5° Domingo de Cuaresma, 22 de Marzo 2015, Ciclo B


San Juan 12,  20 - 33 

" Hay que Morir Para Vivir"
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  1. Sacrificio:  Ha llegado la hora. Todos, judíos y griegos, podrán captar muy pronto el misterio que se encierra en su vida y en su muerte: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Cuando Jesús sea alzado en la cruz y aparezca crucificado sobre el Gólgota, todos podrán conocer el amor insondable de Dios, se darán cuenta que Dios es amor y sólo el amor vence a la muerte. Se sentirán atraídos por el Crucificado, por el amor. Él es la manifestación suprema del amor de Dios. Cuando sea crucificado, todos podrán ver con claridad la verdadera grandeza y eterna gloria que esconde la Cruz.
  2. "Un Grano": Jesús emplea una imagen sencilla que todos podemos entender:«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto». Si el grano muere, germina y hace brotar la vida, pero si se encierra en su pequeña envoltura y guarda para sí su energía vital, permanece estéril. Esta bella imagen nos descubre una ley que atraviesa misteriosamente la vida entera.  Es la dinámica que hace fecunda la vida de quien sufre movido por el amor. Es una idea repetida por Jesús en diversas ocasiones: Quien se agarra egoístamente a su vida, la echa a perder; quien la entrega, genera más vida.
  3. REFLEXIÓN 
    “ Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto ” 
   No es difícil comprobarlo. Quien vive exclusivamente para su bienestar, su dinero, su éxito o seguridad, termina viviendo una vida estéril: su paso por este mundo no hace la vida más humana. Quien se arriesga a vivir en actitud abierta y generosa, difunde vida, irradia alegría, ayuda a vivir. No hay una manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más humana y llevadera. 

   ¿Cómo podremos seguir a Jesús si no nos sentimos atraídos por su amor y su estilo de vida? Nos pasamos la vida tratando de evitar sufrimientos y problemas. La cultura del bienestar nos empuja a organizarnos de la manera más cómoda y placentera posible como si fuera el ideal supremo. Sin embargo, hay sufrimientos y renuncias que se necesita asumir si queremos que nuestra vida sea fecunda y creativa. 

   La obsesión por el propio bienestar empequeñece a las personas. Quien se acerca directamente a Jesucristo y sintoniza con Él su vida, descubre todo lo que Él puede aportarnos para encontrar un sentido acertado a nuestra vida, para vivir con dignidad y sensatez, y para caminar día a día movidos por una esperanza indestructible. “Morir dando vida, es vivir”.



MOTIVACIÓN

    Un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría. Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo. 

   Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza? El rey le dijo: “Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré”. 

   Al término del paseo, el rey le preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas? La persona respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara”. El rey le dijo: “Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera”. Si sembramos en nuestro corazón frutos de amor, buscando una luz que ilumine nuestra alma, ellos  serán la escalera para llegar al cielo.