Solemnidad Santa María Madre de Dios, 1 de Enero 2023, Ciclo A

 

San Lucas 2, 16 - 21

Encontraron a María y a José y al niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.

1.- La Palabra: tendió una mano a los hijos de Abrahán, como afirma el Apóstol, y por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos y asumir un cuerpo semejante al nuestro. Por esta razón, en verdad, María está presente en este misterio, para que de ella la Palabra tome un cuerpo, y, como propio, lo ofrezca por nosotros. La Escritura habla del parto y afirma: Lo envolvió en pañales; y se proclaman dichosos los pechos que amamantaron al Señor, y, por el nacimiento de este primogénito, fue ofrecido el sacrificio prescrito. El ángel Gabriel había anunciado esta concepción con palabras muy precisas, cuando dijo a María no simplemente «lo que nacerá en ti» —para que no se creyese que se trataba de un cuerpo introducido desde el exterior—, sino de para que creyéramos que aquel que era engendrado en María procedía realmente de ella.

2.- El Nacimiento: hace referencia siempre a un comienzo, al comienzo de lo que nace. La Navidad del Señor hace referencia a un comienzo singular. En primer lugar habla de ese comienzo que precede a todos los tiempos, del principio que es Dios mismo, sin comienzo. Durante esta octava nos hemos nutrido diariamente del misterio de la perenne generación en Dios, del misterio del Hijo engendrado eternamente por el Padre: «Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado» (Profesión de Fe).

3.- La Convivencia: entre los hombres será consiguientemente ordenada, fructífera y propia de la dignidad de la persona humana si se funda sobre la verdad… Ello ocurrirá cuando cada uno reconozca debidamente los recíprocos derechos y las correspondientes obligaciones.

4.-La Paz: hay que aprenderla continuamente. En consecuencia, hay que educarse para la paz, como dice el Mensaje del primer día del año. Hay que aprenderla honrada y sinceramente en los varios niveles y en los varios am­bientes, comenzando por los niños de las escuelas elementales, y llegando hasta los gobernantes. ¿En qué estadio de esta educación universal para la paz nos encontramos? ¿Cuánto queda todavía por hacer? ¿Cuánto hay que aprender aún? Hoy la Iglesia venera especialmente la Maternidad de María. Esta es como un mensaje final de la octava de la Navidad del Señor. El nacimiento hace referencia siempre a la que ha engendrado, a la que da la vida, a la que da al mundo al Hombre. El primer día del año nuevo es el día de la Madre.

REFLEXIÓN

    En este día, la liturgia nos sitúa delante de evocaciones diversas, aunque todas importantes. Se celebra, en primer lugar, la solemnidad de Santa María, Madre de Dios: estamos invitados a contemplar la figura de María, aquella mujer que, con su “sí” al proyecto de Dios, nos ofreció a Jesús, nuestro libertador. Se celebra, en segundo lugar, el Día Mundial de la Paz: en 1968, el Papa Pablo VI propuso a los hombres de buena voluntad que, en este día, se rezase por la paz en el mundo. 

   Se celebra, finalmente, el primer día del año civil: es el inicio de un camino recorrido cogidos de la mano de ese Dios que nos ama, que cada día nos llena de bendiciones y nos ofrece una vida en plenitud. Las lecturas que hoy se nos proponen exploran, por tanto, estas distintas coordenadas. Evocan esta multiplicidad de temas y de celebraciones.

   En la Primera Lectura, se subraya la dimensión de la presencia permanente de Dios en nuestro caminar y nos recuerda que su bendición nos proporciona vida en plenitud.

   En la Segunda Lectura, la liturgia evoca, otra vez, el amor de Dios, que envió a su Hijo al encuentro de los hombres para liberarlos de la esclavitud de la Ley y para hacerlos sus “hijos”. Es por esa situación privilegiada de “hijos” libres y amados como podemos dirigirnos a Dios y llamarle “abba” (“papá”).

   El Evangelio muestra cómo la llegada del proyecto liberador de Dios (que se hizo realidad plena en nuestro mundo a través de Jesús), provoca alegría y felicidad en aquellos que no tienen otra posibilidad de acceso a la salvación: los pobres y los marginados. Nos invita también a alabar a Dios por su amor y a testimoniar el designio liberador de Dios en medio de los hombres. María, es la mujer que proporcionó nuestro encuentro con Jesús, y el modelo de creyente que es sensible a los proyectos de Dios, que sabe leer sus signos en la historia, que acoge la propuesta de Dios en el corazón y que colabora con Dios en la realización del proyecto divino de salvación para el mundo. 

PARA LA VIDA

   Una mujer se llevaba muy mal con su marido. A pesar de todos los cuidados que daba al padre de sus hijos, ella tenía que aguantar todas sus maldades. Un día, queriendo transformar su vida en un idilio, decidió consultar a un adivino. ¿No tendrá usted un talismán que me ayude a cambiar el corazón duro y frío de mi marido? La leche de una tigresa. Procúramela y tu problema estará resuelto, dijo el adivino. Asustada pero esperanzada la mujer decidió remover cielo y tierra para encontrar la solución de sus problemas. Unos cazadores le dijeron que una tigresa amamantaba a sus crías en el bosque. 

   Compró un cordero y se puso a buscarla por el bosque. Cuando la fiera la vio pensando que sus crías estaban en peligro estuvo a punto de devorarla. Le lanzó el cordero y huyó. Unos días más tarde, volvió al bosque con un cabritillo que ofreció a la tigresa cuando llegó a su guarida. La fiera le permitió acercarse mientras engullía satisfecha su cabritillo. La mujer la acarició y la ordeñó. Regresó donde el adivino y le entregó la leche de la tigresa. Hija mía, con fuerza de voluntad, de dulzura y de inteligencia has conseguido domar un tigre. Vuelve a casa y haz lo mismo con tu marido. Esta otra fiera es más fácil de domar. La felicidad no está nunca lejos de nosotros.

   Todos buscan la felicidad Todos al comenzar un año se desean la felicidad y cada uno hace propósitos, pero la gran mayoría no los cumple. ¿Por qué no los cumplimos? ¿Por qué no cambiamos? El secreto del cambio no está en nosotros. Sólo el Señor hará el cambio si se lo permitimos. De ahí, podemos decir que somos fracasados, tristes y llenos de amargura porque no respetamos esos compromisos adquiridos en el mejor tiempo del Año: el comienzo. Celebramos hoy a María Virgen y Madre Esa mujer que nos trajo la divinidad. 

   Es la hija de Israel, de Sión donde Dios puso su mirada para ver la humillación de su esclava. María guardaba todo en su corazón y María, por la fe concibió a Jesús en su corazón antes que en su cuerpo. También celebramos la Jornada por la paz Una paz que la trae Jesucristo. "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz". Números 6, 22- 27 La Navidad anuncia la paz a los hombres de buena voluntad. La paz no es un meteorito caído del cielo. LA PAZ que trae Jesús es un fruto que sólo crece en el corazón de los que lo reciben.