Domingo de Resurrección, 31 de Marzo de 2013

San Juan  20, 1 - 9
      

 Domingo de Resurrección
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  1. La Resurrección: Cristo ha resucitado. Cristo vive. Aleluya. Esta es la gran noticia. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Dios ha resucitado a Jesús. El rechazado por todos ha sido acogido por Dios. El despreciado ha sido glorificado. El muerto está más vivo que nunca. Ahora sabemos cómo es Dios. Un día él «enjugará todas nuestras lágrimas, y no habrá ya muerte, no habrá gritos ni fatigas. Todo eso habrá pasado». 
  2. La Pascuaestamos alegres, no porque han desaparecido el hambre y las guerras, ni porque han cesado las lágrimas, sino porque sabemos que Dios quiere la vida, la justicia y la felicidad de los desdichados. Y lo va a lograr. Un día, «enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte, ni habrá más llanto, ni gritos, ni dolor» Un día, todo eso habrá pasado. Esta alegría pascual impulsa al creyente a perdonar y acoger a todos los hombres, incluso a los más enemigos, porque nosotros mismos hemos sido acogidos y perdonados por Dios.
  3. La Vida«Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos». Los hombres podrán destruir la vida de mil maneras, pero si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que sólo quiere la vida para sus hijos.


REFLEXIÓN
    Cristo obedeció a su Padre hasta el último momento. La Resurrección de Cristo es un signo de esperanza para nosotros los hombres ya que sabemos que Cristo nos liberó del pecado y que nos está esperando en el Cielo. 
   Tenemos que estar en una actitud de agradecimiento a Cristo por su sufrimiento y debemos seguir lo que El nos ha enseñado. Ahora El nos invita a negarnos a nosotros mismos y a seguirlo, a seguir con sus mandamientos, a imitar sus virtudes y a predicar su evangelio no con nuestra boca sino con acciones. 
   Debemos de vivir en torno a la vida eterna ya que lo que al final de la vida contará será lo que hayamos hecho por Dios y por los demás. Aprendamos a vivir realmente como buenos católicos siendo siempre ejemplo en el lugar que nos encontremos.

PARA LA VIDA

   Un sabio teólogo había ido, cuando él estaba todavía de novicio, a celebrar la Pascua en el convento. El Sábado Santo por la mañana había subido al púlpito con varios libros. 
   Durante dos largas horas, había predicado a los ingenuos monjes, empleando palabras sabias, para explicarles el misterio de la Resurrección. Hasta entonces los monjes consideraban la resurrección de Cristo como cosa simplísima, naturalísima; jamás se habían preguntado acerca del cómo ni del por qué… 
  La Resurrección de Cristo les parecía tan simple como la salida diaria del sol y ahora este teólogo erudito con todos sus libros y toda su ciencia embrollaba todas las cosas… Cuando se hubieron recogido en las celdas, el viejo Manasés dijo a Manuel: Que Dios me perdone, hijo, pero este año es la primera vez que no he sentido a Cristo resucitar". (Nikos Kazantzakis).
“FELICES PASCUAS, EL SEÑOR RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA”