2° Domingo de Pascua, 12 de Abril 2015, Ciclo B


San Juan 20,  19 - 31 

"Domingo de la Misericordia"
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  1. Camino de Fe”: Jesús vive y está de nuevo con ellos”. La fe cristiana crece en nosotros cuando nos sentimos amados y atraídos por ese Dios cuyo rostro podemos vislumbrar en el relato que los evangelios nos hacen de Jesús. Entonces, su llamada a confiar tiene en nosotros más fuerza que nuestras propias dudas. "Dichosos los que crean sin haber visto". Sólo cuando ven a Jesús resucitado en medio de ellos, el grupo de discípulos se transforma.  Recuperan la paz, desaparecen sus miedos, se llenan de una alegría desconocida, notan el aliento de Jesús sobre ellos y abren las puertas porque se sienten enviados a vivir la misma misión que él había recibido del Padre.
  2. ”Todos Unidos”: La fe cristiana crece en nosotros cuando nos sentimos amados y atraídos por ese Dios cuyo rostro podemos palpar en el rostro de los amados de Jesús, los que sufren. Entonces, su llamada a confiar tiene en nosotros más fuerza que nuestras propias dudas. Necesitamos descubrir a Jesús en las llagas de nuestros hermanos. Necesitamos vivir de su presencia viva, recordar en toda ocasión sus criterios y su Espíritu, pensar constantemente en su vida, dejarle ser el inspirador de nuestra acción. Él nos puede transmitir más luz y más fuerza que nadie. Él está en medio de nosotros comunicándonos su paz, su alegría y su Espíritu.
REFLEXIÓN

   La resurrección tiene que disipar nuestros miedos, debe ser fuerza para despertar la alegría de Dios. Cristo resucitado está en el centro de la Iglesia, pero su presencia viva, a veces, no está arraigada como debiera. Falta una fe viva en nuestras comunidades, las cuales tendrán que aprender a vivir de la fe, deberán llenarse de su Espíritu y tendrán que recordar sus palabras y realizar sus gestos. 

   Como con los discípulos,  Jesús, está con nosotros llenándonos de vida eterna. Los discípulos experimentan una paz honda y una alegría incontenible. Las fuentes evangélicas, tan sobrias siempre para hablar de sentimientos, lo subrayan una y otra vez: el resucitado despierta en ellos alegría y paz. Es tan central esta experiencia que se puede decir, sin exagerar, que de esta paz y esta alegría nació la fuerza evangelizadora de los seguidores de Jesús.

PARA LA VIDA
        Al pequeño Roberto, la maestra le encargó una tarea: “investigar qué es la fe en Dios” de regreso a la casa le preguntó a su tío” ¿Qué es la fe en Dios? Su tío con una amplia sonrisa respondió: bien Roberto vamos a la playa allí te enseñaré ¿Qué es la fe en Dios? Vivian cerca a las playas de Cancún. Una vez llegaron, le entregó el chaleco salvavidas  “Pero yo no sé nadar” dijo el niño, no hay problema, comienza a caminar hacia el mar de espaldas. 

       Llegará un momento en el que sentirás que tus pies no tocan tierra. Déjate ir y arrójate de espaldas. No te hundirás, ya que el chaleco te hará flotar”. Roberto estaba aterrado, “no tío, no quiero”. “¡hazlo”! estaré junto a ti para que no temas. El niño en un acto de valentía dio el primer paso ¡Ya no tocaba tierra y floto en el mar gracias al chaleco. Felices ambos salieron del mar. Camino a casa, su tío le explico: “En esto consiste la fe en Dios: el mar representa la vida. Yo represento a Dios y el chaleco representa la fe. El primer paso es confiar en Dios Él estará junto  a ti”