- El Perdón: no es fácil perdonar; sobre todo cuando hay heridas profundas, cuando el que nos ofende no da muestras de arrepentimiento. El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. El perdón siempre debe ser alegre, ilimitado, generoso. Es humano amar, pero es más humano y cristiano perdonar. Ante las opciones por la justicia, el amor y el perdón sin límites, el discípulo de Jesús debe escoger siempre el perdón porque perdonar es la más bella forma de amar.
- La Misericordia: ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes, se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz.
El Evangelio de hoy plantea el tema del perdón, que es una de las experiencias más difíciles para los seres humanos. ¡Cómo nos cuesta perdonar! Dentro de nuestro corazón cultivamos resentimientos, odios y rencores que le roban la paz a nuestro corazón. El orgullo es el principal obstáculo para perdonar, pues nos impide dar el primer paso: esperamos que sea la otra persona quien tome la iniciativa y que nos pida disculpas. Frente a Dios, cada uno de nosotros es un deudor. Todo lo que somos, lo que tenemos y lo que vivimos lo hemos recibido de Él. No tenemos cómo pagarle. Si Dios no toma la iniciativa, si Él no nos regala su gracia, nada podemos hacer. Pero Él perdona siempre para que nosotros perdonemos siempre. La salvación es un don. Dios nos llama a su intimidad y para ello perdona todas nuestras debilidades. Su perdón no tiene límites, entonces ¿por qué nosotros si le ponemos límites?
PARA LA VIDA
Invitamos al Concierto de Amor y Amistad, con nuestro Coro Santa Ana
Viernes 16 Septiembre 7:00 pm en la Capilla