos da la
salvación y quien es capaz de convertir nuestro corazón de piedra
por un corazón de carne. Es importante recordar esto: que no somos
nosotros quienes podemos cambiar nuestro corazón, por mucho que
nos esforcemos en ello. Es Dios, como nos dice san Pablo en la
segunda lectura, quien nos da la victoria sobre el mal y sobre la
muerte, es Él quien ha vencido a la muerte con su propia muerte.
Así, si deseamos dar los buenos frutos que Dios espera de
nosotros, lo primero que hemos de hacer es acercarnos a Él, con un
corazón sencillo y humilde, para que Él llene nuestro corazón de
la bondad y del amor.
REFLEXIÓN
Son los hechos, el modo de hablar y de actuar, los
frutos, lo que muestra quién es y cómo es cada persona. Es lo que
resume la famosa frase: "Por sus frutos los conoceréis".
Lo importante es saber qué llevamos dentro, qué criterios y qué
actitudes de fondo nos mueven a actuar. Porque si lo que llevamos
dentro es bondad, lo que aflorará serán frutos de bondad, mientras
que, si llevamos maldad, los frutos serán de maldad. Hay un "modo de
ser", una manera de entender la vida y las relaciones con los demás,
que es la del Reino, y otra que es contraria al Reino.
Está claro que necesitamos conversión un cambio en la
manera de pensar y de ver las cosas. “Corrección fraterna”. Jesús nos propone a salir al encuentro del otro sin
juzgarlo … una mirada de amor que acoge al otro en su fragilidad.
El Papa Francisco hace referencia a la “corrección fraterna. Hoy,
es una buena ocasión para preguntarnos: ¿Cómo me relaciono con los
demás? ¿Salgo a su encuentro sin prejuicios? ¿Acojo su historia?
¿Me reconozco también pecador y necesitado del perdón del Señor?
Aquello que existe en nuestro interior se manifiesta a través de
nuestras palabras.
El perdón puede ser otra fuente de esperanza en
nuestra sociedad. Las personas que no guardan rencor ni alimentan
el odio, el juicio o la venganza, sino que saben perdonar desde
dentro, siembran esperanza en el mundo. Junto a esas personas
siempre crecerá la vida. Escomo un árbol al lado del rio. No
se trata de cerrar los ojos al mal y a la injusticia del ser
humano. Se trata sencillamente de escuchar la consigna de san
Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el
bien.» La manera más sana de luchar contra el mal en una sociedad tan
dañada en algunos valores humanos es hacer el bien «sin devolver a nadie mal por mal...; en lo posible, y en cuanto
de vosotros dependa, en paz con todos los hombres»
PARA LA VIDA
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a
casa de éste y le dice: – Oye maestro, un amigo tuyo estuvo
hablando de ti con maldad…– ¡Espera! – lo interrumpe el filósofo
– ¿ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a
contarme? – ¿Las tres rejas? – Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
– No. Lo oí comentar a unos vecinos. – Al menos lo habrás
hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien? – No, en
realidad no. ¡Al contrario…–! ¡Ah, vaya! La última reja
es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te
inquieta?
A decir verdad, no.
Entonces, dijo el sabio sonriendo. Si no sabemos si es verdad, ni bueno, ni necesario,
sepultémoslo en el olvido.
Intentemos filtrar por las tres rejas todo
lo que hablamos y pensamos. Eso nos ayudará a no murmurar, ni a
criticar. QUITEMOS LAS VIGAS DE NUESTROS OJOS, Y VEREMOS LAS
MARAVILLAS DE LOS DEMÁS.
1.-Juzgar: después de las exigencias del amor a los enemigos que escuchábamos el domingo pasado, hoy Jesús nos invita a revisarnos a nosotros mismos. Es fácil pensar que los demás son los que no hacen bien las cosas. Por eso hoy Jesús nos llama la atención y nos dice que no es posible que podamos ver la mota de polvo que tiene el otro en su ojo cuando intentamos quitársela, si no nos quitamos nosotros primero la viga que tenemos en el nuestro.
