16° Domingo del Tiempo Ordinario, 17 de Julio 2022, Ciclo C

 San Lucas 10, 38-42

María ha Escogido la Mejor Parte

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.

1.- Quietud Espiritual: cuando Marta, desbordada por el trabajo, critica la indiferencia de Jesús y reclama ayuda, Jesús responde de manera sorprendente. Ningún varón judío hubiera hablado así Jesús no critica a Marta su acogida y su servicio, le habla con simpatía repitiendo cariñosamente su nombre. No duda del valor y la importancia de lo que está haciendo. Pero no quiere ver a las mujeres absorbidas por las faenas de la casa: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no le será quitada»

2.- Saber Cuidar su Vida Interior: se esfuerzan por mejorar su nivel de vida, su apariencia física o su estado anímico. Cuidan el aspecto exterior, pero apenas parecen tener tiempo para pensar en el interior de su casa. Viven como “inquietos y nerviosos por muchas cosas” pero olvidan algo absolutamente necesario al ser humano: su apertura interior a Dios. El hombre contemporáneo ha olvidado con demasiada ligereza que el deseo de Dios vive siempre en lo más hondo de su ser y no puede ser satisfecho con cualquier sustitutivo.

3.- Descansad en el Corazón de Dios: pues está causada por el hecho de encontrarnos fuera de nuestro ser auténtico. Podremos lograr que nuestra vida sea más agradable en un aspecto u otro, pero el problema más profundo no habrá sido resuelto. San Agustín lo expresó hace mucho tiempo en frase bien conocida: “Nos has hecho para ti y nuestro corazón no descansará hasta que descanse en ti”. Si no buscamos en el amor y la misericordia de Dios descansar de este mundo terrenal y sus ofrecimientos de felicidad pagana, por el dinero, las diversiones. que nos precipitan en un abismo de absurdo y soledad”. Todo esto se refleja en el texto “Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas.” 

REFLEXIÓN

Estad Atentos a la Palabra de Dios

   El hombre actual necesita aprender el arte de escuchar. Necesitamos hacer silencio, curarnos de tanta prisa, detenernos despacio en nuestro interior, sincerarnos con nosotros mismos, sentir la vida a nuestro alrededor, sintonizar con las personas, escuchar la llamada silenciosa de Dios. No se trata de buscar el silencio por el silencio, sino de reencontrarnos a nosotros mismos, enraizarnos más sinceramente en nuestro ser, y, sobre todo, escuchar al que es la fuente de la vida.

   Dedicar un tiempo de nuestras vacaciones a estar sencillamente en silencio, a la escucha de nuestra pobre vida y a la escucha de la ternura de Dios, puede resultar insoportable al comienzo, pero puede ser una experiencia de renacimiento gozoso. Con frecuencia, nuestra oración está tan llena de nuestras peticiones, preocupaciones e intereses, que nos resulta difícil encontrarnos con el Dios vivo. Y, sin embargo, lo que cambia el corazón del hombre y lo renueva es la comunicación con ese Dios Viviente. Descubrir en lo más profundo de mí, allí donde yo estoy solo y donde ningún otro puede penetrar la paz, la reconciliación y la ternura de ese Dios que me ama tal como soy.

   Casi sin darnos cuenta, las actividades, preocupaciones y trabajos de cada día van modelando nuestra manera de vivir y de ser. Más aún. Si no somos capaces de vivir desde nuestro interior, los problemas y acontecimientos cotidianos tiran de nosotros y nos llevan de un lado para otro, sin otro horizonte que la preocupación de cada día. Por eso, es bueno que, al hacer el plan de vacaciones, sepamos escuchar las palabras de Jesús a aquella mujer tan activa y trabajadora: “Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas y sólo una es necesaria”. Agitados por tantas ocupaciones y preocupaciones, necesitamos obsequiarnos a nosotros mismos con el regalo del descanso y las vacaciones para sentirnos de nuevo vivos.

Silencio: necesitamos, además, pararnos y encontrar el sosiego y silencio necesarios para recordar de nuevo “lo importante” de la vida.

Y, sobre todo, podemos encontrarnos con Dios y descubrir de nuevo en Él no sólo la fuerza para seguir luchando sino también el descanso verdadero y la fuente última de paz.

 

PARA LA VDA

   El gran maestro les dice “Voy a presentarles un problema. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo”. Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: “Este es el problema”. Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. 

   Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación y lo tiró al suelo “Usted es el nuevo guardián —le dijo el gran maestro, y explicó—: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. 

   Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar, pero que insistimos en recorrer porque nos trae incomodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente.  Este cuento nos muestra cómo solemos paralizarnos en el análisis del problema: lo contemplamos, le damos vueltas, los comentamos, etc. En consecuencia, nos olvidamos de los más importante: solucionarlo.