Solemnidad Santa María Madre de Dios, 1 de Enero 2017, Ciclo A


San Lucas  2, 16 - 21

¡Alégrate, El Señor está Contigo!

    Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.

  1. La Madre: la figura de María, la presenta con una actitud contemplativa, que contrasta con la exultación gozosa de los pastores. La acción de Dios, la Palabra de Dios, obliga a meditar para hacerse disponible a lo que Dios espera. No es tiempo perdido. Nuestra realidad humana no puede intuir todo en un momento, por esto necesitamos reflexión, oración. 
  2. El Niño Jesús: Él es el príncipe de la paz y, por eso, en Belén los ángeles cantaron: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”, y el Señor ama a todos los hombres; por eso también, en la Última Cena, dijo a sus apóstoles: mi paz os dejo, mi paz os doy. Finalmente, cuando resucitado se aparecía a los discípulos les saludaba diciendo: “la paz sea con vosotros”. Cristo nos trajo la paz, que es don de Dios, y quiere que todos vivamos en paz. 
  3. Los Pastores: hoy, son todas esas personas que están dispuestas a escuchar la voz de Dios. Hoy nosotros deberíamos restar importancia a la parte romántica de imaginarnos a los pastores corriendo hacia Belén, y en cambio concentrar nuestra atención en la actitud de los pastores, en su disponibilidad para ponerse en camino y preguntarnos si es esa la actitud que nosotros tenemos ante Dios. 
  4. Un Nuevo Año: hacemos muchas cosas a lo largo de la vida. Todos comenzamos un año nuevo, pero todos de manera distinta. Algunos con la incertidumbre quizás de perder su puesto de trabajo. Otros con el gozo de esperar un nuevo hijo. Alguien con la angustia de entrar en el último año de su vida. Otro con la ilusión de crear un nuevo hogar. 
  5. La Salvación: lo decisivo es estar más atentos a lo mejor que se despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. No hay que esperar  nada. Hoy mismo puede ser para mí un día de salvación. “Construyamos juntos un mundo más consciente y misericordioso y, por tanto, más libre y justo”. 

  6. REFLEXIÓN 
   Hoy la Iglesia celebra la Maternidad de María. Es esa maternidad, es el ser la Madre de Jesús, la causa y el fundamento del culto y la devoción que los católicos profesamos a María. Por eso hoy queremos rendirle homenaje a una Madre, con todo lo que significa humanamente esa palabra, porque María fue Madre, María engendró, dio a luz, amamantó y educó a Jesús, el Salvador. Y como el pueblo católico venera a María, entonces es bueno que hoy pongamos especial atención en la dignidad de la mujer. En los evangelios, la mujer tiene un lugar importante, no sólo María, sino también las mujeres que acompañan a Jesús hasta el pie de la cruz y que son las primeras en reconocerlo como resucitado.


   El mismo Dios ha querido encarnarse en el seno de una mujer. Desde entonces, podemos decir que «lo femenino es camino hacia Dios y de Dios». 

   La humanidad necesita siempre de esa riqueza que asociamos a lo femenino porque, aunque también se da en el varón, se condensa de una manera especial en la mujer: intimidad, acogida, solicitud, cariño, ternura, entrega al misterio, gestación, donación de vida. 

  Siempre que marginamos a María de nuestra vida, empobrecemos nuestra fe. Y siempre que despreciamos lo femenino, nos cerramos a cauces posibles de acercamiento a ese Dios que se nos ha ofrecido en los brazos de una madre.


   Pasarán las hojas del calendario y, ojalá con esas hojas, sean fecundas también nuestras buenas obras, nuestro encuentro con los demás, el crecimiento espiritual de cada uno de nosotros, la comunión con la Iglesia que desea vida nueva para nuestra existencia, la renovación de nuestras familias desde el temple evangélico o la sensibilidad con los más desfavorecidos. Año Nuevo sólo será posible si, en verdad, cambian las estructuras y –en esas estructuras– damos lugar no a ideologías que lo desbaratan todo sino a ideas que son comunes a todos y que pueden aportar reconciliación, paz, progreso (del bueno y no sectario) y sobre todo sentimientos de paz y de esperanza. Que Santa María, Madre de Dios, nos acompañe en este itinerario.

    PARA LA VIDA 


   «En cada comienzo hay algo maravilloso que nos ayuda a vivir y nos protege». Qué verdad se encierra en estas palabras cuando uno mira todo comienzo con ojos de fe. De nuevo se nos regala un tiempo lleno de posibilidades intactas. ¿Cómo será el nuevo año? ¿Aprenderemos a distinguir lo esencial de lo secundario? Tendremos tiempo para trabajar y para divertirnos, para sufrir y para disfrutar; ¿tendremos tiempo para crecer como personas y como creyentes? Una cosa es segura, Dios «tendrá tiempo» para nosotros, todo su tiempo, pues nos acompañará con amor día a día.
    MUCHAS BENDICIONES 
   En el designio de Dios, que es fuente de la maternidad, ésta es siempre una bendición: como a María, se puede decir a toda madre: "Bendito el fruto de tu vientre". Una bendición primeramente para la misma mujer, que mediante la generación da cumplimiento a la aspiración más fuerte y más noble de su constitución, de su psicología y de su intimidad. Bendición para el matrimonio, en el que el hijo favorece la unidad, la entrega, la felicidad. Bendición para la Iglesia, que ve acrecentar el número de sus hijos y la familia de Dios. Bendición para la sociedad, que se verá enriquecida con la aportación de nuevos ciudadanos al servicio del bien común. 
    ¡FELIZ AÑO NUEVO!