2.- Bondad: Jesús nos recuerda que cada árbol da el fruto que le corresponde: De un árbol bueno se espera que dé fruto bueno, mientras que de un árbol malo se espera que de fruto malo. Del mismo modo, de un hombre que tiene un buen corazón, lleno del amor de Dios, saldrán frutos de bondad, de amor y de misericordia hacia los demás, mientras que un corazón lleno de maldad, de rencor y de juicios hacia los demás sólo podrá dar furos de odio, de división y de maldad. Al acercanos a la Cuaresma, preguntemos: ¿cuáles son los frutos que estamos dando?
3.- Frutos: Pero no hemos de olvidar que quien llena nuestro corazón de bondad y de amor, es Dios, fuente de todo. Él es quien nos da la salvación y quien es capaz de convertir nuestro corazón de piedra por un corazón de carne. Es importante recordar esto: que no somos nosotros quienes podemos cambiar nuestro corazón, por mucho que nos esforcemos en ello. Es Dios, como nos dice san Pablo en la segunda lectura, quien nos da la victoria sobre el mal y sobre la muerte, es Él quien ha vencido a la muerte con su propia muerte. Así, si deseamos dar los buenos frutos que Dios espera de nosotros, lo primero que hemos de hacer es acercarnos a Él, con un corazón sencillo y humilde, para que Él llene nuestro corazón de la bondad y del amor.
REFLEXIÓN
Son los hechos, el modo de hablar y de actuar, los frutos, lo que muestra quién es y cómo es cada persona. Es lo que resume la famosa frase: "Por sus frutos los conoceréis". Lo importante es saber qué llevamos dentro, qué criterios y qué actitudes de fondo nos mueven a actuar. Porque si lo que llevamos dentro es bondad, lo que aflorará serán frutos de bondad, mientras que, si llevamos maldad, los frutos serán de maldad. Hay un "modo de ser", una manera de entender la vida y las relaciones con los demás, que es la del Reino, y otra que es contraria al Reino.
Está claro que necesitamos conversión un cambio en la manera de pensar y de ver las cosas. “Corrección fraterna”. Jesús nos propone a salir al encuentro del otro sin juzgarlo … una mirada de amor que acoge al otro en su fragilidad. El Papa Francisco hace referencia a la “corrección fraterna. Hoy, es una buena ocasión para preguntarnos: ¿Cómo me relaciono con los demás? ¿Salgo a su encuentro sin prejuicios? ¿Acojo su historia? ¿Me reconozco también pecador y necesitado del perdón del Señor? Aquello que existe en nuestro interior se manifiesta a través de nuestras palabras.
El perdón puede ser otra fuente de esperanza en
nuestra sociedad. Las personas que no guardan rencor ni alimentan
el odio, el juicio o la venganza, sino que saben perdonar desde
dentro, siembran esperanza en el mundo. Junto a esas personas
siempre crecerá la vida. Escomo un árbol al lado del rio. No
se trata de cerrar los ojos al mal y a la injusticia del ser
humano. Se trata sencillamente de escuchar la consigna de san
Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el
bien.» La manera más sana de luchar contra el mal en una sociedad tan
dañada en algunos valores humanos es hacer el bien «sin devolver a nadie mal por mal...; en lo posible, y en cuanto
de vosotros dependa, en paz con todos los hombres»
PARA LA VIDA
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a
casa de éste y le dice: – Oye maestro, un amigo tuyo estuvo
hablando de ti con maldad…– ¡Espera! – lo interrumpe el filósofo
– ¿ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a
contarme? – ¿Las tres rejas? – Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
– No. Lo oí comentar a unos vecinos. – Al menos lo habrás
hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien? – No, en
realidad no. ¡Al contrario…–! ¡Ah, vaya! La última reja
es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te
inquieta?
A decir verdad, no.
Entonces, dijo el sabio sonriendo. Si no sabemos si es verdad, ni bueno, ni necesario,
sepultémoslo en el olvido.
Intentemos filtrar por las tres rejas todo lo que hablamos y pensamos. Eso nos ayudará a no murmurar, ni a criticar. QUITEMOS LAS VIGAS DE NUESTROS OJOS, Y VEREMOS LAS MARAVILLAS DE LOS DEMÁS.