2° Domingo del Tiempo Ordinario, 17 de Enero 2016, Ciclo C


San Juan 2, 1 - 11


" Las Bodas del Amor Divino"

  1. Un Gesto de Amor: la madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuente de que "no les queda vino" y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús. Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Lo sabían todos. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María no se equivoca. Jesús interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de excelente calidad. Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios.
  2. Jesús, Camino del Salvación: su Madre sabe que Jesús es el único que puede ayudarlos en ese momento de angustia. Cómo podemos pretender seguir a Jesús sin cuidar más entre nosotros la alegría y el amor?, ¿qué puede haber más importante que esto en la Iglesia y en el mundo?, ¿hasta cuándo podremos conservar en tinajas de piedra una fe triste y aburrida?, Nada puede ser más triste que decir de una comunidad cristiana: no les queda vino. Busquemos en Jesús gestos de bondad, amor, humildad y ayuda para los demás. 
PARA LA VIDA

   Un hombre regañó a su  pequeña hija de 5 años por desperdiciar todo un rollo de papel de regalo para envolver una caja. La niña, a pesar del regaño, dejó la caja envuelta en el cuarto de su padre. Y feliz se  la entregó a su padre diciéndole: "Esto es para ti, papi”. 
   Él, sintió vergüenza de la reacción del día anterior y emocionado, abrió el regalo. Pero al ver que en el interior de la caja no había nada, le dijo en tono molesto a su hija: "Señorita, cuando se hace un regalo siempre tiene que haber algo dentro”
   La pequeña, medio llorando le dijo: "Pero papi, no está vacía, la llené de besos para ti". El padre, conmovido, abrazó a su hija y le pidió perdón. Con el tiempo, la niña creció y se fue a vivir muy lejos. Su padre, cada vez que la echaba de menos, metía su mano en la caja y sacaba un beso imaginario. 
   Así se llenaba de todo el amor que le regaló su hija. Busquemos en nuestro corazón regalos con gestos que el Señor nos envía a diario manifestando su amor, bondad, alegría, fe, y una vida llena de milagros junto a su gran y bondadoso corazón.