San Juan 20, 19 - 31
- La Paz: esta paz exige enfrentarnos con nuestra propia verdad y reconciliarnos con nosotros mismos. Las cosas, las personas, el ajetreo de cada día, los problemas que nos envuelven, nos dispersan, nos disgregan y nos distancian de nosotros mismos, de Dios y de los demás. Necesitamos poner cada cosa en su verdadero sitio, dar una unidad más profunda a nuestra vida, aceptar humildemente lo que somos, enraizar nuestra existencia en Dios.
- La Fe: el encuentro con Jesús Resucitado fue para los primeros creyentes una llamada a «resucitar» su fe y reanimar toda su vida. Es el encuentro con Jesús Resucitado el que transforma a estos hombres, los reanima, los llena de alegría y paz verdadera, los libera del miedo y la cobardía, les abre horizontes nuevos y los impulsa a una misión. Es el fruto de la novedad y fuerza de la PASCUA.
- La Misión: como el Padre me envió a Mí, así os envío Yo a vosotros. Jesús nos invita a edificar la Iglesia mediante la predicación y la oración. Jesús vive y cada domingo, él viene a nuestro encuentro. Desde que resucitó de la muerte, todos tenemos un mensaje que decir a nuestros hermanos. Tenemos que ser ventanas por las que otros se asomen a la vida de Dios y reflejemos la fuerza de Cristo vivo.
REFLEXIÓN
Les muestra sus manos y su costado con los signos de su pasión, y les comunica: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn20, 21). E inmediatamente después “exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”" (Jn20, 22-23).
Jesús les confía el don de “perdonar los pecados”, un don que brota de las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado emana su misericordia.
PARA REFLEXIONAR
Érase una vez un sacerdote y un fabricante de jabón que estaban dando un paseo.El fabricante de jabón le dijo: "Padre, ¿para qué sirve la religión? Mire la miseria y las guerras y el sufrimiento que hay en el mundo. Después de tantas oraciones, sermones y enseñanzas todo sigue igual.
Si la religión es buena y verdadera, ¿por qué todo sigue igual?" Siguieron caminando y se encontraron con un niño todo sucio. El sacerdote le dijo al fabricante de jabón: "Mire ese niño. Usted dice que el jabón limpia pero ese niño sigue estando sucio. ¿Para qué sirve el jabón?".
El fabricante de jabón le contestó: Padre, el jabón no puede evitar la suciedad a no ser que sea usado todos los días." Exacto replicó el sacerdote, exacto.
Si la religión es buena y verdadera, ¿por qué todo sigue igual?" Siguieron caminando y se encontraron con un niño todo sucio. El sacerdote le dijo al fabricante de jabón: "Mire ese niño. Usted dice que el jabón limpia pero ese niño sigue estando sucio. ¿Para qué sirve el jabón?".
El fabricante de jabón le contestó: Padre, el jabón no puede evitar la suciedad a no ser que sea usado todos los días." Exacto replicó el sacerdote, exacto.