JESÚS Y LA PECADORA - San Lucas ( 7, 36-8 ,3 )
1. - Jesús, fue ungido por la mujer pecadora: Sus lágrimas son una mezcla de amor y de arrepentimiento. Ungiendo a Jesús ella se purifica y quiere estar junto a Él, porque fue el único que le brindó verdadero amor.
2.- El Fariseo Simón no aprecia lo más esencial que pide Jesús: el amor a los más necesitados. Dios ama, conoce, perdona y se da a quien está necesitado de Él y le abre su corazón, como aquella mujer que no conocía el Amor.
3.- La breve parábola del mayor deudor que cuenta Jesús, nos hace ver que con amor es imposible obrar mal o permanecer del lado del pecado, alejado de Dios. A quien más ama, más se le perdona. “…Vete en paz…”
4.- El perdón de los pecados llega a la mujer adultera porque ella ama con el corazón y Jesús la mira diferente a los demás hombres: ve su alma y el enorme amor que impregna su vida. Jesús no quiere la muerte del pecador sino su conversión. Ataca el pecado más no el pecador.
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy nos llama a dos cosas:
1) reconocer nuestro pecado y
2) a cambiar de modo de vida.
Ante Jesús, todo es posible:
cambiar de actitudes, sanar el corazón, encontrar la paz, la verdadera alegría y felicidad,
superar lo que no nos deja dormir o vivir en paz.
Jesús que es Amor y Perdón, está listo a comprender nuestro mal. Nos mira al corazón, es el mejor perfume, el supremo aroma de nuestro corazón. El trato amoroso con Él (como lo hizo la mujer) conquista derrite su corazón y Él a cambio nos da la paz y nos impulsa a cambiar, a vivir para Él.
PARA UNA BUENA CONFESIÓN:
1. Examen de conciencia.
2. Contrición de corazón.
3. Propósito de no pecar.
4. Confesar los pecados.
5. Cumplir la penitencia.
-¿Por qué es importante que no quede mancha de pecado en el alma?
Porque al Cielo "no puede entrar nada manchado"
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