4° Domingo del Tiempo Ordinario, 31 de Enero 2016, Ciclo C


San Lucas 4, 21 -30


" Jesús, Camino de Salvación"
  1. La Palabra de Dios Fuente de Salvación: Jesús es y actúa como profeta. No es un sacerdote del templo ni un maestro de la ley. Su vida se enmarca en la tradición profética de Israel. A diferencia de los reyes y sacerdotes, el profeta no es nombrado ni ungido por nadie. Sólo por Dios y su autoridad proviene de Dios, empeñado en alentar y guiar con su Espíritu a su pueblo amado, cuando los dirigentes políticos y religiosos no saben hacerlo. No es casual que los cristianos confiesen a Dios encarnado en un profeta. Los rasgos del profeta son inconfundibles. En medio de una sociedad injusta donde los poderosos buscan su bienestar silenciando el sufrimiento de los que lloran, el profeta se atreve a leer y a vivir la realidad desde la compasión de Dios por los últimos. Su vida entera se convierte en "presencia alternativa" que critica las injusticias y llama a la conversión y el cambio.
  2. Una Misión de Amor: Jesús se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación. Él no está interesado en buscar su propio interés, cada gesto palabra y es una misión de amor por cada ser humano que sufre por culpa del pecado. Jesús por amor se entregó para aliviar al mundo que sufre de miseria y sacarlo de la esclavitud de la desobediencia. Sus palabras nos llenan de aliento para seguir buscando un camino que nos lleve a la verdadera fuente de la alegría y el amor. Por eso Él tiene palabras de vida eterna.
REFLEXIÓN 

   Nos da miedo ser diferentes. Hace mucho tiempo que está de moda «estar a la moda». Y no sólo cuando se trata de adquirir el traje de invierno o escoger los colores de verano. El «dictado de la moda» nos impone los gestos, las maneras, el lenguaje, las ideas, las actitudes y las posiciones que debemos defender. Se necesita una gran dosis de coraje y de valor para ser fiel a las propias convicciones, cuando todo el mundo se acomoda y adapta «a lo que se lleva».
   Es más fácil vivir sin un proyecto de vida personal, dejándose llevar por los acontecimientos y los convencionalismos sociales. Es más fácil instalarse cómodamente en la vida y vivir superficialmente según lo que nos dicten. El error de cada ser humano es confiar en la palabra del otro, pues bien se dice que solo Dios es fiel a nuestro llamado a nuestros ruegos. Él es fiel y nunca abandona al pobre y atribulado.
   Dios es fiel en su palabra y no altera lo que está escrito; es la ley que hay que seguir, aunque muchos buscan cambiarla según su propio interés. ¿Será que Dios también busca un interés en cada uno de nosotros? NO. Él busca un  corazón  sensible a la palabra que nos regala para acogerla como camino de salvación.
PARA LA VIDA

    Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, después de comprobar que el sueño no se había cumplido, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. – ¡Qué desgracia mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad. Exclamó el sabio. – ¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! gritó el Sultán enfurecido y a continuación llamó a la guardia y ordenó que le dieran cien latigazos al sabio. 
   Más tarde ordenó que llamaran a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: – ¡Oh, gran Señor! Una gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos tus parientes. Se iluminó el semblante del Sultán y con una gran sonrisa, ordenó que le dieran cien monedas de oro. 
   Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: – ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a él con cien monedas de oro. –Amigo mío, todo depende de la forma en que se digan las cosas.