San Lucas 18, 1 - 8
“ Orar sin Desanimarse "
REFLEXIÓN
Las lecturas de la misa de hoy están referidas a la necesidad que tenemos de ser perseverantes en la oración. En el evangelio, el Señor pone como ejemplo una situación humana y hace la comparación: si una persona es capaz de ceder ante la insistencia de quien pide algo, aunque sea por una cuestión de saturación y de cansancio, qué no hará Dios que además es bueno y nos ama? Sin embargo, vamos a detener nuestra reflexión en una expresión que Jesús dice al final de su enseñanza: Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos se hará justicia”.Ante la insistencia del hombre, Dios va a responder con justicia. Algunas veces nos pasa que nos desilusionamos porque decimos que Dios desoye nuestra oración. Y esto no es así. En numerosas oportunidades pedimos cosas que no nos convienen, o manifestamos deseos que son contrarios al amor. Y Dios siempre actúa con justicia y de acuerdo con su voluntad. No debemos cansarnos de orar. Y si alguna vez comenzamos a sufrir el desaliento o el cansancio, tenemos que pedir a quienes nos rodean que nos ayuden, sabiendo que ya en ese momento el Señor nos está concediendo otras gracias, quizás más necesarias que lo que estamos pidiendo. Perseverar en la oración es el punto de partida para alcanzar la paz, la alegría y la serenidad. En la confianza de que nada puede contra una oración perseverante, le vamos a pedir hoy al Señor, que con la intercesión de María nos conceda la gracia de alcanzarla. Ya san Benito enseñaba a sus monjes: "Ora et labora". "Ni ores sin trabajar, ni trabajes sin orar". Desde entonces está claro que no estamos hablando de dos caminos, sino de un único y solo camino en el que se entrecruzan la oración y la acción, la reflexión y la lucha diaria. En la iglesia se ora, pero activamente, metiendo en la oración los trabajos y las preocupaciones del día. En donde quiera que estemos, nuestro corazón necesita conectarse con el Amor supremo y fuente de todo. La oración no es otra cosa que sabernos creaturas, frente nuestro creador.
PARA LA VIDA
Antes de la visita, Williams confió a su colaborador Paul Dietrich: “Pablo, sabes que el Sida no es mi enfermedad preferida y no quiero dar dinero para esa causa, pero tengo una santa católica que viene a verme y no sé qué hacer”. Decidieron recibirla con cortesía, escucharla y decirle que no. Madre Teresa entró en la oficina, les expuso su proyecto y les pidió la ayuda económica. Wlliams le dijo:”Nos conmueve su petición, pero no es posible”. Madre Teresa contestó: “Vamos a rezar”. Williams y Paul bajaron sus cabezas y terminada la oración Madre Teresa hizo la misma súplica. De nuevo Williams le dijo que no era posible. Madre Teresa dijo una vez más: “Vamos a rezar”. Williams, exasperado, miró al techo y dijo: “Está bien, está bien. Paul tráeme la chequera”. Madre Teresa no se dejó intimidar por las negativas del abogado y salió de la importante oficina con un cheque. Madre Teresa, como la viuda del evangelio, persevera en la oración, llama a las puertas de los jueces y abogados de este mundo y alcanza la justicia que los más pobres del mundo son merecedores. |